Los presidentes Barack Obama y Felipe Calderón se reunieron en Washington el 19 de mayo en la segunda visita de Estado desde que el Presidente Obama tomó posesión del cargo. El protocolo y festividad de la visita de estado fueron apropiados para dos grandes países con profundas tradiciones históricas y ricas culturas. La visita también marcó una agenda que creará más empleos en ambos países, desarrollará nuevos mercados para la energía renovable, combatirá la amenaza del crimen organizado, y continuará fortaleciendo los lazos entre los pueblos de México y Estados Unidos.
La conexión personal es importante. El Presidente Calderón fue el primer jefe de Estado con quien se reunió el Presidente Obama tras ser electo. El Presidente Obama ha realizado dos visitas oficiales a México desde entonces.
La Primera Dama Michelle Obama hizo su primer viaje oficial sola al extranjero, a la Ciudad de México hace tan sólo seis semanas. Su visita a México aún está presente, aún resuena su afirmación a los jóvenes de que “sí se puede”. Estas visitas hablan con elocuencia sobre la importancia y cercanía de la relación entre Estados Unidos y México.
La visita de Estado también fue muy sustanciosa. Al tornar su atención a nuestra frontera compartida, nuestros presidentes confirmaron una visión que es transformadora. Asegurar el flujo expedito de viajeros y vecinos, así como el intercambio comercial en ambas direcciones entre el norte y el sur, es la base de nuestra prosperidad mutua. Detener los flujos ilegales – de armas y dinero en efectivo hacia el sur, y de drogas y trata de personas hacia el norte – es la clave de nuestra seguridad compartida. Los presidentes retaron a nuestros gobiernos a desarrollar mecanismos nuevos para los puertos internos y la preinspección de bienes que conlleva el concepto de flujos rápidos y seguros. Con ello, la frontera no sería sólo una línea jurídica, sino que se vivificará dinámicamente conectando a nuestros pueblos y nuestras economías. Esa visión es crucial para las personas y comunidades a lo largo de nuestra frontera compartida. Es crucial para la seguridad y la prosperidad de nuestras dos naciones.
Ya hemos comenzado a trabajar para lograr esta nueva infraestructura fronteriza. En diciembre de 2009 abrimos el Puente Internacional Anzaldúas, el primer nuevo cruce fronterizo en diez años. Al mismo tiempo, nuestros agentes de procuración de justicia de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) acordaron principios que permitan acciones coordinadas de aplicación de la ley en sectores peligrosos de la frontera. Un nuevo e importante cruce comercial se abrirá entre San Luis, Arizona, y San Luis Río Colorado, Sonora, este año. Hemos ampliado programas de remitente confiable y aumentado el número de carriles de cruce expedito en los puertos de entrada.
Para trazar el camino hacia adelante, hemos creado un Comité Directriz Ejecutivo México-Estados Unidos para evaluar sitios potenciales que estén físicamente en el interior para preinspeccionar carga y de camiones. Una vez que se realice la inspección y se dé la autorización, se utilizaría el posicionamiento satelital (GPS) para rastrear estos envíos, garantizando la seguridad del comercio legítimo en ambas direcciones. Esto quitaría presión física en los ya congestionados puntos de cruce en las comunidades fronterizas. Asimismo interceptaría tráfico ilegal más lejos de la frontera. Permitiría a las autoridades de ambos países en los puertos de entrada concentrarse de manera más eficiente en las inspecciones para detener el tráfico ilícito.
En las pasadas semanas, dos cuestiones transfronterizas han causado gran preocupación en México. El presidente Obama repitió el jueves pasado que “no aprueba la ley Arizona. Es el camino equivocado.” Su administración examina cuidadosamente la ley Arizona y las repercusiones en los derechos civiles en ese estado. También está revisando las implicaciones legales de esta ley en un área que es responsabilidad inherente del gobierno federal de los Estados Unidos.
El camino correcto es el que está funcionando. La administración Obama ha dedicado recursos sin precedentes durante los últimos 16 meses a fin de cumplir con nuestras responsabilidades de proveer seguridad en nuestra frontera suroeste. Hemos incrementado la protección federal fronteriza, la procuración de justicia, así como los esfuerzos antinarcóticos. Hemos reforzado nuestra cooperación en cuestiones de seguridad con México para desmantelar las redes ilícitas transnacionales que minan la seguridad ciudadana de ambos lados de la frontera. De igual forma, hemos aumentado significativamente los recursos disponibles para agencias de procuración de justicia a nivel local y estatal para apoyar sus esfuerzos en combatir al crimen. Estos esfuerzos han sido exitosos al incrementar la presión a las organizaciones criminales y se han logrado decomisos históricos de armas ilegales y de dinero en efectivo de los Estados Unidos hacia México, así como decomisos significativos de drogas ilegales en dirección contraria. Aunque la preocupación permanece, continúan declinando las estadísticas de crímenes violentos para los estados fronterizos y varias grandes ciudades en el suroeste de nuestro país. La ciudad de El Paso, por ejemplo, registró durante los últimos seis meses su más bajo índice de homicidios en 23 años.
Con el fin de ampliar este enfoque, el presidente Obama solicitó 500 millones de dólares adicionales para incrementar los refuerzos de instituciones no militares como la patrulla fronteriza y otras agencias de procuración de justicia que trabajan en la frontera. Hasta que dichos recursos estén disponibles, y sólo por un año, el presidente autorizó el despliegue de hasta 1,200 tropas de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera suroeste de los Estados Unidos. Su decisión no es una respuesta a la ley Arizona. Es parte de una estrategia de procuración de justicia más amplia con el objetivo de desbaratar las redes criminales transnacionales. La Guardia Nacional desarrollará labores de inteligencia, análisis y vigilancia, permitiendo así que un mayor número de oficiales federales y de procuración de justicia no militares se concentren en detener el movimiento ilegal de armas y de efectivo hacia el sur, así como de narcóticos y de tráfico de personas hacia el norte. Si queremos acelerar los flujos legales y detener los de armas, dinero y drogas, tenemos entonces que llevar a cabo trabajos de inspección. La única manera de hacer ambas cosas – agilizar e inspeccionar – es invertir más en personal, en equipo, en tecnología y en infraestructura.
Como dijo el Presidente Obama el jueves pasado, no se trata de asuntos aislados. No hay una solución única. Resolverlos requiere de una infraestructura fronteriza moderna con la capacidad real de hacer más expedito el flujo de bienes legítimos, y de amigos y vecinos, al tiempo que se detiene el comercio ilícito de todo tipo. Sin embargo, resolverlos requiere también de un marco legal migratorio ordenado, justo y humano en el que las personas puedan migrar legalmente a los Estados Unidos y en el que los empleadores estadounidenses sean responsables de contratar únicamente a trabajadores legales.
Sólo podremos solucionar estos asuntos si los abordamos de una manera estratégica, que reconozca las interrelaciones entre ellos. Ésta es la esencia de la alianza estratégica entre México y los Estados Unidos que los presidentes Barack Obama y Felipe Calderón reafirmaron el 19 de mayo.
* Embajador de los Estados Unidos en México
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.