Arizona: The Problem Is in the Narrative

<--

El Congreso de EEUU vivió hoy un extraño momento de unidad. La tragedia de Arizona ha hecho que, al menos por una vez, republicanos y demócratas se hayan unido en silencio en la escalinata del Capitolio. Sin embargo, está por ver que ambos partidos cumplan la demanda de rebajar la agresividad de su lenguaje realizada por la sociedad.

En la blogosfera, no se ha esperado ni tan siquiera a la celebración de los funerales de las 6 víctimas mortales para empezar a lanzar acusaciones. Que si Palin es responsable con sus polémicas dianas. Que si los demócratas en 2004 también situaron como “blancos” a los congresistas republicanos que pretendían derrotar. Que si Loughner era realmente un izquierdista por haber citado “El Capital” de Marx entre sus obras de referencia.

Probablemente, nunca sabremos si el tiroteo habría sucedido en un clima político más sosegado, o si los problemas psicológicos de Loughner no necesitaban de ningún caldo de cultivo para desembocar en una masacre. No obstante, sí es muy posible que en más de un caso la agresividad del lenguaje político acabe traduciéndose en violencia. De ahí que todo el mundo, tanto políticos como periodistas, deba hacer un esfuerzo por rebajar la acritud que contamina el debate político en EEUU.

Sin duda, de la situación actual son responsables miembros de ambos partidos con propensión a la hipérbole. Ahora bien, también es cierto que en los últimos años han sido el sector radical del Partido Republicano quienes han recurrido a un lenguaje más violento.

Más que las dianas de Palin, el problema es la narrativa construida por la derecha más recalcitrante que acusa a los demócratas, y muy especialmente a Obama, de ser un traidor a la patria, o un amigo de los terroristas. El problema es que algunos congresistas hayan concedido legitimidad a los birthers, el grupo que asegura que hay una conspiración cósmica para esconder que Obama es extranjero, o bien que desde la Fox, Glenn Beck diga que hay un programa de adoctrinamiento secreto de jóvenes para convertir el país en una dictadura comunista.

No hay que olvidar que en la mayoría de países del mundo el delito de traición a la patria se castiga con la pena de muerte. Por eso, este tipo de acusaciones son más propicias a desencadenar la violencia que otras de incompetencia, o corrupción, que eran las vertidas más a menudo contra Bush por parte de la izquierda.

Por cierto, que ya sería hora de que si la posesión de armas es considerado en EEUU un derecho individual exista al menos un sistema de verificación fiable que impida a individuos con problemas psicológicos, como Loughner o como el autor de la masacre de Virginia Tech, el acceso a armas de fuego.

About this publication