Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part I)

Edited by Alex Brewer

Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part II)

Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part III)

Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part IV-Final)

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Para la mayoría de sus electores los dos primeros años de la presidencia Barak Obama fueron una inesperada decepción. Pero cuando él, al inicio de su gobierno designó a Timothy Franz Geithner para la secretaría del Tesoro y mantuvo a Robert Gates en la secretaría de Defensa, lo substancial de la orientación política y económica de su gobierno estaba definido. Desde ese momento Wall Street, el Pentágono y la industria armamentista supieron que en los siguientes años, seguía la fiesta.

Tim “derivados” Geithner

Luego de obtener su master en economía internacional y estudios de Asia oriental, T. Geithner con 24 años entró a Kissinger y Asociados donde estuvo durante 3 años (1985-1988). Kissinger y Asociados fue el trampolín para su ingreso en la División de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro. Tim Geithner trabajó en diversas posiciones en tres administraciones (Reagan, Bush senior y Clinton) desde 1988 en el Departamento del Tesoro. En 1999, (a los 38 años) fue promovido a segundo secretario del Tesoro para Asuntos Internacionales bajo los secretarios del Tesoro Robert “profeta” Rubin /1 y Lawrence Summers. Junto con Rubin y Summers colaboró para aprobar la Ley Gramm-Leach-Bliley, legislación de liberalización financiera que revocó la Ley Glass-Steagall y permitió que los bancos comerciales actuaran como holdings (supermercados financieros).

La Glass-Steagall Act prohibía a los bancos ofrecer al mismo tiempo servicios de inversión (adquisición de acciones, bonos, títulos, fusiones, etc.), banca comercial (depósitos, ctas. corrientes, etc.) y compañías aseguradoras (servicios de seguros y derivados). Gramm-Leach-Bliley Act volvió a autorizar los mismos menjunjes que condujeron al crac de la Bolsa en 1929 y la Gran Depresión subsiguiente. Esto ubica a Geithner como parte del equipo de economistas neoliberales de Bill Clinton que aceleraron la desregulación financiera.

En el 2001 dejó el Tesoro y pasó a participar del Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations – CFR) /2 como Senior Fellow del Departamento de Economía Internacional. El Consejo de Relaciones Exteriores es una organización privada apartidaria que integra las grandes corporaciones estadounidenses con los más destacados dirigentes políticos, militares y periodistas, tanto demócratas como republicanos. Este ingreso fue el espaldarazo para ser nombrado como funcionário del Fondo Monetario Internacional donde actuó desde 2001 hasta 2003 como director del departamento de Análisis y Desarrollo de Políticas. El ingreso de Geithner al FMI fue sobre la base de su ortodoxia neoliberal /3. Luego de esa fecha fue nombrado presidente y ejecutivo-jefe del Banco de la Reserva Federal de Nueva York -el banco central de los ojos y oídos en Wall Street- que dirigió desde noviembre de 2003 hasta el final del gobierno Bush junior.

En 2006 Geithner se tornó miembro del influyente órgano consultivo financiero, Grupo de los Treinta (G30) con sede en Washington y presidido por Paul Volcker. El G30 fue creado en 1978 por la Fundación Rockefeller, que le dio el financiamiento inicial. En 1993 el G30 emitió un informe llamado “Derivados: Principios y Prácticas” divulgando recomendaciones sobre una gestión adecuada de derivados de crédito. Se trataba de un manual para administrar un aspecto de la economía que se había hecho habitual. Desde 1980 era común que las corporaciones dieran pérdidas en la producción que eran compensadas por ganancias obtenidas mediante operaciones financieras (desde operaciones de crédito y seguro hasta la especulación en mercado de futuros y en divisas inestables). El catálogo del G30 tuvo una influencia directa sobre el crecimiento de la especulación en el mercado de derivados de crédito y en el mercado de futuros.

