Cancun and the Bad Example

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El cuidado del ambiente nunca ha sido prioridad en México. Hasta finales del siglo XX se insistía en que era más importante atender problemáticas como el combate a la pobreza o la inseguridad. El gobierno federal actual ha insistido en el discurso en que ese pensamiento ha cambiado, pero los hechos lo contradicen. El país será —a partir de hoy— sede de una cumbre contra el calentamiento global sin haber mostrado al mundo que es un digno anfitrión, una nación convencida de que cuidar el ambiente es prioridad.

¿Por qué conservar un manglar si un hotel de lujo en el Caribe puede dar empleos y atraer el turismo internacional? ¿Para qué impedir la tala de bosques en los márgenes del valle de México si los campesinos de la zona tienen la necesidad de sembrar para subsistir? Esas eran preguntas justificadas y lógicas antes de que los científicos convencieran a los políticos —o al menos a algunos de ellos— de que la salud de los ecosistemas es un factor clave para resolver problemas como la pobreza, el hambre o el efecto de los desastres naturales.

Cancún, sede de reunión internacional contra el calentamiento global, es un ejemplo de que México aún no ha aprendido por qué es mejor conservar el ambiente que venderlo al mejor postor. La construcción de más de 100 hoteles sobre la duna costera propició desde el inicio la erosión de arena. Se gastaron entonces más de mil millones de pesos en inyectar arena proveniente de Cozumel, lo cual sólo sirvió para dañar el coral y otras clases de fauna marina, pues al cabo de unos meses el viento redujo de nuevo la arena.

Cancún es también un reflejo del país. ProÁrbol, considerado por la administración actual como “el principal programa de apoyo al sector forestal”, presumió ante la ONU de haber plantado cientos de miles de hectáreas de árboles cuando, en realidad, la mayoría de lo sembrado murió. La persistencia en el uso de 205 millones de lámparas incandescentes se debe a las preocupaciones económicas de las secretarías de Hacienda y de Economía. A su vez, la CFE incorpora el uso de carbón como plan a futuro pese a sus características contaminantes.

La 16 Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático era una oportunidad para mostrar a un país despegado del tercermundismo. No fue posible debido a sus omisiones, pero también por la improvisación o la impericia de lo que sí hizo.

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