The Massacre in Tucson

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Editorial: La matanza de Tucson

Por: Redacción eltiempo.com | 5:33 p.m. | 12 de Enero del 2011

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El tiroteo de Tucson ha servido para culpar a los repulicanos de generar un ‘clima de odio’.

El trágico atentado del pasado sábado contra la congresista estadounidense Gabrielle Giffords se ha convertido en pocos días en indicador de la exacerbada ideologización que lleva años caldeando la actividad política en Estados Unidos.

Jared Loughner, joven de 22 años con aparentes problemas mentales, disparó contra la representante demócrata por Arizona -quien, al cierre de esta edición, sigue en estado grave- y contra otras 19 personas. Pocas horas después del tiroteo, se desataron varios pulsos políticos en los más distintos niveles.

El primero está relacionado con Arizona. Giffords hace parte de la delegación de este estado del oeste, fronterizo con México, con tradición libertaria y en el centro del candente debate migratorio norteamericano. La víctima del atentado es reconocida por su postura a favor de la legalización de los indocumentados.

El segundo pulso involucra a la derecha radical y la libertad de expresión. Los dos años de gobierno de Barack Obama han sido testigos de una resurrección de un bloque conservador extremo, el ‘partido del Té’, que gira en torno al desmonte de la nueva ley de salud y la reducción de los impuestos. En la campaña para las elecciones de mitaca de noviembre pasado, candidatos de esos grupos republicanos desplegaron una virulenta estrategia de demonización de sus contendores demócratas. De hecho, en la página web de su líder máxima, Sarah Palin, apareció el octavo distrito de Arizona, el de Giffords, como blanco de una diana.

Aunque las primeras pesquisas no muestran relación evidente entre el perpetrador y los bloques conservadores, el tiroteo ha servido de excusa a los seguidores de Obama para culpar a la polarización de los republicanos de generar un “clima de odio”, en el que se incuban estos ataques. Como siempre, la frontera entre el rabioso activismo y la violencia política no está bien demarcada.

Sin embargo, el debate que debía haber surgido de la tragedia es paradójicamente el ausente: el del control de armas. Arizona es de los estados con leyes más laxas en materia de compra y uso. Que no hagan parte de la discusión pública muestra lo efectivo del cabildeo de los grandes fabricantes y el gremio del rifle.

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