The website for Sarah Palin’s political action committee included Gabrielle Giffords, the Arizona congresswoman, in a list of 20 members of Congress who had supported Obama’s health care bill. It wasn’t just another list. Their names appeared under a map that had the states which they represented marked with gunsight crosshairs. In the upper part of the map, there is another bellicose caption that alludes to the need to resist. What is it that must be resisted, according to Mrs. Palin? Answer: Nothing less than the secular march towards socialism, which the Obama administration wishes to impose on the United States. You read it right: There is a secular march towards socialism, and Obama is the architect of that transformation. That kind of rhetoric has been repeatedly referenced by Palin and other fools of the extreme right in the United States.
Since the appearance of the aforementioned map on Mrs. Palin’s website (www.palinpac.com), many people have pointed out these calls to violence. But neither Palin nor her followers have done anything to change or modify the tone of the rhetoric used to attack their political opponents. Mrs. Palin introduced her map, showing those 20 evil Democratic congressmen and their followers, on Twitter, with the phrase, “Don’t retreat, reload.”
Today, Rep. Giffords fights for her life in a Tucson hospital, after a fanatic shot her in the head on January 8, while the congresswoman carried out a meeting directly with the constituents of her district. The shooter killed six people (including a 9-year-old girl) and injured 14 others. It’s possible that the killer, Jared Loughner, may be a mentally disturbed individual, but that doesn’t eliminate the connection with the political discourse and calls to violence used by Palin and many other conservative politicians in the U.S.
Gifford’s opponent in the same electoral district in 2010 was Jesse Kelly, member of the extreme right of the Republican Party. Probably this individual has gone furthest in the violent rhetoric. His campaign last year included a call to action with these words: “Get on Target for Victory in November. Help remove Gabrielle Giffords from office. Shoot a fully automatic M16 with Jesse Kelly.” The box showed Kelly, an ex-Marine, with his combat uniform and holding his favorite rifle.
The militarization of the electoral rhetoric in the U.S. is no coincidence. In the midst of its worst economic crisis in seven decades, the U.S. sinks ever deeper into a trajectory of decadence. Its financial sector, once proud of its economic performance, has been the epicenter of the crisis. Today, the sad recuperation promises high levels of unemployment for many years. The economic inequality [in the U.S.] appears to look more and more like that of an underdeveloped country ruled by a fierce oligarchy. The extraordinary concentration of wealth goes hand in hand with the deterioration of the education system nationwide. Lastly, the macroeconomic imbalances that mark the American economy are not only a domestic issue, but because of the major role that the dollar plays in the international payment system, predict a prolonged headache for the world economy.
Mr. Loughner probably doesn't have any ideas about these problems. In his delirium, he thinks that he is only defending the American Dream that Mrs. Palin demands, with so much insistence. He’s wrong. The paradox is that Rep. Giffords wasn’t the only one in the sights of the American far right. The main target of the movement is actually Loughner’s entire generation — a generation hit and condemned to a life without education, without the promise of a well-paying and stable job, and without adequate health care. A lost generation that cannot ever aspire to a better quality of life. Their sacrifice is so that a small minority of privileged people can live the American dream, and no longer dream it.
Samuel Johnson, an English author from the second half of the 18th century, said that patriotism is the last refuge of a scoundrel. His words can be applied to the case of the far right in the U.S. No one doubts that Palin and other pseudo-journalists are “rogues,” but now they have a direct connection with super, murderous patriotism.
Let us not forget that a protofascist political movement already existed in Arizona, which literally has Hispanic immigrants in its sight. The right and their allies in the media have promoted the climate of hate that prevails, not just in Arizona, but in many other states. After all is said and done, as [Russian author Aleksander] Soljenitsin said, “Any man who has once proclaimed violence as his method is inevitably forced to take the lie as his principle.”
El portal de Internet del comité político de Sarah Palin incluía a Gabrielle Giffords, la legisladora de Arizona, en la lista de 20 miembros del Congreso que habían apoyado la legislación de Obama sobre salud. No era una lista cualquiera. Los nombres aparecían debajo de un mapa en el que los estados a los que pertenecían estos legisladores estaban marcados con la típica cruz de la mira telescópica de un rifle. En la parte superior del mapa había otra leyenda belicosa en la que se hace alusión a la necesidad de resistir.
