A fecha de hoy, las campañas electorales de las midterms en Estados Unidos (las elecciones que tendrán lugar el próximo 2 de noviembre) se han gastado más de mil millones de dólares en los distintos candidatos. Esta gran batalla electoral entre los demócratas de Obama y los republicanos, divididos por culpa del movimiento Tea Party, se ha convertido en las elecciones de mayor presupuesto conjunto y más caras de la historia del país.
Los grupos de presión (interest groups) afines a Wall Street y que no están conformes con el mandato de Obama se están gastado cantidades elevadísimas de dinero en todo tipo de campañas televisivas.
El grifo del dinero electoral se abrió plenamente cuando el Tribunal Supremo de EE.UU. se pronunció, hace unos meses, en una sentencia muy dividida de 5 magistrados contra 4, sobre la financiación de los partidos políticos y de campañas electorales.
La sentencia dió luz verde para que las empresas, corporaciones, grupos de interés, lobbies y sindicatos puedan donar cantidades de dinero de forma ilimitada para la creación y difusión de anuncios publicitarios con fines electorales.
La posición del presidente Obama frente a esta financiación ilimitada es inminentemente contraria a la del máximo órgano judicial. Según Obama, con esta sentencia se “concede a los grupos de presión nuevos motivos para gastar millones de dólares en publicidad para que los cargos electos voten a su favor o para castigar a aquellos que no lo hagan”.
Para haceros una idea, os brindo algunos datos:
– Los grupos de interés se gastan una media de $300 millones al mes para realizar lobby a los miembros del Congreso y Senado. Eso significa un total de $4.000 millones al año.
– Existen 42.000 personas dedicadas a realizar lobby en Estados Unidos.
– El 70% del presupuesto de libre disposición del Congreso está dirigido a los grupos de interés.
Volviendo a los candidatos. Hoy por hoy, Mike Bloomberg es el político que más dinero se ha gastado de su propio bolsillo en una campaña. En su reelección para la alcaldía de Nueva York el año pasado, Bloomberg batió todos los records al gastar más de 105 millones de dólares de su propio bolsillo. Por otro lado, su contrincante, Thompson, en aquel momento “solo” tuvo 10 millones de dólares para gastar. ¿El resultado? Pese a la gran diferencia económica, Bloomberg ganó por un margen bastante ajustado.
Por el momento, los políticos “ricos” de este ciclo electoral, entre los que se encuentra la ex – CEO de Hewlett-Packard, Carly Fiorina (Republicana por California), están tirando de sus carteras. Fiorina lleva gastados más de 6 millones de su fortuna.
BR> Se estima que para el día de las elecciones, dentro de menos de dos meses, el conjunto de todas las campañas se habrán gastado más de 2,800 millones de dólares. Menos mal que estamos en una crisis mundial.
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