Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part III)

Edited by Hoishan Chan

Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part I)

Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part II)

Two Years in Office: Obama, Fiasco President (Part IV-Final)

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Aunque el keynesianismo-militar se comenzó a impulsar decididamente con Reagan, los tres siguientes gobiernos lo incentivaron sin descanso. Pero fue bajo Bush jr. y el pleno dominio de los neoconservadores y su política de “guerra perpetua” que el complejo industrial-militar se consolidó como motor de “desarrollo y globalización” y las industrias y servicios centrados en la destrucción y la muerte, como propulsores de la “economía de mercado”.

En plena recesión económica, durante 2007, 2008 y parte de 2009, mientras el sector inmobiliario o el automovilístico se paralizaron, la venta de aeronaves, vehículos blindados, embarcaciones militares o material de artillería, se incrementó en un 53% respecto al curso anterior. Conflictos armados como los de Afganistán o el de Irak han hecho que en la última década el gasto militar internacional haya aumentado en un 45%. Todo ello sin contar las cantidades que se generan en torno al tráfico ilícito de armas /30. Obama mantuvo y amplió esta orientación. El intervencionismo militar y el armamentismo tomaron nuevo impulso bajo su gobierno. Ahora, mal disimulados por el premio Nobel, como una política de Paz.

Con el predominio de la orientación de guerra preventiva global la política exterior es privativa del Pentágono y sus generales. En el manejo de las relaciones internacionales la canciller Hillary Clinton cumple un rol subsidiario de diplomacia de protocolo.

En Medio Oriente, la destrucción continúa bajo la dirección del socio Israel. Con Obama, Estados Unidos mantiene la ocupación de Irak, pero ha instalado su principal base guerrerista en Afganistán y la estrategia se concentra en el Asia Central. Sin dejar de expandirse en África y Latinoamérica. La principal diferencia con sus cuatro antecesores es el énfasis en la hipocresía de su demagogia.

En diciembre de 2010 el Congreso estadounidense aprobó un presupuesto de defensa de 708.000 millones de dólares para el año 2011. Este presupuesto se divide en dos partes: 549.000 millones de dólares para programas de defensa nacional y 159.000 millones de dólares para intervenciones militares en el extranjero, principalmente en Afganistán e Irak. También destina 75 millones de dólares en 2011 para entrenar y equipar grupos militares en Yemen para “luchar contra grupos insurgentes” /31. Dando continuidad a los ataques aéreos de Estados Unidos contra Yemen en diciembre de 2009 que produjeron la muerte a un gran número de civiles, incluidos mujeres y niños.

Constituye el mayor prepuesto militar de la historia estadounidenses. En 2010 el 57 % del presupuesto total de Estados Unidos estuvo destinado a las operaciones militares. No se trata sólo del mayor presupuesto militar del mundo sino que supera a todos los gastos militares del resto del mundo en su conjunto. En 2010 alcanzó a 680.000 millones de dólares En 2009 fue de 651.000 millones y en 2000 de 280.000. Es decir que en 10 años se multiplicó por dos veces y media.

La War Resisters League, estableció que los gastos militares reales para 2009 fueron 1 billón 449.000 millones de dólares en lugar de la cifra oficial de 651.000 millones. El National Priorities Project, el Center for Defense Information y el Center for Arms Control and Non-Proliferation analizan y ponen al descubierto muchos gastos militares ocultos, introducidos en otras partidas de los presupuestos generales estadounidenses. Las subvenciones a los veteranos de guerra así como las pensiones militares no se cuentan en el presupuesto. Tampoco los gastos de las 26 agencias de información que dependen del Pentágono. Los programas de armas nucleares figuran en la secretaría de Energía. Una de las mayores partidas secretas es la de los intereses de la deuda contraída en guerras anteriores, que alcanzó en 2009 entre 237.000 y 390.000 millones de dólares. Lo que en realidad constituye una subvención perpetua para los Bancos, íntimamente ligados a las industrias militares.

El gobierno Obama no solo continuó la privatización de la guerra de la era de Bush sino que ha acelerado ese proceso. En 2010 los contratistas superaron el 70% del personal total del Departamento de Defensa. Centenares de miles de contratistas del Pentágono están haciendo fortunas con la guerra. Esta es la fracción capitalista más dinámica de Estados Unidos, lo que es un indicador de los valores éticos de esa economía. Es un sector dirigido por el armamentismo, pero que no incluye sólo armamento, municiones y transportes de guerra específicamente. Las categorías incluyen todo tipo de industrias y servicios. La diferencia es que cada una de ellas tiene una orientación, logística y utilidad específica para la guerra. Servicios médicos, por ejemplo, no está dedicado a salud infantil, gestantes, geriátrica o salud preventiva sino más específicamente a heridas y mutilaciones por munición o explosivos, y a prevención y atención de enfermedades producidas por las condiciones que impone la guerra.

Cuando hablamos de complejo industrial-militar nos referimos a todo lo que es producción y servicios volcados a la continuidad y expansión de la guerra, y como en el caso de servicios médicos quitado de los gastos generales del Estado en servicios públicos normales. Pero a la cabeza de ese convoy de centenares de miles de contratistas de guerra está la locomotora de los poderosos fabricantes de armamento y transportes de agresión militar. Es decir, las industrias y servicios dedicados exclusivamente a la producción de muertes. Y esos grandes contratistas del Pentágono han sido los principales beneficiarios del esquema. El uno por ciento de los contratistas más grandes ganó el 80 por ciento de todos los dólares destinados a los contratos de Defensa. Los 50 contratistas más grandes consiguieron más de la mitad de todo el dinero de los contratos del Pentágono; los diez primeros obtuvieron casi el 40 por ciento.

