The Other Obamas

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Los otros “Obamas”

La conclusión más generalizada tras las primarias en Kentucky, Pennsylvania y Arkansas fue que peligran las sillas de los cargos electos porque la ciudadanía está harta de los políticos profesionales y quiere no sólo caras nuevas, sino nuevas formas de hacer política. Esa misma lógica fue la que hizo que un candidato como Obama, por quien nada hubiera dado un céntimo hace dos días, ganara todas unas presidenciales en los EEUU.

El fenómeno no es sólo local, sino global, como demuestran los casos de Nick Clegg, y Antanas Mockus en Colombia. De hecho, es curioso que su emergencia presente tantas similitudes con la de Obama, y en parte, sea producto de unas mismas pulsiones.

Al igual que en el caso del actual presidente de los EEUU, a pocos meses de las elecciones, sus candidaturas apenas despertaban el interés de los medios. De repente, todo cambió y ambos se convirtieron en los centros de atención de las campañas británica y colombiana. A todos ellos les acompañaba un cierto aire de ser la última moda.

La principal razón de su éxito fue que eran lo más alejado al político al uso que los electores encontraron en el menú electoral que se les ofrecía. Unos auténticos “outsiders”. En el caso de Obama, era obvio por su color de piel y biografía; en el de Mockus por su estilo -pocos candidatos presidenciales se han bajado los pantalones en público-; y en el de Clegg por su juventud, y su siglas, rendidas casi invisibles por el bipartidismo británico.

Las similitudes entre los tres no se terminan ahí. Curiosamente, todos ellos se sitúan en las antípodas del prototipo de candidato populista que uno esperaría que debería triunfar en un momento de crisis com el actual, tipo Haider, o Le Pen. Durante la campaña, a Obama se le acusó de hablar como un profesor en una clase, apelando a la razón, en lugar de a las emociones. También Mockus trata al electorado como si de un ente inteligente se tratara, y ofrece respuestas complejas ante los problemas del país. Quizás será por su condición, al igual que Obama, de profesor universitario.

Vistas todas estas coincidencias no es de extrañar que los tres hayan amalgamado a su entorno unas mismas coaliciones sociales: los jóvenes, el electorado urbano, y los votantes de mayor nivel educativo. Ello también sirve para explicar, en parte, su fulgurante emergencia, pues son estos sectores sociales quienes más se pueden movilizar por cuestiones políticas. A falta del dinero que otorga ser miembro del establishment, los “outsiders” necesitan para ganar una verdadera movilización popular.

En definitiva, que si usted alguna vez soñó en ser presidente, pero siempre pensó que su perfil no se cumplía los requisitos oficiales, este puede ser el momento de dar el salto. Es ahora o nunca.

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