En febrero de 2007, Jenny Anderson publicó un artículo sobre la conducción de Timothy F. Geithner del Fed de Nueva York, premonitorio del colapso económico-financiero a partir de la observación del crecimiento inusitado de los derivados de crédito: /4 “Lo más importante en la lista de tareas de Mr. Geithner es comprender y acompañar los U$S 26 billones (millones de millones de dólares) de derivados de crédito en el mercado -el doble del tamaño de la economía de Estados Unidos- ya que ese mayor crecimiento del mercado financiero no existe. Su crecimiento ilusorio engrasa las ruedas de la economía global, aumentando la liquidez, con riesgo de diseminación, a la vez que alimenta de dinero a Wall Street.”… “Cuando el mercado empiece a testar esta situación, nadie sabe con certeza como él puede reaccionar.” Luego de citar a Robert “profeta” Rubin afirmando que Mr. Geithner “es realmente notable” Anderson explica que: “Esto há sido ampliamente demostrado en la forma como él persuadió a Wall Street de apropiarse de los derivados de crédito.”… “Su abordaje tiene por objetivo ayudarles a creer que ellos son maestros de su propio destino, en vez de infames que precisan ser punidos, al paso que extraen mejorías en el sistema financiero a lo largo del camino.” Respondiendo a las ingentes amenazas de esta explosión de capital ficticio, Geithner afirmó en la entrevista: “El hecho de que los bancos están más fuertes y el riesgo de diseminación (de los derivados) es más amplio, debe tornar el sistema más estable” No hay duda que Rubin y sus protegidos tienen inclinaciones (inversamente) oraculares.

Esta reveladora entrevista (que nunca es citada en la prensa económica internacional) demuestra que es uno de los principales responsables directos –junto con Alan Greenspan- de la formación de la burbuja de capital ficticio y la crisis financiera de Estados Unidos 2007-2008 que devino en desastre económico internacional.

En marzo de 2008, Geithner hizo de intermediario en el negocio que permitió a JP Morgan Chase adquirir Bear Stearns, lubricando la operación con US$ 29 mil millones de un préstamo de la Reserva Federal. En la época fueron descritas las condiciones del acuerdo como “muy generosas” y se señaló que Geithner actuó con “demasiada dependencia” de los jefes de Wall Street. /5 Desde septiembre 2008, Geithner dirigió para el gobierno Bush, junto al presidente de la Reserva Federal Ben S. Bernanke y el secretario del Tesoro Henry Paulson Jr., la conducción de las empresas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac /6, el “salvamento” de American International Group (AIG) /7 y otra serie de instituciones financieras, así como intervino en la concepción del billonario programa de “socorro” al capital financiero, con dinero de los contribuyentes.

Como premio a su cabal y exitosa trayectoria, Obama lo nombró su secretario del Tesoro en 2009. Cuando el presidente de Estados Unidos notificó su elección en noviembre de 2008 dijimos que “no anunciaba nada bueno para el planeta” /8. Y en Wall Street siguió la fiesta.

La ilusa “regulación” del mercado financiero

El capital financiero representa cerca de un quinto del Producto Interno Bruto de Estados Unidos y controla US$8,5 billones en activos, 63% del PIB del país. Wall Street domina Washington y este actúa sumiso como un brazo de los banqueros. Por eso la supuesta regulación del capital financiero por la reforma del gobierno Obama era una mera ilusión.

El mecanismo privilegiado de la especulación capitalista siempre se basa en la creación de capital ficticio. El capital ficticio es en el mejor de los casos una representación del capital real en la forma de un título de propiedad sobre dicho capital; o sobre el plusvalor que este puede generar (acciones); un título de propiedad sobre los pagos fraccionados que deberá hacer el deudor de una hipoteca; o sobre las primas de una póliza de seguro; o el derecho a percibir los intereses que el estado se compromete a pagar sobre un título de deuda pública. En el peor de los casos pueden ser acciones de Enron, hipotecas sub-prime, seguros de AIG o bonos del tesoro de un país en default. Y siempre se manifiesta como fetichización y enajenación del capital que devenga interés. La fetichización del interés hace aparecer a éste como un plusvalor que arroja el capital en sí y para sí, sin emplearlo productivamente. En esta fetichización se basó la dañosa Nueva Economía.

