Indecent? Only If Done Well

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En el 2002 el artista Damien Hirst dijo que creía que los terroristas responsables por los aviones contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre debían ser felicitados por tremenda obra de arte

En el 2002 el artista Damien Hirst dijo que creía que los terroristas responsables por los aviones contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre debían ser felicitados por tremenda obra de arte. “Alcanzaron algo que nadie habría creído posible”, dijo Hirst, “es algo malvado, pero estuvo ideado y desarrollado de tal manera, y generó tal impacto, que merece el status de obra de arte, sobre todo porque es evidente que fue pensado visualmente”. Hirst argumenta que el evento afectó nuestras percepciones del mundo y cambió nuestro lenguaje visual: “un avión se convirtió en un arma, y ese es justamente un evento de interés para el arte contemporáneo.”

Yo estoy de acuerdo con Hirst: la imagen de la caída de las Torres es potente y poderosa. Recuerdo que cuando pasó estaba en la Universidad, en clase, y nos agolpamos frente al televisor a ver una y otra vez las imágenes en el noticiero, boquiabiertos ante lo que pasaba en el mundo. La caída de las Torres Gemelas es una referencia universal. Al respecto se han hecho series de televisión, películas, obras de arte y canciones. También han generado censura, pues en muchos contextos se considera indelicado hablar sobre el asunto; corre el rumor de que a la serie Friends le editaron todas las escenas en las que salían las Torres, para que los espectadores no tuvieran que recordar “el incidente” cuando vieran los capítulos repetidos.

En el 2005 la organización Apexart abrió la exposición The Art of 9/11, y el curador fue el teórico del arte Arthur C. Danto. Danto dijo que había aprendido dos cosas de los ataques del 9/11: una, que ante la tragedia todos son capaces de heroísmo y que cuando ésta pasa reina la conmiseración entre los sobrevivientes. La segunda fue que hasta las personas más comunes responden a la tragedia con arte: “El 11 de septiembre”, dice Danto, “Nueva York era un complejo de altars vernáculos, la ciudad entera era una obra ritual y performativa.”

También en el 2005 se le permitió a la galería The Drawing Center ser parte del nuevo World Trade Center y presentaron una exposición sobre el 9/11, que muchos consideraron antipatriótica. Finalmente The Drawing Center fue expulsado de la zona pues el Consejo Cultural del Bajo Manhattan cedió ante las furruscas de los mojigatos. La protesta acuñó el término “arte inapropiado”, que hoy puede usarse para referirse a eventos como el Tribeca Film Festival y a todas las manifestaciones estéticas que versen sobre eventos históricos extraordinarios y altamente traumáticos.

El “arte inapropiado” cuestiona eso de que hay cosas a las que el arte no debe referirse, frente a las que hay que tener algún tipo de respeto por temas sensibles a una población. La respuesta de Hirst es que no: que nada está por fuera del comentario estético; de cierta forma lo ilimitado está contenido en la idea de arte, y son las manifestaciones estéticas las que están llamadas a hablar de todo.

Una vez le preguntaron a Woody Allen si era indecente besar. “¡Solo si se hace bien!” contestó. La afirmación es extensiva al llamado “arte inapropiado” que solo es una forma de evidenciar algo que las manifestaciones estéticas vienen haciendo desde hace mucho tiempo: poner el dedo en la llaga y hablar de esos acontecimientos que han marcado un antes y un después para la humanidad.

El 9/11 nos dejó (a gran parte de la humanidad, no solo a los gringos) un enemigo invisible, una paranoia generalizada, disparó la xenofobia, produjo una guerra infructuosa y hasta reactivó la milenaria y barbárica práctica de la quema de libros, en este caso, ejemplares del Corán. El 9/11 también dejó muchos muertos. Aún así evitar sus representaciones estéticas por ser “inapropiadas” es despreciar lo único atesorable del nefasto incidente: una imagen compartida por toda la humanidad; la vertical de las torres, la horizontal del trayecto del avión, el humo, el fuego, el acontecimiento, y la valentía del arte que señala al mundo desde la indecencia.

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