Time to Drill, Ladies and Gentlemen

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El negocio del petróleo no es de los que invitan a la moderación cuando opinar al respecto se trata. O se está en el bando de los que claman: “¡Perfora, nena, perfora!”, como decía en EEUU un eslogan de convención del Partido Republicano en 2008; o en la trinchera de quienes creen que el “oro negro” es la raíz de todos los males del mundo moderno. Por eso, a menudo los políticos están en la incómoda posición de escoger entre ser vistos como los protectores de la naturaleza o sus peores enemigos.

De ahí que la reciente decisión del Presidente Obama de extender los permisos de exploración petrolera a áreas anteriormente vedadas haya sido aplaudida por algunos y vilipendiada por otros. Lo curioso es que la idea de buscar petróleo en zonas como Alaska, hoy defendida por Obama, ya había sido promovida por su antecesor, George W. Bush, quien por cosas como esas se ganó el mote de “tejano tóxico”.

Es que el realismo económico se hace sentir con toda su fuerza cuando se está en el poder. EEUU consume cerca de una cuarta parte del petróleo mundial, pero sólo tiene un 2% de las reservas conocidas, como recuerda esta semana un editorial del New York Times. Visto así el asunto, mal puede darse el lujo de no intentar extraer el crudo que pueda encontrar en su territorio. Con lo cual, desde su retiro, el ex Presidente Bush bien puede estar sonriendo satisfecho y comentando, mientras lee el diario, “Vaya, vaya. ¿Quién es el ‘tóxico’ ahora, eh?”. (MOJ)

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