Public Resignation

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Renuncia pública

Señores de la CIA: sirva la presente para comunicar mi renuncia irrevocable al cargo de agente encubierto que he venido desempeñando desde hace casi 12 años

Por: Laureano Márquez

Ayer tuve conocimiento, por confesión de parte de quien fuera nuestro jefe, George W. Bush, de que autorizó torturas en contra de terroristas o presuntos terroristas, para extraer de ellos información en nombre de la democracia y el respeto a las instituciones.

Cuando entré a la CIA, movido por mis nobles juveniles ideales de conquistar el mundo, jamás imaginé que nuestra organización y mucho menos el Presidente de los Estados Unidos podría estar involucrado en la ordenación de torturas de ningún tipo.

Vengo de un continente en el cual estamos acostumbrados a que los torturados, encima del arbitrario padecimiento que se les causa, terminan siendo procesados por agresiones a sus torturadores mientras estaban amarrados en los sótanos correspondientes. Sin embargo, no se puede aceptar la tortura, venga de donde venga y sin importar su magnitud.

También sé que es más fácil condenar la tortura realizada por nuestro gobierno que las del resto del continente, donde denunciarla y condenarla puede traer hasta cárcel.

Por ello es bueno aprovechar este acto de reprobación para condenar, también, por mampuesto, a todas las que no pueden ser condenadas.

A estas alturas del siglo XXI parece increíble ver a un ser humano ensañándose en contra de un congénere. Que lo hagan los terroristas, tampoco se justifica, pero forma parte de sus “principios” abiertamente asumidos.

Lo que sí es grave es que gobiernos democráticos promuevan la tortura como algo perfectamente válido y hasta deseable en ciertos casos. Cuando tal cosa sucede, algo está fallando. Creo que el hecho de ser verdaderamente humano exige el respeto a la dignidad de toda persona, y eso incluye a aquellos que no respetan la tuya.

Dicho lo anterior, sirva la presente para comunicar mi renuncia irrevocable al cargo de agente encubierto que he venido desempeñando desde hace casi 12 años.

Sepan, de una vez y para siempre, que no pueden contar conmigo para saboteos eléctricos de ninguna naturaleza, quiebras de empresas del Estado y menos para crear una inflación acumulada del 23% que fue el último trabajo que realicé para la agencia. De ahora en adelante me declaro agente libre, trabajaré por mi cuenta, sin seguir directrices de Washington.

Ruego envíen copia de la presente a la doble súper agente 86 aquí en Caracas y se tomen medidas urgentes para la cancelación de los salarios que se me adeudan, que son todos. En caso contrario, les juro que voy a hablar más que Makled.

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