Hace algunos años, el hecho de que un presidente de Estados Unidos organizara una gira por Sur América sin incluir a Colombia sonaba casi impensable. Pero en la era de Barack Obama, todo indica, las cosas son a otro precio.
En su discurso sobre el estado de la Unión, este martes, el mandatario anunció una gira por América Latina -Brasil, Chile y El Salvador- pero sin incluir al llamado “mejor amigo en la región”.
Eso, pese a que hay un nuevo inquilino en la Casa de Nariño y a que no existen ya las prevenciones que se fueron armando frente a su antecesor, Álvaro Uribe Vélez.
Según le dijo a EL TIEMPO Mike Hammer, portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, omitir a Colombia del periplo no quiere decir que la relación con Colombia no sea de suma importancia, como lo demostró el encuentro en septiembre entre Obama y el presidente Juan Manuel Santos en Nueva York.
Y tan conscientes estaban de que la decisión sería vista como un desplante, que funcionarios del Gobierno Obama se comunicaron con el embajador Gabriel Silva pocas horas antes del discurso para informarle personalmente. Algo que no hicieron con otros países del área.
El vicepresidente colombiano Angelino Garzón, quien se encuentra de visita en Washington, trató restarle importancia al tema al decir que los presidentes, como máximo, visitan tres países a la vez y que no había por qué “disgustarse” por la no inclusión de Colombia.
Por otra parte, funcionarios de la Casa Blanca le explicaron a este diario que Obama sigue muy interesado en visitar Colombia y posiblemente asista a la Sexta Cumbre de las Américas, que se realizará en abril del 2012 en Cartagena.
En otras palabras, si ya va a ir el año entrante, para qué hacerlo ahora. Pero en el fondo, quizá hay otra razón de más peso: el Tratado de Libre Comercio (TLC).
“La verdad es que el TLC sigue muy enredado y Obama no puede ir a Colombia a contestar una pregunta frente a la que no tiene respuesta”, dice Mauricio Cárdenas, director del programa de las Américas en el Brookings Institute.
Para Cárdenas, sin embargo, EE. UU. ha quedado en deuda y probablemente la pagará pronto con una invitación al presidente Santos para que visite la Casa Blanca.
Dicho eso, añade este experto, la razón central de este viaje por la región es Brasil. EE. UU. quiere destacar el cambio de tono frente a Washington de la presidenta Dilma Rousseff y la gran importancia que tiene para la política exterior de EE. UU.
‘Decepcionados’
En su discurso del martes, Obama tampoco dejó claro cuál será la suerte del TLC. Republicanos y algunos demócratas se mostraron muy decepcionados por sus palabras, que, para algunos, son una sentencia de muerte en este 2011.
“Es decepcionante al extremo que el Presidente no haya fijado un cronograma para la aprobación de los tratados con Colombia y Panamá, que se firmaron hace más de tres años y medio. El retraso ha sido costoso para nuestros agricultores y empresarios que están perdiendo negocios frente a otros que sí han firmado acuerdos con estos mercados”, dice el senador Max Baucus, el demócrata de más alto rango en la Comisión de Finanzas. Baucus, del mismo partido que Obama, piensa visitar Colombia en febrero.
Para Cárdenas, las palabras de Obama el martes dejan claro que la Casa Blanca no está lista para enviarlo al Congreso y entierran la idea de los republicanos de que los tres tratados pendientes de la era Bush -Corea del Sur, Panamá y Colombia- se han considerado de manera simultánea.
“Queda claro que nada pasará este semestre. Habrá que ver si en todo el 2011”, remata el analista.
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