¿Qué es lo que hay que resistir, según la señora Palin? Respuesta: nada menos que la marcha secular hacia el socialismo que la administración Obama quiere imponer a Estados Unidos. Así como lo leyó: hay una marcha secular hacia el socialismo y Obama es el artífice de esta transformación. Esa retórica ha sido una referencia repetida de Palin y otros bribones de la extrema derecha en Estados Unidos.
Desde que apareció el mencionado mapa en el portal de la señora Palin (www.palinpac.com) mucha gente señaló que sobre esta incitación a la violencia. Pero ni la Palin, ni sus seguidores, hicieron algo para cambiarla o modificar el tono de la retórica utilizada para designar a sus opositores políticos. La señora Palin introdujo su mapa sobre los 20 malvados legisladores demócratas a sus seguidores en Twitter con la frase No retrocedan, al contrario ¡Recarguen!
Hoy la representante Giffords lucha por sobrevivir en un hospital de Tucson después que un fanático le disparara en la cabeza el 8 de enero mientras la legisladora llevaba a cabo una reunión destinada a tomar contacto directo con los votantes de su circunscripción. El asesino mató a seis personas (incluido una menor de 9 años) e hirió a otras 14. Puede que el homicida Jared Loughner sea una persona perturbada mentalmente, pero eso no elimina la conexión con el discurso de incitación a la violencia utilizado por Palin y muchos políticos que mantienen posiciones conservadoras en Estados Unidos.
El opositor de Gifford en el mismo distrito electoral en 2010 es Jesse Kelly, miembro de la extrema derecha del Partido Republicano. Es probable que este personaje sea el que ha ido más lejos en la incitación a la violencia. Su bitácora de campaña el año pasado incluía la convocatoria a un acto con estas palabras: Déle al blanco para la victoria en noviembre. Ayude a retirar a Gabrielle Giffords de su puesto. Dispare un M16 completamente automático con Jesse Kelly. El recuadro mostraba al político, un ex-marine, con su uniforme de campaña y empuñando su querido fusil.
La militarización de la retórica electoral en Estados Unidos no es casualidad. En medio de su peor crisis económica en siete décadas, ese país se hunde cada vez más en una trayectoria de decadencia. Su sector financiero, otrora orgullo de su desempeño económico, ha sido el epicentro de esa crisis. Hoy la triste recuperación promete altos niveles de desempleo para muchos años. La desigualdad económica se parece cada vez más a la de un país subdesarrollado dominado por una feroz oligarquía. La extraordinaria concentración de riqueza va de la mano con el deterioro del sistema educativo en todo el país. Por último, los desequilibrios macroeconómicos que marcan la economía estadunidense no sólo son un problema doméstico, sino que por el papel clave del dólar en el sistema internacional de pagos, auguran un prolongado dolor de cabeza para la economía mundial.
El señor Loughner probablemente no tiene idea de estos problemas. En su delirio piensa que él sólo actúa defendiendo el American Dream del que la señora Palin se reclama con tanta insistencia. Se equivoca. La paradoja es que la representante Giffords no era la única en la mira de la nueva extrema derecha estadunidense. El blanco principal de ese movimiento es precisamente toda la generación de Loughner, una generación golpeada y condenada a vivir sin educación, sin la promesa de un empleo bien remunerado y estable, sin servicios de salud adecuados. Una generación perdida que nunca podrá aspirar a un mejor nivel de vida. Su sacrificio es para que una pequeña minoría de privilegiados puedan vivir el sueño americano, no nada más soñarlo.
Samuel Johnson, autor inglés de la segunda mitad del siglo XVIII, dijo que el patriotismo es el último refugio de un granuja. Su sentencia se aplica bien al caso de la extrema derecha estadunidense. Nadie duda de la bribonería de personajes como Palin y algunos seudo-periodistas, pero ahora se tiene la conexión directa con el súper patriotismo homicida.
Sólo que no hay que olvidar que en Arizona ya existía un ambiente político proto fascista que literalmente tiene a los inmigrantes latinos en la mira. La derecha y sus aliados en los medios de comunicación han sido el motor del clima de odio que impera no sólo en Arizona, sino en muchos otros estados. Después de todo, como dijo Soljenitsin, todo aquel que proclama como método la violencia, inexorablemente deberá elegir como principio la mentira.
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[I]n the same area where these great beasts live, someone had the primitive and perverse idea to build a prison ... for immigrants in the United States without documentation