En la economía mundial la crisis iniciada en 2007-2008 comenzó por expresarse como un cotejo entre capital real y capital ficticio. Una decantación para saber cuanto de capital ficticio en verdad representa a verdadero capital real. Durante 2008 la mitad del capital ficticio que representaba la cartera accionaria mundial se evaporó. “El valor de los mercados de acciones mundiales se redujo en cerca de 30 billones de dólares (treinta millones de millones o treinta trillones en inglés) en un año, o sea a la mitad” /9 Es decir, durante 2008, la cartera accionaria mundial, se desvalorizó en una suma equivalente a más del 50% del PIB mundial.

La depuración respecto a las hipotecas no se ha consumado aún porque esos papeles incobrables eran mezclados con otros más confiables y se “titularizaban” los “paquetes” como grandes fondos de activos, conocidos como obligaciones de deuda garantizada (CDO, por sus siglas en inglés) para diseminar internacionalmente las hipotecas “truchas”. Al mismo tiempo se adquirían seguros contra cesaciones de pagos (CDS) para cubrir los derivados de hipotecas fallidas. Fue con estos seguros que Goldman Sachs empujó al abismo a American International Group Inc. (AIG). El sistema bancario internacional en especial el estadounidense y europeo está contaminado de esos y otros “derivados de créditos”.

Mientras los mayores bancos estadounidenses usufructúan de su recapitalización con dineros de los contribuyentes, los banqueros están consagrados a inventar nuevos productos tan especulativos como los que provocaron el colapso financiero.

Por un lado están “titulizando” los seguros de vida (life settlements), es decir reuniéndolos y presentándolos como bonos de inversión. “Los banqueros proyectan comprar los seguros de vida con efectivo: por ejemplo, 400.000 dólares por una póliza de un millón de dólares, según la expectativa de vida de la persona asegurada, que suele estar enferma o ser muy mayor. Luego planean “titulizar” esas pólizas, según la jerga de Wall Street, mediante la agrupación de centenares o miles de seguros. Entonces revenden esos bonos a inversores -como los grandes fondos de pensión-, que recibirán los pagos cuando la gente asegurada se muera” /10. Estos bonos implican una apuesta a favor del deceso de las personas: cuanto antes se mueran los titulares de las pólizas, mayor es el dividendo y cuanto más sobrevivan, al tener que continuar pagando las primas, más se achica la ganancia o directamente la inversión da pérdidas. En todos los casos Wall Street siempre gana cobrando sus comisiones por crear y negociar los bonos. Para el inversor es una forma de apostar a favor de la muerte, menos atroz que comprar acciones de la industria de armamentos.

Como en Estados Unidos hay 26 billones -millones de millones- de dólares en pólizas de seguros se prevé que el mercado de estos títulos podría llegar a los 500.000 millones de dólares. Goldman Sachs ya posee un “índice negociable de seguros de vida” donde los inversores pueden apostar “si la gente vivirá más de lo esperado o morirá antes de los previsto” /11; es decir una lotería que permite hacer apuestas sobre la incerteza de la muerte.

Algunos bancos ni siquiera se han molestado en inventar nuevos productos financieros. Tomaron sus títulos hipotecarios envenenados los “retitularon” y pagaron a las tramposas agencias calificadoras para que recalificaran los títulos fallutos. Los denominan “re-remics” (sigla en inglés de retitulación de vehículos de inversión inmobiliarios hipotecarios). Morgan Stanley afirma que en 2009 se obtuvieron 30.000 millones de dólares en re-remics.

Antes de firmar la reforma Obama declaró: “Estoy a punto de firmar la reforma regulatoria de Wall Street para proteger a los consumidores y sentar las bases de un sistema financiero más fuerte y seguro, un sistema financiero que se caracterice por la innovación, la creatividad, la competitividad y que sea mucho menos propenso al pánico y al colapso”, indicó Obama.

