Discord and Tolerance in the U.S.

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Discordia y tolerancia en Estados Unidos

Quienes han arribado a EU han sido un regalo de la humanidad para esa nación.

Estados Unidos se debate entre varios temas que siempre le han resultado críticos. Su sociedad, pero más su clase política y sus alférez de los medios, se confrontan con el tema migratorio como si fuera la primera y la última vez que se tratara, además de que le ha dado la identidad pluriétnica tan mostrada al mundo y de tantos beneficios a su sistema político, universidades, ciencias, artes y economía. Los bisnietos, nietos e hijos de quienes llegaron allá, desde Obama hasta Einstein, han sido un regalo enorme de la humanidad para EU. Ocurrió así sobre todo en la segunda posguerra y ha seguido con las migraciones económicas y políticas que lo han poblado. Estas generaciones viven eternamente confrontadas e hipotecadas por los vaivenes de la política. Cada vez que hay elecciones todos se desgarran las vestiduras con respecto a ése y otros temas. El de los migrantes mexicanos sin documentos es uno de los subtemas más álgidos, aunque al final nunca ocurre lo más radical y siempre temiblemente expuesto o deseado por los alcahuetes ultraconservadores, como Fox News: los golpean, pero ni los expulsan ni los matan masivamente y nunca lo harán. Luego, la vida sigue y, al final, aunque siempre dentro de climas políticos cada vez más caldeados, alguna solución surge y así hasta nueva discusión.

Otro tema, indirectamente relacionado y hoy muy presente, sobre todo después del 11 de septiembre, es el de la tolerancia religiosa y, en consecuencia, la pluriétnica. Esto viene a cuento hoy a propósito de la construcción de un centro islámico junto a la “zona cero” de los atentados de 2001, todo lo cual para muchos neoyorquinos y de otras latitudes de ese país ha sido una afrenta. Tanto, que las estadísticas publicadas, según una encuesta del Siena College Research Institute, son muy representativas de la división causada: 56% de los neoyorquinos, 61% de los residentes del estado y 68% de los estadunidenses se oponen a la gran mezquita promovida por el proyecto Cordoba House. Obama mismo, quien no se pierde una oportunidad para animar el debate nacional, ha salido en defensa de la tolerancia religiosa y ha atizado aún más la polémica y radicalizado a los sectores que desde hace dos años imputan que el presidente es musulmán y no cristiano. Está por verse si esta intervención del ejecutivo alterará en algo el resultado de las discordias que, en todo caso, allá ven más como una confrontación con y entre las élites políticas, y no como parte de un debate propio de su sistema democrático. Es una confrontación de conservadores y liberales, nunca ausente del debate político ideológico. Lo más significativo, en el último análisis, es que la sociedad de EU ya no está atrapada entre esas posiciones extremas y ha aprendido en forma sorprendente, como nos dice Mark Lilla, “a conciliarlas en su vida cotidiana”. Y la razón pareciera estar en que es una sociedad formada a la luz del radicalismo individual, que ha sido tanto una inspiración como una razón y forma de vida desde el siglo XVIII. Si bien, como señala Lilla, se puede observar un fuerte contenido populista en el discurso político al margen de su naturaleza ideológica, podemos constatar que ello “dispara las emociones y convoca a la opinión individual, a la autonomía individual y a la selección individual, todas al servicio de neutralizar, no usar, el poder político”, es decir, a neutralizar la manipulación. Así, estaríamos quizá presenciando un nuevo momento de “diálogo” entre tolerancia e intolerancia social y ya la evidencia empírica apunta a que los de EU se han vuelto hoy, en una mayoría aún no medible, más tolerantes que en los siglos XVIII, XIX y XX. La pregunta es si el discurso político podrá equiparar -y conservar- su contenido mesiánico y a la vez presenciar el tiempo histórico, sin riesgo de descarrilamiento de la política de consensos y la condena a muerte, de pasada, de “la pasión social” por la política. Relevante pregunta, hoy, en una sociedad en donde más que una áspera e irreconciliable confrontación se vive hoy la confrontación de temas ásperos pero conciliables.

Analista político e investigador de la UNAM

jlvaldes@servidor.unam.mx

José Luis Valdés Ugalde

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