The United States’ Diplomatic Suicide

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En ocasión del reciente aniversario del terremoto que asoló a Haití el año pasado, matando alrededor de 300.000 personas y destruyendo miles de escuelas y hospitales, leí una estadística que me dejó atónito: Venezuela ha prometido más fondos que Estados Unidos para la reconstrucción de Haití.

La Oficina del Enviado Especial de la ONU a Haití, el ex presidente Bill Clinton, dijo en su informe del primer aniversario del sismo que Venezuela comprometió U$S 1.300 millones para reconstruir Haití, mientras que EEUU ofreció U$S 1.100 millones. Si sorprenden estas cifras, y que Washington ni siquiera puede ser el mayor donante en su propio vecindario, lo que viene será aún peor.

La nueva mayoría republicana de la Cámara de Representantes busca recortar este año U$S 100.000 millones de los programas de ayuda domésticos y externos, para reducir el gigantesco déficit presupuestario de Estados Unidos. Los programas externos sufrirían entre un 10 y un 30 por ciento. Se estima que este proyecto reduciría el Presupuesto de Asuntos Exteriores -financia desde los salarios del Departamento de Estado hasta las vacunas contra el Sida en África- en más de un 13%, cifra que resultaría devastadora. Algunos republicanos ultraconservadores, como el senador por Kentucky, Rand Paul, pretenden eliminar por completo el presupuesto de ayuda externa. También eliminarían 2170 empleos creados en los últimos años en el Departamento de Estado para compensar anteriores recortes de empleos. Irónicamente, casi todos fueron creados a instancias del ex secretario de Estado republicano, Colin Powell, quien argumentó que EEUU necesitaba “tropas diplomáticas” para mejorar su seguridad en el mundo.

¿Acaso no se debilitaría la influencia estadounidense en el mundo con estos recortes?, le pregunté a la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, la republicana por Miami, Ileana Ros Lehtinen, que es más pro ayuda externa que muchos de sus colegas. “Si vamos a recortar el presupuesto a un nivel doméstico en EEUU, ¿cómo no lo vamos a hacer con el de ayuda a todos los países? Tenemos una deuda fuera de control, y un déficit astronómico que les estamos pasando a nuestros nietos. No podemos seguir así,” dijo.

Casi todos los demócratas temen que los recortes propuestos serán un duro golpe para la diplomacia estadounidense. Citan un comentario del secretario de Defensa, Robert Gates, quien dijo en septiembre, refiriéndose a Afganistán e Irak: “El desarrollo es mucho más barato que enviar soldados.” Eliot L. Engel, líder de la minoría del Subcomité para el Hemisferio Occidental, me dijo que los recortes externos en momentos de la lucha contra los cárteles de la droga en México y América Central, y la mayor influencia de China, Irán y Venezuela en Latinoamérica “es algo que se volverá en nuestra contra.”

Mi opinión: Aunque Estados Unidos sigue siendo, por mucho, el país que más ayuda externa concede en cantidad de dólares, es uno de los países industrializados que menos da con relación al tamaño de su economía: sólo dona el 0,2% de su PBI en asistencia externa, comparado con el 1% de Suecia. Lo que es aún más significativo: EEUU sólo destina el 1% de su presupuesto a la ayuda externa. Tal vez, tras las revelaciones de WikiLeaks, el Congreso debería exigir a los funcionarios del Departamento de Estado que dediquen más tiempo a promover las exportaciones y menos tiempo a escribir cables sobre las escapadas sexuales de Silvio Berlusconi.

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