Los derivados de crédito, (modelos de “innovación, creatividad y competitividad”) así como los mercados de futuro que permiten especular sobre los precios venideros -en especial de los commodities-, fueron el epicentro de la crisis económica, y no han sido afectados por la reforma financiera aprobada por el gobierno Obama. Más aún, fue burlado el reclamo unánime para aprobar un mecanismo de vigilancia sobre el capital financiero que protegiera al ciudadano estadounidense de nuevos fraudes. El control del mercado financiero fue entregado al banco de la Reserva Federal, el principal responsable de las burbujas a través de la entrega a las instituciones financieras de ingentes capitales a tasas de interés negativas. Al inicio de la presidencia Obama la Fed volcó US$ 787 mil millones al mercado y en noviembre 2010 volvió a inyectar otros US$ 600 mil millones /12, comprando bonos del tesoro. En ambos casos el “motivo” era “reactivar la economía”.

Pero además, el rescate de Bush-Paulson-Bernanke se siguió ampliando bajo Obama-Geithner-Bernanke con los préstamos de la ventanilla de descuento de la Reserva Federal. Ya a finales de marzo de 2009, la Fed había prestado o garantizado por lo menos 8,7 billones de dólares (millones de millones o trillones en inglés y portugués) en virtud de una serie de nuevos programas de rescate. Y, gracias a una ley que permite ocultar tanto las cantidades como los destinatarios de los fondos otorgados por la Fed y bloquear la mayoría de las auditorías del Congreso, las empresas beneficiarias siguen manteniéndose casi completamente en secreto.

La banca estadounidense tutela la orientación del gobierno Obama. Impuso la reelección del fundamentalista monetario Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos. El dúo Alan Greenspan/Ben Bernanke desde la Reserva Federal operó como agente directo de los bancos: “perpetrando fraude, protegiendo sus ventas de activos tóxicos contra los intereses de los consumidores y aun contra la propia solvencia de la economía” /13. La banca a través de su lobby y sus contribuciones puede dar forma a sus propias reglas y conducir a la economía a través de ciclos de burbujas de capital ficticio, de crisis financieras beneficiosas para los grandes banqueros /14 y de ajustes retrógrados de los mercados de capitales, de mercancías y de trabajo.

Ley de Salud: Obama postrado ante Wall Street

Con esta ley que pretendió presentarse como una decisión histórica “Las compañías de seguros privadas se embolsarán al menos 447 mil millones de dólares de los contribuyentes destinados a subvencionar la compra de sus pólizas de seguro. Este dinero reforzará su poder financiero y político y, así, su capacidad de bloquear toda nueva reforma” /15. No casualmente el precio de las acciones de las mayores compañías de seguros sanitarios se disparó al día siguiente de Obama firmar la Ley de Reforma Sanitaria.

“Alrededor de 23 millones de personas permanecerán sin seguro estos nueve próximos años. Eso tendrá como consecuencias 23.000 muertes al año (las que habrían podido evitarse con una cobertura universal) y una suma incalculable de sufrimientos.” Es decir, más de siete “11 de setiembre” anuales sin himno, manos en el corazón y agitación de banderitas estadounidenses.

“Las personas cubiertas por medio de sus empleadores seguirán siendo prisioneras de las redes de prestadores de servicios a las cuales su seguro da derecho; harán frente a costos que crecerán y a una erosión continua de las prestaciones garantizadas.”

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) Estados Unidos está en el lugar treinta y siete del mundo por la calidad de su atención sanitaria. No participa del listado de los 25 países más “avanzados”. El malgasto en salud de Estados Unidos es escandaloso. Hasta ahora eran más de 6.000 dólares per cápita por año, con el agregado que no prestaban el servicio a cerca de 50 millones de habitantes. Entre los 20 primeros países con desenvolvimiento humano elevado, el promedio de gasto en salud por persona por año es de 3.029 dólares. Y en ningún hospital de esos 20 países se ponen a los enfermos en un taxi para que los abandonen en el suburbio en bata hospitalaria y descalzos, como hacen habitualmente las Organizaciones de Mantenimiento de la Salud (HMO por su sigla en inglés), seguros privados de salud, cuando consideran que el seguro dejó de cubrir la internación.

Las compañías farmacéuticas también salen airosas: la ley impide la importación de idénticos fármacos más baratos, no autoriza al gobierno a negociar descuentos de precios, y extiende el monopolio de protección de patentes sobre los fármacos biológicos contra la competencia de los genéricos.

