Guatemalan Guinea Pigs

<--

Conejillos de Guatemala

Estados Unidos, que combatió a los nazis, adelantaba prácticas ilegales parecidas en Guatemala.

Era sabido que los nazis realizaron experimentos médicos con judíos y gitanos durante la II Guerra Mundial. Lo que se

ignoraba era que, pocos años después, el gobierno de Estados Unidos, que había combatido a los nazis, adelantaba

prácticas ilegales parecidas en Guatemala. Los hechos permanecieron ocultos durante seis décadas, pero acaba de

revelarlos una investigación adelantada por una profesora de la Universidad de Wellesley.

Según encontró en archivos y expedientes clínicos la doctora Susan Reverby, un grupo de médicos del servicio de salud de

Estados Unidos infectó con el virus de sífilis y gonorrea a 696 internos de cárceles y manicomios guatemaltecos.

Inicialmente intentaron contagiarlos con prostitutas, pero al encontrar que la infección tardaba en producirse, optaron por

inyectar los agentes de las enfermedades en el cuerpo de las víctimas. Muchos de los conejillos de Indias enfermaron y, al

parecer, uno de ellos falleció.

Tan escandalosa fue la operación, que la semana pasada, al conocerse la noticia, la secretaria de Estado, Hillary Clinton,

pidió perdón público a nombre de su país, y Barack Obama se comunicó con Álvaro Colom, presidente guatemalteco, para

ofrecer disculpas. Colom creó una comisión especial para esclarecer el caso y, si es preciso, exigir sanciones para los

autores e indemnizaciones para las víctimas.

El tenebroso episodio permite conocer otros abusos cometidos por Estados Unidos en Centroamérica, principalmente de tipo

político. El célebre periodista investigativo Robert Parry denuncia los experimentos políticos antiinsurgentes adelantados por

su país en el último medio siglo, a los que compara con los de las enfermedades venéreas. Entre los más deplorables señala

el derribo del gobierno popularmente electo de Jacobo Árbenz en 1954 por atentar contra los intereses de la United Fruit,

en un golpe asestado por militares guatemaltecos aupados desde Washington.

Por desgracia, el laboratorio frankensteriano que se montó en Guatemala no es insólito. En los últimos años se sabe de

experimentos de laboratorios multinacionales en Nigeria y la India, y la de un delirante equipo médico gringo que

trasplantaba cerebros en Ucrania. La indefensión e ignorancia de los pacientes es terreno abonado para el abuso.

About this publication