Edited by Amy Wong
La Organización del Atlántico Norte (OTAN), respondiendo a directrices del Pentágono, ha lanzado una “exitosa ofensiva” en Afganistán. El resultado es de decenas de civiles muertos… por error.
Tienen malas costumbres estos afganos: ser parecidos entre ellos, vestirse como ellos, pensar que esa es tierra de ellos y que tienen derecho a darse los gobiernos que ellos quieren, comer como ellos quieren, tener costumbres que son propias de ellos.
Y claro combatir como lo saben hacer ellos desde hace siglos contra los invasores, a quienes han intentado, infructuosamente según constata la historia, ocupar sus tierras, instalarse como dueños para utilizar su territorio, para “Gloria de su Majestad” o “en nombre de Dios”, en realidad como base de operaciones apuntando a otros países de la región (Rusia, China, India), que instalan gobernantes y preparan traidores para asesinar a su propio pueblo. O venderle opio y heroína al mundo
Todo lo cual, según unos analistas de la metrópolis de hoy, los propagandistas del imperio, es claramente contrario a los valores cristianos y occidentales, que en nombre de un Dios ajeno y unos intereses geopolíticos, y financieros, buscan imponer a sangre y fuego.
Según parece el Premio Nobel 2009, Barack Obama, ha debido ceder ante los centuriones de la industria militar y los estrategas de la guerra dejando de lado la retórica. Y es de nuevo el lenguaje belicista, altanero el que impera en Washington, que parece dispuesta a darles una lección a esos rebeldes montañeses que se resisten a ser esclavos, o que quisieran un pais soberano, sin tropas de ocupación ni gobiernos peleles.
Entonces, en los hechos concretos, según el criterio de la práctica, Obama no parece ser tan pacífico, ni los afganos tan convencidos de las bondades de una democracia impuesta manu miltari.
Lo cierto es que la maquinaria militar de la OTAN, llamada eufemísticamente Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) lanzo la llamada Operación Moshtarak, (Juntos, en idioma dari), es una típica operación de castigo contra un territorio y un pueblo en rebeldía contra el invasor colonial.
El general James Jones, consejero de Seguridad Nacional de Obama se ha apresurado en asegurar el “éxito” de la operación, que incluye a 5 mil soldados estadounidenses, otros miles de británicos, y efectivos de Dinamarca, Estonia y Canadá, y unos 2000 efectivos locales en lucha contra los 80 mil habitantes de Marjah, objetivo de la operación.
Y el plan del Premio Nobel de la Paz es enviar a Afganistán 30 mil soldados más, utilizando las más sofisticadas armas del arsenal, pero que no podrán evitar empantanarse en la guerra.
Jones aseguró que “el presidente Karzai”, instalado en el poder a través de unas “elecciones” con el dedo en el gatillo, ha apoyado la operación , advirtiendo que a diferencia de lo ocurrido en el pasado, las fuerzas internacionales y estadounidenses no se retirarán de la zona tras haber tomado el control, sino que se quedarán para crear oportunidades económicas y un entorno seguro con la ayuda del gobierno local”.
Es decir tras la tierra arrasada, la ocupación territorial, las tropas utilizadas como gendarmes.
Uno podría decir, “Remember Vietnam”, pero lo claro es que si se quedan no podrán dormir tranquilos, y deberán pagar el costo de la ocupación: es decir serán muchos los ataúdes que volverán a los países que mantienen tropas y son cómplices de semejantes acciones.
Una vez más en la historia, se ha dado un excelente motivo de lucha a los afganos. Ya sucedió con los ingleses, también con los soviéticos y sus soldados pagaron el costo de una derrota vergonzante a manos de esos montañeses descalzos, pero armados de una voluntad de lucha inquebrantable.
Sucederá lo mismo con los estadounidenses y la OTAN, a menos que hagan desaparecer el país de la faz de la tierra.
Hay que decir que esta guerra comenzó mucho antes del 11 de septiembre de 2001, como una respuesta al brutal atentado contra las Torres Gemelas. Ya antes se había desarrollado las operaciones encubiertas para hostigar a la Unión Soviética, se entreno y financió a los talibanes.
No hay que olvidar que Osama Bin Laden fue entrenado por la CIA tanto en su preparación guerrillera como en los manejos bancarios para financiar la los 35 mil efectivos de 40 países que combatieron a las fuerza soviética instaladas en Afganistán, desde 1979 a 1989.
De manera que el combate de hoy contra los talibanes es solo un paso más en los objetivos estadounidenses de mantener en territorio de Afganistán de una base de operaciones regional y a falta de “obamas” confiables, han debido instalarse ellos mismos. Y hacer el trabajo sucio con sus propias manos.
En estas circunstancias históricas y escenario geográfico, no es posible esperar , ni siquiera que una victoria militar sea posible ni una solución. Podrán asesinar en acciones terroristas a líderes rebeldes, como de hecho se está haciendo en estos días, pero eso solo alimentará nuevas y mayores rebeldías, y generará nuevos combatientes, es decir alimentarán la espiral de violencia, terrorismo y guerra asimétrica que tanto dicen temer., y con razón.
Es decir Afganistán desatará la inseguridad a nivel global. Y no podrán quejarse de haber desatado los demonios.
Que el uso y abuso de la fuerza bélica no es la vía mas aconsejable para hacer un mundo seguro y justo debiera saberlo el Premio Nobel de la Paz 2009.
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