Para la asociación estadounidense de Médicos para un Programa Nacional de Salud, “Al sustituir a los aseguradores privados por un sistema de financiación público y racionalizado, nuestra nación podría ahorrar cada año 400 mil millones de dólares de costos administrativos, lo que es un derroche inútil. Eso bastaría para ofrecer una cobertura de salud a todas las personas que no se aseguran hoy, y para mejorar la cobertura los que ya tienen un seguro, sin tener que aumentar un céntimo el gasto global de Estados Unidos para la salud. Por fin, solamente un sistema con un solo pagador permite disponer de herramientas eficaces para controlar los costos: compras al por mayor; honorarios negociados; presupuestos globales para los hospitales; planificación de las inversiones.”

Obama es responsable del gigantesco derrame de petróleo de BP

El miércoles 31 de marzo de 2010, el presidente Barak Obama hizo pública una nueva estrategia para las perforaciones marítimas estadounidenses, que expandía la exploración de petróleo y gas natural en las costas del Atlántico, la zona oriental del Golfo de México y el norte de Alaska. Dirigiéndose a los republicanos –en función de lobistas de las petroleras- que venían realizando insistentes presiones con el fin de habilitar nuevas franjas para la prospección en busca de crudo, el presidente señaló en un discurso en la base Andrews de la Fuerza Aérea, en Maryland: “Sé que podemos unirnos para aprobar leyes integrales sobre la energía y el clima que alentarán nuevas industrias y millones de empleos nuevos, protegiendo nuestro planeta y ayudándonos a ser más independientes en la energía”

Su afirmación respecto a la “protección del planeta” resultó de inmediato inversamente premonitoria. Tres semanas después, la plataforma Deepwater Horizon de la British Petroleum (BP) en el Golfo de México, explotaba, se incendiaba y se hundía matando a once trabajadores. Como secuela dejó un derrame de crudo, que lejos de “alentar nuevas industrias y millones de empleos nuevos” contaminó las costas de Louisiana, Alabama, Mississippi y Florida, sus refugios de vida salvaje, la pesca y los criaderos de ostiones y camarones.

Para contrarrestar el derrame de por lo menos 4,9 millones de barriles de crudo en el Golfo de México, BP reconoció haber utilizado 7,18 millones de litros del solvente Corexit, -prohibido en 19 países-, para degradar el petróleo. Los dispersantes contienen químicos que, según muchos científicos y toxicólogos, son peligrosos para la salud humana, la vida marina y silvestre. “Las graves consecuencias neurotóxicas de la exposición a solventes orgánicos sobre trabajadores y animales de laboratorio son narcosis, anestesia, depresión del sistema nervioso central, dificultades respiratorias, inconsciencia y muerte, según el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional. Varios compuestos químicos que figuran en el documento, como estireno, tolueno y xileno están en el Golfo de México.

Desde el inicio del vertido, en abril 2010, casi 2.200 aves han sido halladas muertas, la mayoría en Louisiana, junto con casi 500 tortugas, la mitad de ellas en Mississippi, según datos federales. Casi 950 kilómetros de costas del Golfo están impregnados de petróleo, la mayor parte en los pantanos de Louisiana. Esto pone en peligro, explotaciones pesqueras de importancia económica crucial en la región, como el camarón y el cangrejo.

Mar adentro, científicos han hallado petróleo y metano sumergido. Algunos creen que estas columnas tóxicas están disminuyendo el nivel de oxígeno en el agua, y que esto pone en peligro la fauna y la flora marinas. Un grupo de científicos de la Universidad de Georgia afirma que aún está sumergido entre el 70 y el 80 por ciento del petróleo que salió de la plataforma incendiada en las costas de Louisiana.

Entretanto, las investigaciones apuntan a que el petróleo entró en la cadena alimentaria del Golfo. Científicos de la Universidad de Southern Mississippi y la Universidad de Tulane han hallado partículas de petróleo en cangrejos jóvenes en varios puntos de la costa del Golfo. Los cangrejos son alimento de muchos peces, de otros cangrejos y de las aves marinas, así que otras especies ingieren el petróleo a través de los cangrejos.

