The Paradox of Nuclear Disarmament

Published in Argenpress.info
(Argentina) on 10 March 2010
by Manuel E. Yepe (link to originallink to original)
Translated from by Alexander Castillo. Edited by Brigid Burt.
The latest federal budget request submitted to Congress by President Obama includes a large increase in spending for nuclear weapons. Such an increase contradicts Obama's speech in Prague last April when he seemed to signal a commitment to significant nuclear disarmament. Now it's a question of whether Congress will reject the Obama budget request — a strategy it used more than once to keep President George W. Bush from pursuing new nuclear weapon programs.

Scientist Greg Mello described this issue as “The Obama Disarmament Paradox” in an article published by the Bulletin of Atomic Scientists, a Chicago-based online magazine.

The Feb. 4 article caused controversy within the Bulletin itself. On Feb. 24, John Isaacs, executive director of the Center for Arms Control and Nonproliferation, and Robert Gard, a consultant on international security and education for the Center, published a rebuttal on their colleague Mello’s work, which may be summarized as follows:

“Barack Obama's commitment to a nuclear-weapon-free world and his large budget request for the nuclear weapons complex are not inconsistent as some claim. It is only prudent to seek the necessary funding to keep the U.S. nuclear arsenal safe, secure and reliable until a nuclear-weapon-free world can be achieved.

“More largely, Obama should be given more time to follow through on his articulated disarmament agenda before he is deemed a success or failure.”

In explaining the inconsistency between the budget requested by the president and his views on disarmament, Mello argues that there is no evidence that Obama has or ever had his own vision about disarmament. He recalls that in Prague, the president simply spoke of how he envisions a world without nuclear weapons, but until that happens, “the United States will maintain a safe, secure and effective arsenal to deter any adversary, and guarantee that defense to our allies.”

Mello stressed that “since nuclear weapons don't, and won't ever, ‘deter any adversary,’ this too was highly aspirational, if not futile.”

An “effective” arsenal intended to deter “any” adversary would require endless innovation and continuous investment, including investments destined to enhance deterrence, which is what Obama really meant in Prague.

Mello believes that in relation to the U.S. nuclear stockpile, the promise of such investments, not disarmament, was the operative message being transmitted in Prague.

In fact, when the president delivered his speech, the proposed new investment for "extended deterrence" was already being packaged for delivery to Congress, according to Mello.

The scientist observed that for the implementation of his alleged "disarmament vision," Obama spoke vaguely in Prague of reducing “the role of nuclear weapons in national security strategy," perhaps referring to the contrast between the official discourse about nuclear doctrine and the reality that shows the facts. He also promised to negotiate with the Russians on a new Strategic Arms Reduction Treaty (START) but nothing further.

In his retort to the objections of his colleagues Isaacs and Gard, Mello said that they do not provide any new information and that they only reiterated the views of the administration on these matters. They confuse "disarmament" with "nonproliferation issues and initiatives,” which are very different things. Besides, they have not taken into consideration that since Obama’s speech, the White House has not taken any significant action.

“If Obama wants to decrease the role of nuclear weapons in national security, and expects anybody to believe him, he must actually do so. Building thousands of significantly upgraded bombs (a process already underway) with new requests to develop and produce more types of upgraded bombs and the factories to make them isn't disarmament. It's the modernization of the country's nuclear weapons complex, along with its arsenal, for the long run,” says Mello.

Ironically, Mello warned, it is possible that the removal of 4,000 warheads, agreed upon in the Moscow Treaty and other treaties under George W. Bush, surpasses what Obama can do on disarmament.

Regarding the creation of armament reserves, Bush had many more plans than the ones Congress hardly approved. That's why, in his last three years in office, the budgets for nuclear warheads fell.

Now, with Congress on its side and in the case of a president who is in favor of disarmament, congressional restrictions have been lifted to presidential requests of this nature. “What Obama mainly seems to be ‘disarming’ is congressional resistance to variations of some of the same proposals Bush found it difficult to authorize and fund,” says Mello.

This is what gives away the principal and most alarming paradox!


La más reciente solicitud de presupuesto federal presentada al Congreso por el Presidente de los Estados Unidos incluye un gran aumento de las cifras para
armas nucleares, algo que contradice lo que declarara Barack Obama en un discurso pronunciado en abril último, en Praga, en el que parecía dispuesto a
un compromiso significativo en aras del desarme nuclear. Ahora, habrá que ver si el Congreso rechaza la solicitud de Obama, como lo hizo más de una vez
para impedir a George W. Bush desarrollar nuevos programas nucleares, o si por el contrario la aprueba.

