Martians in California

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El hallazgo en un lago de California de una bacteria capaz de alimentarse de arsénico puede parecer poca cosa, y desde luego lo es en comparación con la bola de rumores que precedió esta semana a su publicación en la revista técnica Science. La NASA tuvo parte de la culpa al hablar sobre “un hallazgo de astrobiología que impactará en la búsqueda de pruebas de vida extraterrestre”. Una frase estrictamente hueca que, unida a la incapacidad de leerla por parte de los aficionados al periodismo, acabó logrando su propósito de suscitar unas expectativas exageradas, o directamente delirantes.

Pero lo cierto es que, una vez despojado del ruido, el descubrimiento de Felisa Wolfe-Simon y sus colegas del Instituto de Astrobiología de la NASA sigue siendo sustancial. Se trata de una bacteria, que no solo es capaz de vivir en las aguas repletas de arsénico del lago Mono de California, sino también de asimilarlo como un componente básico de su ADN. Esta molécula, como las demás que constituyen las células, se construye normalmente con los átomos fundamentales de la vida: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, azufre y fósforo. En la nueva bacteria, el arsénico puede sustituir al fósforo y convertirse así en un componente estructural de la doble hélice del ADN, el sustrato de la información genética en todos los seres vivos de la Tierra.

También sigue siendo cierto que el hallazgo tiene relevancia para la astrobiología, la disciplina que busca pruebas de la existencia de vida en otros planetas del sistema solar y en otros lugares de la galaxia. Uno de los requisitos esenciales para este objetivo es que los científicos sepan lo que tienen que buscar, puesto que los microorganismos extraterrestres, de existir, no tendrían que basarse necesariamente en lo mismo que las formas de vida habituales en nuestro planeta.

El arsénico, tal vez el primer ejemplo de veneno que le viene a uno la cabeza, amplía ahora la lista de potenciales componentes básicos de las biomoléculas que los estudiosos deberán considerar. Y también, o sobre todo, constituye un recordatorio de la necesidad de mantener una mente muy abierta cuando se explora lo desconocido.

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