The U.S.: A Different Midterm Election

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EE.UU.: una elección intermedia distinta

Por Emilio J. Cárdenas

Especial para lanacion.com

Martes 2 de noviembre de 2010 | 01:28 (actualizado hace 14 días)

En pocas horas los norteamericanos votarán en una elección intermedia con proyecciones significativas. Con un sociedad políticamente polarizada. Quizás como nunca hasta ahora. Y visiblemente ansiosa respecto de superar una de las consecuencias más duras de la crisis económica que explotara en 2008: la persistencia de una elevada tasa de desocupación, aún por encima del 10%. A estar a las encuestas, los republicanos tienen la posibilidad de obtener triunfos importantes. Hay hasta quienes anticipan una suerte de tsunami político, a favor de la oposición. No obstante, también están quienes no creen que ello necesariamente sucederá.

Para obtener el control de la cámara baja, los republicanos necesitan obtener 39 bancas. Las proyecciones sugieren que podrían triunfar en unas 50. Si esto ocurre, presidirán todas las comisiones de esa cámara y obligarán al presidente Obama a negociar cada una de las medidas de gobierno que requieran el concurso del Legislativo. Para hacer las cosas más complejas aún para los demócratas, esta vez los republicanos podrían obtener además las gobernaciones de 31 de los distintos estados de la Unión.

El caso del Senado luce distinto. Las encuestas anticipan que el oficialismo podrá retener el control del Senado. Pero ajustadamente. Esto es, con un margen de apenas dos senadores. Si esto sucede, habrá que observar cómo votan, en cada caso, el senador (ahora independiente) Joe Liberman, de Connecticut y el conservador demócrata Ben Nelson, de Nebraska. Ambos acostumbran a votar con bastante autonomía, más allá de las posiciones partidarias. Si esto sucediera, el presidente Obama estaría en la incertidumbre respecto de cuál pudiera, en cada instancia, ser la posición del Senado.

Para algunos, estas elecciones son una suerte de referendo sobre la administración de Obama, que hasta ahora parece haber frustrado las expectativas de propios y ajenos. Porque ni ha podido materializar la transformación prometida, ni tampoco lograr el apoyo de la oposición que había anunciado procuraría para así poder conducir a su país con mano firme a través de la peor de las crisis económicas jamás enfrentadas. De allí que flota la posibilidad de una derrota apocalíptica para los demócratas. Para otros, en cambio, una derrota podría ser positiva para las posibilidades de reelección del presidente, en 2012. Porque le permitiría a Obama sea (i) señalar a los republicanos como responsables del inmovilismo del que se lo acusa; sea (ii) avanzar con los consensos bi-partidarios que hasta ahora no ha podido lograr. Lo cierto es que con Hillary Clinton en el Departamento de Estado, más o menos alejada de las críticas más duras, ni las próximas primarias del propio Partido Demócrata podrían ser fáciles para Barack Obama.

El resultado de esta elección intermedia definirá si Obama está en el camino en su momento transitado por Donald Reagan y Bill Clinton, quienes perdieron sus respectivas elecciones intermedias y, no obstante, obtuvieron luego su reelección; o, en cambio, en el de Jimmy Carter, quien nunca se recuperó del fracaso que sufriera en las elecciones intermedias.

Hay elecciones especiales, que deben ser observadas. Por ejemplo, la que tiene que ver con el actual líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, de Nevada. Las proyecciones no le son favorables. Pero está acostumbrado a ganar por márgenes siempre escasos. También la de la controvertida líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, esto es Nancy Pelosi, californiana. Ella parece no correr peligro de perder su banca. Pero si los republicanos logran el control de la cámara baja, ella no sólo dejaría de ser líder de la mayoría, sino que podría no ser líder de la minoría. Los dos legisladores antes nombrados parecen haber generado una cuota importante de rechazo entre el electorado. También cabe observar lo que pueda finalmente ocurrir en Illinois con la banca senatorial que perteneciera al propio Obama, donde el republicano Mark Kirk podría derrotar a Alexi Giannoulias, compañero de básquetbol del actual presidente de los Estados Unidos. Obama cerró su participación en la campaña con un endoso a Giannoulias. Hay quienes dudan si esto pudo haber sido positivo, o no. Así como lo que pueda ocurrir en el paradigmático estado de Ohio, hasta ahora territorio demócrata, que podría cambiar de bando.

Los candidatos republicanos -que estructuraron una campaña dura, de confrontación, que apunta a cambiar la política económica- no sólo han logrado importantísimos apoyos económicos para financiar sus campañas, sino que también han construido una intención republicana de ir a votar qué luce más fuerte que la que se detecta entre los demócratas. En un país en el que el voto es libre, esta actitud de compromiso con una campaña -o de frialdad respecto de ella- no es ciertamente indiferente al tiempo de decidir el resultado de cualquier elección.

Así lucen las cosas. Pronto las incógnitas antes referidas quedarán develadas.

El autor fue embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

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