La suscripción del acuerdo de cooperación militar suscrito entre Brasil y los Estados Unidos constituye una dura bofetada para los países de la Alba y un serio revés para la naciente Unasur. Si bien Itamaraty ha procurado bajar el tono señalando que se trata de un mero acuerdo de “cooperación y diálogo” y que bajo ningún concepto podría compararse con el controvertido convenio suscrito entre Bogotá y Washington, este acercamiento provocará hondas fisuras en la Unasur. Todo esto en momentos en que los Estados Unidos redoblan sus acciones diplomáticas para fortalecer sus lazos militares con aliados como Perú, Chile y Colombia. El aislamiento de los países de la Alba va tornándose patético.
Hace menos de un año, en julio del 2009, Colombia y los EE.UU. suscribieron un acuerdo de cooperación militar que desató una tormenta sin precedentes en el Hemisferio. “Tienen planes para invadirnos (EE.UU.) y están ocupando nuestro flanco izquierdo, desde el norte, allá en la Guajira (colombiana), en el Caribe de Cartagena, hasta el sur, allá abajo, en el (río) Orinoco”, declaraba Chávez al enterarse de la existencia del convenio. Entretanto, el ministro de Seguridad del Ecuador, Miguel Carvajal, declaraba que no se podía descartar “una escalada de orden militar” entre Colombia y Ecuador. Los discursos antiimperialistas de los años sesenta tronaron con fuerza mientras las consultas y protestas al interior de Unasur mantuvieron en vilo al continente. Venezuela, por su parte, buscó atizar el fuego interrumpiendo los intercambios comerciales con Colombia y congelando toda clase de relaciones con su vecino del sur.
El convenio militar suscrito por el Brasil prevé, entre otras cosas, la cooperación en seguridad tecnológica, apoyo logístico, investigación y parámetros para la compraventa de arsenal militar. No hay duda de que este país, fiel a su tradición pragmática en política exterior, suscribió el acuerdo con la intención de que sus crecientes industrias militares penetraran en el gigantesco mercado norteamericano; empresas como Embraer podrían estructurar negocios sin precedentes con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Por todo esto, fuentes del Pentágono han dicho que se trata de “algo enorme” que los Estados Unidos venían buscando desde hace mucho tiempo y que estrechará las relaciones militares de manera significativa.
Es verdad que el acuerdo militar signado por el Brasil, a diferencia del perfeccionado por Bogotá y Washington, no contempla la utilización de bases ni la presencia permanente de personal militar en su territorio. Hay que anotar, sin embargo, que los dos acuerdos militares son un “Defense Cooperation Agreement” (DCA), muy similares en su naturaleza y concepto. Con esto, Brasil ha dejado sin piso a las naciones de la Alba.
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