Alrededor del 35% de las aguas federales de Estados Unidos en el Golfo estuvieron cerradas así como el 55% de la zona de explotación pesquera comercial en aguas saladas de Louisiana. Pronto comenzaron a levantarse las restricciones y de inmediato aparecieron múltiples casos de envenenamiento con productos tóxicos. En la actualidad, existe en el Golfo un grave problema sanitario y sus habitantes están padeciendo enfermedades que atribuyen al combustible y a los dispersantes tóxicos utilizados para sumir el petróleo en las profundidades. Entre tanto, los organismos gubernamentales y el propio Obama ignoran la crisis sanitaria y han declarado que consideran seguras a las aguas del Golfo.

La responsabilidad principal de esta catástrofe señala al presidente que prometió “cambios” y promovió el mayor desastre ambiental que ha enfrentado el país en su historia.

Obama mantiene la rebaja de impuestos a los ricos

El acuerdo con los republicanos aprobado por el Congreso el 17 de diciembre pasado, mantiene los recortes de impuestos que iban a expirar el 31 de diciembre de 2010. Se prolongan dos años más para todos los estadounidenses sin excluir al 2 por ciento con rentas más altas. A cambio de esta vergonzosa concesión Obama obtuvo el compromiso de los republicanos de aprobar la extensión del seguro de desempleo.

El consentimiento a las pretensiones republicanas contradice frontalmente los compromisos electorales de Obama, que en 2008 prometió una subida de impuestos a los ricos y afecta directamente a los electores demócratas del presidente. Como los republicanos rechazaban diferenciar las categorías de impuestos, el falaz argumento esgrimido por la presidencia fue que debieron ceder, porque no querían que se incrementaran los impuestos a las clases medias.

En el acuerdo con los republicanos, Obama cambió el mantenimiento de la rebaja de impuestos a los ricos por los próximos dos años por la aprobación de los republicanos de la extensión del seguro de desempleo para 2 millones de estadounidenses por un plazo de 13 meses, a un costo de US$25 mil millones. Esa rebaja de impuestos a los ricos sancionada por Bush junior, seguramente continuará luego del 2012, ya que las posibilidades de una victoria republicana en esa fecha, se fortalece día a día. Y entonces, con este acuerdo, el Estado en verdad dejará de recaudar 14 billones de dólares. Un negocio brillante /16.

Los Republicanos proponen remplazar la imposición progresiva sobre la renta por un impuesto único que recaiga sobre los asalariados, no afectando a los ingresos provenientes del patrimonio, las finanzas, los seguros o los bienes raíces y un impuesto sobre el valor agregado que afecta en relación inversa a pobres y ricos. El porcentaje de consumo de primera necesidad es mucho mayor en los bajos ingresos que en los altos.

La recaudación fiscal disminuye también en US$ 120.000 millones los aportes de los trabajadores, reduciendo en 2% la retención del principal impuesto que financia la Seguridad Social. Es un ataque solapado a la Seguridad Social para provocar su crisis e impulsar su privatización. Wall Street ambiciona apropiarse de sus fondos.

Obama ha adoptado la misma falsa argumentación de los republicanos para defender el acuerdo: la rebaja de impuestos a los ricos, será utilizada por ellos para mayor consumo y por tanto creará más empleos. Tesis más falsa que un billete de dos dólares. La baja de impuestos a los capitalistas libera dinero para que los grandes rentistas inviertan en el circuito suicida del capital financiero. Al mismo tiempo, los recortes fiscales agravarán el déficit público federal y el déficit de la balanza de pagos. La deuda nacional ronda hoy los US$ 14 billones (millones de millones) y el déficit presupuestario anual US$ 1 billón (millón de millones).

Con Obama se consolida el paso regresivo del sistema tributario impuesto por Bush junior. Con la orientación económica que ha tenido el gobierno Obama hasta el momento, ¿alguien puede creer todavía que el presidente y su partido estaban sinceramente interesados en aumentar los impuestos a los ricos?

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