Las complicadas y antagónicas malas relaciones entre Estados Unidos y Cuba quizás nunca antes han estado en mejor momento como el actual, para aprovechar la oportunidad y resolver las diferencias que han separado a ambas naciones por más de medio siglo.
La “Guerra Fría” es cosa del pasado. Cuba no puede ser considerada hoy como una “amenaza para la seguridad de los Estados Unidos”, por más que unos cuantos fanáticos trasnochados extremistas de derecha, cubanos y norteamericanos, se empeñen en decirlo y buscar pretextos, por falta de argumentos, para que se mantenga la separación de ambas naciones y pueblos, que el destino hizo vecinos, aun antes de que uno y otro fueran naciones libres e independientes.
Las condiciones están dadas para que tanto Washington como La Habana se sienten a discutir sus diferencias dejando atrás la retórica de confrontación para dar paso a un clima de distensión para beneficio mutuo de ambas naciones, que si bien tienen sistemas de gobiernos diferentes no por ello no pueden tener relaciones diplomáticas normales como cuadra a las naciones del mundo civilizado.
Si vamos a hacer historia de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y los países que en el siglo XX adoptaron el sistema de gobierno “comunista”, comenzaríamos por decir que en 1933 cuando el Presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt llegó a la Casa Blanca, la primera decisión que tomó en el escenario internacional fue la de establecer relaciones diplomáticas formales con la entonces joven República Socialista Soviética a cuyo frente estaba nada menos que el “camarada” José Stalin. Estados Unidos en aquella ocasión no puso condiciones de ningún tipo al gobierno comunista soviético para establecer relaciones diplomáticas. Discrepancias ideológicas las había, como también en cuanto a los sistemas de gobierno, pero eso no fue obstáculo para que de respetuosas relaciones diplomáticas, estas dieran pasos a lo que fue una alianza militar entre Estados Unidos y la Unión Soviética al estallar la Segunda Guerra Mundial contra las potencias del eje Berlín-Roma-Tokio.
De la victoria aliada contra Alemania, Italia y Japón se paso a la ”Guerra Fría” , dando por resultado un enfrentamiento entre Washington y Moscú por la hegemonía mundial.Pero ni con ello se rompieron las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
La historia es bien conocida. El mundo estuvo en más de una ocasión al borde de una tercera guerra mundial. Y en una de estas confrontaciones Cuba estuvo en el ojo de la tormenta. Después de la gran crisis de Octubre vino la calma y son otras guerras las que han venido a perturbar la paz en el mundo y por suerte, en ninguna de ellas Cuba ha jugado papel alguno.
Con las naciones que se proclaman socialistas- China y Vietnam entre ellas- después del derrumbe del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, Estados Unidos tiene normales relaciones diplomaticas. Pero con Cuba no. ¿Por qué? Habría que preguntarle a Washington. Porque en La Habana, si es con el debido respeto mutuo, responden diciendo que por qué no.
Para empezar por el camino que conduce a las soluciones, se impone un paso del gobierno del Presidente Barack Obama en relación a la libertad de los “Cinco” cubanos presos, acusados de agentes de la Inteligencia cubana infiltrados en Estados Unidos. Y de la parte cubana debe esperarse en cambio y respuesta, la libertad del agente norteamericano Alan P. Gros y la de los otros cubanos que cumplen condenas por servir los intereses políticos del gobierno de Washington en Cuba.
Para luego es tarde. Se impone la sensatez .
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