Así describió esta paradoja el científico Greg Mello en artículo titulado “The Obama disarmament paradox” (La paradoja sobre desarme de Obama), incluido
en el Boletín de Científicos Atómicos que se divulga digitalmente desde Chicago, Estados Unidos,

Este trabajo, fechado el 4 de febrero, originó una polémica -en el propio Boletín- con John Isaacs, Director Ejecutivo del Centro para el Control de Armamentos
y la No Proliferación, y el consultor sobre seguridad internacional y educación del propio Centro, Robert Gard, quienes publicaron el 24 de febrero una
refutación al trabajo de su colega Mello, que se resume así:

“El compromiso de alcanzar un mundo libre de armamento nuclear que formulara Obama no es incongruente con su solicitud de incremento del presupuesto para
armas nucleares complejas. Es procedente, por tal motivo, recabar los fondos necesarios para mantener un arsenal nuclear en Estados Unidos que sea confiable,
seguro y protegido, hasta que se pueda lograr ese objetivo. Obama merece que se le permita más tiempo para que articule su programa de desarme antes de
que se considere éste un éxito o un fracaso”.

Al explicar la incompatibilidad entre el presupuesto que solicita el Presidente y su punto de vista acerca del desarme, Mello arguye que no existe evidencia
de que Obama tenga, o alguna vez haya tenido, una visión propia sobre el desarme. Recuerda que, en Praga, el Presidente simplemente habló de que aspira
a un mundo sin armas nucleares, y declaró que, hasta tanto eso ocurra, EEUU “mantendría un arsenal seguro, confiable y efectivo para disuadir a cualquier
adversario y garantizar esa defensa de nuestros aliados”.

Subrayaba Mello que “comoquiera que las armas nucleares no han podido y nunca podrán disuadir a ningún adversario, esta última razón es apenas una aspiración,
si no una trivialidad”. El solo hecho de que se pretenda un arsenal “efectivo” que disuada a “cualquier” adversario, significa que requeriría de interminables
innovaciones y continuas inversiones, incluyendo aquellas destinadas a intensificar la disuasión, que es a lo que en verdad se refería Obama en Praga.


Para Mello, en lo que atañe a los arsenales nucleares de Estados Unidos, el mensaje operacional que transmitía el discurso en Praga era la promesa de tales
inversiones y no de un desarme.

De hecho, cuando el Presidente formulaba ese discurso ya la propuesta de nuevas inversiones para la “disuasión ampliada” estaba siendo empacada para su
envío al Congreso, según Mello.

Observaba el científico que para la ejecución de su supuesta “visión del desarme”, Obama habló en Praga vagamente de “reducir el papel de las armas nucleares
en la estrategia de seguridad nacional”, quizás refiriéndose a la contraposición entre el discurso oficial acerca de la doctrina nuclear y la realidad
que expresan los hechos. También prometió negociar con los rusos un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), sin más precisiones.

En su contrarréplica a las objeciones de sus colegas Isaacs y Gard, Mello les señala que no proporcionan ninguna información nueva y solo reiteran los puntos
de vista de la Administración sobre estos asuntos y confunden “desarme” con “iniciativas de no proliferación”, que son cosas muy diferentes. Además, no
han tomado en consideración el hecho de que no ha habido ninguna acción significativa por parte de la Casa Blanca desde aquel discurso.

“Si Obama quiere reducir el papel de las armas nucleares en la seguridad nacional y espera que alguien le crea, deberá realmente hacerlo. Fabricar miles
de bombas actualizadas (un proceso ya está en marcha) y las fábricas para hacerlo no es desarme”, dice Mello.

Irónicamente, advertía Mello, es posible que el retiro de 4000 ojivas acordado en el Tratado de Moscú y otros pactados bajo la presidencia de George W.
Bush, excedan lo que pueda hacer Barack Obama en materia de desarme.

En lo que respecta a la creación de reservas armamentistas, Bush tenía pretensiones mucho mayores que aquellas que, a duras penas le aprobaba el Congreso.
Fue por eso que, en sus 3 últimos años de mandato, disminuyeron las partidas para ojivas nucleares.

Pero ahora, con el Congreso de su parte y tratándose de un Presidente que se declara partidario del desarme, han desaparecido las restricciones congresionales
a solicitudes presidenciales de este carácter. “Lo que Obama en última instancia parece estar desarmando es la resistencia del Congreso a aprobar y autorizar
fondos para variantes de ciertas propuestas para las que Bush no pudo obtener autorización y financiamiento” escribe Mello.

¡He ahí lo que delata la paradoja principal y más alarmante!
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