What do Americans hate most? In theory, knowing this country, one would have to say, “the government.” But the [economic] crisis has changed everything. And now the banks have managed to square the circle; that is, annoy people more than the government. This is according to a poll by the Pew Research Center, the most prestigious public opinion firm in the U.S.
It sounds convincing — above all, because the poll was taken on the day when Americans hate the government most of all, the eve of April 15, the final due date for filing tax returns. And also because it came out before the latest Wall Street scandal, involving the sale by Goldman Sachs of assets it knew were going to fall in value. (Goldman was not an isolated case: Among the banks that have been investigated are the English bank Barclays, the German Deutsche Bank, the Swiss banks UBS and Credit Suisse, and the American banks Citigroup, Morgan Stanley and Bank of America.)
But that’s the way it goes: 69 percent of Americans have an unfavorable opinion of banks. This is just four points higher than the Executive and Legislative branches of government, tied at 65 percent. In third place, just one point behind the government, are the big corporations, with a 64 percent negative opinion.
These numbers give more political capital to Barack Obama, who is committed to reforming regulation of the U.S. financial system. In contrast to health care reform, where Obama just wanted some kind of reform to show the voters and never pressured Congress in favor of one option or another (as long as the system got changed, apparently), the White House is in up to their eyeballs in financial reform. And with the unpopularity of the banks, Obama has a great target.
Beyond the specific case of the banks, the Pew poll confirms the old theory that “crises are bad for society.” And for values. For example, they spread the idea that personal success depends more on luck than on work. And, linked to that, they reduce trust in government. In general, they reduce trust in everything: in government, in the private sector, in oneself and in others. It is even worse when, as in Spain or the U.S., the crises always follow speculative bubbles in which getting rich is the easiest thing in the world. This is the bipolar economy in which we live: the economy of boom and bust, as they say here.
And the worst moment in this cycle tends to happen during the economic recovery, as is now occurring in the U.S., because this is when businesses make money (Citigroup: $3.269 billion in the first quarter; Google: $1.443 billion; and today we will hear the results of Apple [$3.07 billion] and Goldman Sachs [$3.46 billion]). But this means nothing to the man on the street. In the U.S., for example, corporate profits are breaking records. But, per capita incomes are falling.
Maybe this explains the wave of nihilism in the supposed land of opportunity. Americans are pissed at everything and everyone. For now, the only institutions that are exempt from this existential pessimism are universities, churches, small businesses and, surprisingly, technology companies, which enjoy 68 percent of the public's support. Maybe this is because the sector is beginning to hire on a massive scale.
La banca, la institución con peor imagen en EEUU
20ABR 2010 04:18
¿Qué es lo que más detestan los estadounidenses? En teoría, conociendo este país, habría que decir: “el Gobierno”. Pero esta crisis lo ha cambiado todo. Y ahora los bancos han logrado la cuadratura del círculo: irritar más que el Gobierno. Así lo pone de manifiesto esta encuesta del Centro de Estudios Pew, el instituto de análisis de la opinión pública más prestigioso de Estados Unidos.
La cosa tiene mérito. Sobre todo, porque el sondeo se ha hecho cuando los estadounidenses odian más al Gobierno, es decir, en vísperas del 15 de abril, que es la fecha en la que concluye el plazo para la declaración del IRPF. Y porque, además, se ha producido antes de que estallase el nuevo escándalo de Wall Street de la venta por parte de Goldman Sachs de activos que el banco sabia que iban a caer (Goldman no era un caso aislado: entre los bancos investigados están el británico Barclays, el alemán Deutsche Bank, los suizos UBS y Cédit Suisse, y los estadounidenses Citigroup, Morgan Stanley y Bank of America).
Pero así son las cosas: el 69% de los estadounidenses tiene una opinión negativa de los bancos. Justo cuatro puntos más que el Ejecutivo y el Legislativo, empatados en el 65%. En tercer lugar, apenas un punto por detrás del Gobierno, están las grandes empresas, con un rechazo del 64%.
Estas cifras dan más capital político a Barack Obama, que se ha comprometido a reforzar la supervisión del sistema financiero de EEUU. Al contrario que en el caso de la reforma de la Sanidad, donde lo único que Obama quería era una reforma que enseñar al electorado y nunca presionó al Congreso a favor de una u otra opción (siempre, evidentemente, que el sistema cambiara), en esta reforma la Casa Blanca se ha involucrado hasta las cejas. Y con la impopularidad de los bancos, Obama tiene un buen blanco.
Más allá del caso concreto de los bancos, la encuesta del Pew confirma la vieja tesis de que las crisis son malas para la sociedad. Y para los valores. Por ejemplo, generan la idea de que el éxito personal depende más de la suerte que del trabajo. Y, ligado a eso, reducen la confianza en el Gobierno. En general, reducen la confianza en todo. En el Gobierno, en el sector privado, en uno mismo y en los demás. Máxime cuando, como en el caso de España o de EEUU, las crisis se suceden siempre tras episodios especulativos en los que parece que hacerse rico es lo más fácil del mundo. Es la economía bipolar en que vivimos: del ‘boom’ al ‘boost’, como dicen aquí.
Y el peor momento en esa tendencia suele llegar con las recuperaciones económicas, como en la que está ahora EEUU. Porque son momentos en los que las empresas ganan dinero (Citigroup: 3.269 millones de dólares en el primer trimestres; Google: 1.443 millones; hoy sabremos los resultados de Apple y Goldman Sachs). Pero la gente en la calle no lo nota. En EEUU, por ejemplo, los beneficios empresariales están batiendo records. Pero los ingresos per capita de los ciudadanos están cayendo.
Tal vez eso explique la oleada de nihilismo de la presunta Tierra de las Oportunidades. Los estadounidenses están cabreados con todo y con todos. Por ahora, sólo se salvan de ese pesimismo existencial las universidades, las iglesias, las pymes y, oh sorpresa, las empresas tecnológicas, que gozan del respaldo del 68% de la población. Tal vez sea porque ese sector está empezando a llevar a cabo contrataciones de forma masiva.
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