China en camino a la supremacía tecnológica
La actitud laxa de EEUU contrasta con la férrea consistencia de propósito china
ALFREDO TORO HARDY | EL UNIVERSAL
jueves 23 de diciembre de 2010 12:00 AM
Según la publicación científica Next Big Future: “de acuerdo a un estudio de competitividad tecnológica mundial realizado
por el Georgia Institute of Technology, China rivalizará pronto a EEUU como líder económico y tecnológico mundial… el
estudio predice que China superará próximamente a Norteamérica en habilidad crítica para desarrollar ciencia y tecnología y
convertir esos desarrollos en productos y servicios para el mercado mundial” (24 enero, 2008). Por su parte un artículo
publicado por Thomas Hout y Pankaj Ghemawat, en la edición de diciembre 2010 del Harvard Business Review, señala: “de
manera casi desapercibida para el mundo, durante los últimos cuatro años China se ha movido hacia una nueva fase de
desarrollo… pasando de una economía manufacturera de desarrollo tecnológico bajo y medio a otra de elaborada alta
tecnología”. ¿Qué ocurrió?
La respuesta está en la consistencia estratégica china. Si bien el propósito de convertir al país en una potencia
tecnológica de primer orden quedó plasmado como prioridad en la 17va. Conferencia del partido, en octubre de 2007, el
objetivo precede a dicho evento. La materialización del mismo se ha alcanzado a través de rutas distintas pero
convergentes. Primero, seleccionando diecisiete áreas y un grupo de empresas claves a cuyo alrededor se han
concentrado esfuerzos, inversiones y sinergias. Segundo, por vía de inversión directa en investigación y desarrollo. Esta ha
venido creciendo 21% al año durante los últimos diez años y en el 2016 alcanzará a la de EEUU. Tercero, a través de la
masiva transferencia de tecnología proveniente de las empresas extranjeras presentes en China. La misma responde a
razones diversas: desde incentivos fiscales hasta la obligatoriedad de asociarse con compañías chinas, desde la exclusión
de contratos estatales a quienes no cedan tecnología hasta los requerimientos de contenido tecnológico local. Cuarto,
comprando empresas con tecnología útil en el extranjero. Quinto, ofreciendo generosos incentivos para el retorno del
talento científico chino en el exterior. Sexto, invirtiendo copiosamente en educación y formación de cuadros tecnológicos.
EEUU ha transitado por la vía inversa. El financiamiento oficial para ciencia y tecnología no ha aumentado en términos
reales desde 1995. A la vez, éste carece de visión estratégica y responde a programas de corta duración y baja
interconexión. Las corporaciones norteamericanas, en donde descansa el grueso de la innovación, han cedido tecnología a
manos llenas para acceder al mercado y a los beneficios de China. Desde la crisis de la “nueva economía”, a comienzos del
milenio, el país ha dejado escapar parte fundamental de su plantel tecnológico de origen indio y chino. Simultáneamente,
las restricciones post 11 de septiembre para la visa H1B (a profesionales altamente calificados), han negado ingreso al
mismo a los mejores cerebros del mundo. Si bien la calidad de sus grandes universidades se ha preservado, el nivel
promedio de su educación ha perdido competitividad internacional.
La actitud laxa de EEUU contrasta con la férrea consistencia de propósito china. Si el primero no reacciona, como lo hizo
en los sesenta con la carrera espacial con los soviéticos, pronto perderá su primacía.
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