Inflation in Dollars

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Jueves 30 de Septiembre de 2010

La inflación en dólares

El Tesoro de EE. UU. salió a vender acciones preferidas del Citibank, que había comprado en los tiempos de salvataje de esa entidad.

Ofreció vender acciones por US$ 2.200 millones. La demanda fue de diez a uno, más de 20.000 millones de dólares.

¿Tan promisorio es el futuro del sistema financiero norteamericano frente a una situación económica que todavía no demostró poder retomar un sendero de crecimiento sostenido? Esa fue la pregunta a un experto en finanzas internacionales.

La respuesta fue rotunda: “No, pero si la tasa de interés de referencia en EE. UU. es de 0,25% anual, cualquier negocio de riesgo gana en atractivo”.

El episodio del Tesoro y el Citi es una de las muchas caras de la particular realidad económica que vive el mundo y de la cual la Argentina no está al margen.

Las tasas de interés estadounidenses por el piso, el dólar que cede posiciones a nivel mundial, el oro que sigue alcanzando precios récord (US$ 1.310 la onza), los precios de las materias primas que retoman el camino alcista son otras facetas de una situación excepcional para algunos de los países emergentes.

No es el caso, por ejemplo, de Grecia, Irlanda y Portugal, que en los últimos días tuvieron un salto importante en el costo del seguro contra el default.

Los mercados creen que esos países tienen más posibilidades de declarar una cesación de pagos.

No es el caso de la Argentina que, en las últimas semanas, se benefició con el “efecto 0,25%” de la tasa estadounidense.

Entraron capitales para comprar bonos que tienen un rendimiento superior al 10% anual y que son un motivo fuerte de atracción para los inversores a los que la relación rentabilidad/riesgo les resulta ventajosa.

La Argentina no va a entrar en default ni mucho menos pero, como consecuencia de la desconfianza que aún le tiene el mundo financiero, paga una tasa de interés alta para conseguir dinero.

Ese cóctel favorece una entrada de dólares financieros que se suma a los dólares de la exportación que ingresaron con intensidad hasta agosto y aún siguen llegando.

El aumento de la producción de granos y aceites, y el de los precios del petróleo y combustibles, permitió una suba de las exportaciones que regó al país de divisas.

Es el nuevo contexto el que introduce cambios fuertes sobre la percepción del futuro económico.

En la década del 80, Lorenzo Sigaut, entonces ministro de Economía, pronunció aquel famoso pronóstico de que “el que apueste al dólar, pierde”.

El desbarranque que se empezaba a vivir, como consecuencia de que una “leve” devaluación para salir del atraso cambiario de Martínez de Hoz desembocó en una fuerte salida de dólares, terminó con el funcionario y comenzó a mellar un gobierno que empezaba.

Hoy la situación es muy distinta y Amado Boudou ya adelantó que en 2011 el dólar se ubicará en $4,10.

Más allá de la credibilidad que pueda despertar Boudou, lo concreto es que hoy la Argentina tiene 51.000 millones de dólares en las reservas y el salto productivo del campo garantiza a mediano plazo una oferta importante de divisas.

El costado cambiario luce sólido al punto que el Gobierno tomó la decisión de dejar retrasar al dólar si fuese necesario.

Los tiempos políticos pasan a primer plano y los del tipo de cambio alto fueron cediendo posiciones.

Así, la Argentina, que hoy tiene uno de los niveles de inflación más altos del mundo, también avanza en el podio de la “inflación en dólares”.

En ese categoría se ingresa al tener un tipo de cambio casi clavado y un ritmo de aumento de precios sensible.

Según un cálculo del Estudio Bein &Asociados, en el último año, la Argentina tiene el mayor salto regional en términos de inflación medida en dólares (ver gráfico).

Es el resultado de que, por ejemplo, en el último año, salarios, autos, nafta súper, cocheras, seguros y hasta un viaje en taxi en la Capital subieron en pesos y, por estar el dólar quieto, también en dólares.

Es muy difícil pensar que este tema puede empezar a corregirse hasta después de la elección presidencial de 2011.

No hay vocación ni deseo.

El dólar inmóvil genera muchos efectos benéficos para la economía y más cuando se tienen dólares.

Pero, también, aumenta los costos empresarios, desalienta actividades como el turismo del exterior y frena inversiones.

A la Argentina entran dólares y eso permite cubrir muchos desfasajes. Pero es bueno ir tomando nota de que en algún momento habrá que pagar los costos.

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