Los republicanos, Obama, la inmigración y el nuevo censo
Por: Elizabeth Mora-Mass | 12:56 p.m. | 04 de Enero del 2011
Nueva York. El nuevo Congreso de Estados Unidos -donde los republicanos van a controlar la Cámara de Representantes
y el Senado sigue con mayoría demócrata, pero sin 60 senadores que impondrían cualquier decisión- y el presidente Barack
Obama enfrentan el gran dilema, no solo de continuar liderando el mundo y restaurar la economía, sino de construir un país
donde todos podamos vivir -incluyendo a los inmigrantes indocumentados-. El nuevo censo del 2010 trae cambios del mapa
electoral en Texas, Florida, Arizona y Nevada, lo que plantea respuestas nada fáciles para los dos partidos y para la Casa
Blanca.
Por lo pronto, dándole gusto a la Furia del Té -el movimiento que impuso el mayor número de candidatos en noviembre
del 2010-, ya el ala ultraderechista de los republicanos comenzó su ofensiva. Esta semana tormentosa de nieve y frío fue
aprovechada por el representante Peter King, republicano de Long Island (NY), quien va a presidir el Comité de Seguridad
Nacional de la Cámara, para decirles a los medios que lo primero que hará como la cabeza del mencionado comité será
presentar un plan para imponer y reforzar las normas de inmigración en toda la nación.
King, quien se posesiona la primera semana de enero en dicho cargo, afirmó que va a forzar a la administración Obama a
cumplir con las leyes de inmigración. “La administración (Obama) carece de urgencia (para hacer cumplir las leyes), lo que
están haciendo es deportando gente criminal, pero no están visitando los lugares de trabajo. Yo creo que yendo (enviando
agentes de inmigración para detener a la gente) a los sitios de trabajo estaremos enviando una señal de lo serios que
somos acerca del refuerzo en inmigración”, expresó King frente a las cámaras.
Esta noticia se mezclaba con otras dos de suma importancia. La primera, que los estadounidenses creen que el llamado
‘sueño americano’ se acabó, y la segunda, que 308,7 millones vivimos en este país, de acuerdo con los datos de la Oficina
del Censo.
Durante la Navidad, cientos de estadounidenses les decían a las cadenas de televisión que si bien estaban de compras,
no creían que ellos pudieran darles a sus hijos una vida mejor que la que sus padres les dieron a ellos, y muchos dudaban
que sus hijos pudieran ir a la universidad, graduarse, tener un trabajo seguro y comprarse una casa.
Con casi un 10 por ciento de desempleo, la administración Obama no ha podido encontrar la manera de crear empleos
seguros. Por ejemplo, de los 5.000 empleos creados entre octubre y diciembre en Nueva York, el 80 por ciento de ellos
fueron empleos temporales. Además, Estados Unidos ya no fabrica casi nada y, como todo se hace vía Internet, industrias
como la banca, las finanzas y el periodismo -que, en el caso de la Gran Manzana, proporcionaban una gran parte de los
empleos- han cambiado y pocos están preparados para cambios tan rápidos y radicales.
“La pregunta (que enfrentamos) es ¿cuál es la nueva dirección que el capitalismo debería tomar?”, decía ‘The New York
Times’ en un editorial, respondiendo que se necesita inversión en cuidado médico, educación e infraestructura. “El contrato
social y el rol del Gobierno en él deberían ser examinados de nuevo”, afirmaba el mismo editorial.
Pero el meollo del asunto es que, aunque la administración Obama ha trabajado duro en estos puntos, los republicanos
-liderados por la Furia del Té- se oponen con todas sus fuerzas a tales programas, por lo que los analistas gritan a voz en
cuello que en el 2011, en la Cámara de Representantes van a morir todos los proyectos sociales que presente la Casa
Blanca. Además, Obama todavía no consigue un reemplazo para Larry Summers, el asesor económico, ni hay un programa
claro para crear los nuevos empleos que desesperadamente necesita el país.
Por lo anterior, los estadounidenses rasos no quieren más inmigrantes en su territorio. Acusan a los inmigrantes, en
especial a los indocumentados, de destruir los sistemas de salud, educativo y carcelario. Es por este motivo por lo que
muchos senadores se vieron obligados a votar negativamente el Dream Act, un proyecto de ley que beneficiaba a casi un
millón de jóvenes indocumentados, la mayoría de ellos llegados a la tierra del Tío Sam cuando tenían menos de cinco años.
Curiosamente, los informes de la Oficina del Censo dan esperanza de mayor representación hispana, ya que rediseña el
mapa político del país. De acuerdo con la Oficina del Censo, el mayor crecimiento se produjo en el sur y en el oeste de la
nación, en detrimento del medio oeste y el noreste.
Texas es el gran ganador, con cuatro sillas más a la Cámara de Representantes, para un total de 36. Le sigue Florida,
con dos escaños, llegando a 27 representantes, mientras que Arizona y Nevada ganaron un puesto cada uno. “Todas son
comunidades donde se ve un crecimiento de la comunidad latina”, dijo Gloria Montaña, directora de la Asociación Nacional
de Funcionarios Elegidos y Designados (Naleo, por sus siglas en ingles), quien anunció que desde ya han comenzado a
trabajar para inscribir el mayor número posible de votantes hispanos. Cada congresista representa 710.767 personas.
Perdieron un escaño Nueva Jersey, Nueva York, Illinois, Iowa, Luisiana, Massachussets, Michigan y Pensilvania.
Así las cosas, se plantea un año 2011 muy movido. Si bien Obama les ha incumplido en todo a los hispanos -no hizo la
reforma migratoria ni logró sacar el Dream Act-, va a estar obligado a pelear por ellos -aunque sea en el papel-, mientras
que los republicanos pudieran tener su futuro en manos de quienes tanto desprecian: el voto hispano puede cambiar los
resultados de los votos electorales, con los cuales se elige al Presidente.
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