Las fantásticas ganancias para estos conglomerados armamentísticos se han reflejado en el crecimiento continuo de sus acciones o valores en Wall Street: “Las acciones de las compañías de defensa de los Estados Unidos, que han triplicado su valor desde el inicio de la ocupación de Irak, no muestran ningún signo de que vayan a bajar (…) Todas estas compañías de defensa –con muy pocas excepciones- han obtenido un éxito arrollador con crecimientos que se concretan en ganancias de dos dígitos en su mayoría(…) La sensación de que los constructores de barcos, aviones y armamento están avanzando a grandes zancadas ha llevado a que las acciones de los grandes contratistas del Pentágono, Lockheed Martin Corp., Northrop Grumman Corp., y General Dynamics Corp., sean más altas que nunca….” /32

Lockheed Martin, por ejemplo, el mayor contratista del Pentágono para las guerras de Afganistán e Irak, está entre los 10 primeros contratistas de 13 de las 20 categorías /33 de industrias y servicios dedicados a la guerra. Y ha comprado empresas que se dedican a categorías en la que ellos aún no intervenían. Compraron Systex que prestaba servicios de “interrogadores” para el Pentágono y, con esa adquisición, también son proveedores de torturadores.

En cuatro meses, de junio a setiembre de 2009 -primer año del gobierno Obama- hubo un aumento de un 40% en los contratistas del departamento de defensa en Afganistán. Durante el mismo período, se duplicó la cantidad de contratistas armados de seguridad privada.

Estados Unidos ha realizado un simulacro de retiro de Irak pero en realidad los ocupantes estadounidenses continúan con centenares de bases militares en el país, mantienen aún cincuenta mil soldados y decenas de miles de mercenarios, y retienen las cuentas bancarias de Irak. Estados Unidos vendió en 2010 a su gobierno pelele de Irak, armas por valor de US$ 26.000 millones. Una compra a su industria armamentista similar a las que realiza el Pentágono. Estados Unidos vende y compra al mismo tiempo pagando con las cuentas bancarias de Irak. La industria armamentista festeja.

Estados Unidos promovió la creación de escuadrones de la muerte y un enfrentamiento religioso que a diario se manifiesta con atrocidades terroristas y que ha transformado a Irak en el país con mayor número de desaparecidos forzosos en la historia mundial. Mantiene también un gobierno fantoche que fomenta el sectarismo religioso y toda clase de prejuicios. Gobierno que junto al de Afganistán detentan el título de estar entre los tres más corruptos del planeta.

Con Obama hubo un cambio en la guerra preventiva global adoptando como centro a Afganistán. Al mismo tiempo hay un mayor esfuerzo de Obama y el Pentágono para controlar la narrativa de la guerra afgana de Estados Unidos. Los medios dominantes estadounidenses se constituyeron en su mayoría en socios cooperativos en el control de las noticias del Pentágono. Y tienen varios “periodistas empotrados” dedicados a la desinformación militar /34. La repetida historia de la presencia de Al Qaeda en Afganistán es una patraña expandida por los grandes medios que actúan como pantalla de los verdaderos motivos.

Una de las razones principales por la que Estados Unidos ocupa el país es para controlar la principal fuente mundial de opio de los mercados internacionales de heroína y la mayor producción mundial de hachís. Washington seleccionó al señor de la guerra, Hamid Karzai, por su larga hoja de servicios en la CIA. Y lo mantiene como presidente con elecciones fraudulentas, porque es en la actualidad junto con su hermano (Ahmed Wali Karzai), el patrocinador del tráfico de opio y hachís afgano. Bajo la invasión estadounidense el río Helmand sigue regando las amapolas. La economía afgana es una narcoeconomía: en 2007, Afganistán produjo 8200 toneladas de opio, cifra que representa el 53% del PIB nacional y el 93% del tráfico de heroína a nivel mundial.

Ya en diciembre de 2005 se denunciaba que: “En una conferencia sobre la droga, desarrollada en Kabul este mes, el jefe del servicio federal antinarcóticos de Rusia estimó el monto actual del cultivo de opio en Afganistán en US$ 65.000 millones. Solamente 500 millones van a los cultivadores afganos, 300 millones a los talibanes y los 64,000 millones restantes van a la «mafia de la droga», garantizándole amplios fondos para corromper al gobierno de Karzai en un país cuyo PIB es de sólo 10.000 millones de dólares” /35. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC), sólo entre un 5 y un 6% de esos 65.000 millones de dólares, o sea entre 2.800 y 3.400 millones, se quedan en Afganistán.

Estados Unidos es tutor de la producción de drogas a escala mundial. Apadrina o directamente conduce los principales países dedicados a la producción: Afganistán, opio, heroína y hachís; Marruecos, cannabis y hachís /36; Colombia y Perú, cannabis y hojas de coca y todas las variantes de la cocaína /37.

El otro objetivo en Afganistán es el inició de una nueva operación militar más agresiva contra Pakistán, un país de 160 millones de habitantes que cuenta con armas nucleares. Lo que impide una intervención directa. Intenta destruir el gobierno paquistaní de Islamabad y hundir al país en una guerra civil, la balcanización, la división y el caos generalizado. Esta estrategia persigue exportar una guerra civil afgana hacia Pakistán y quizá, también desintegrar a Pakistán en líneas de tipo étnico. En Afganistán Estados Unidos siempre han impulsado la represión de los tayiks sobre los pushtun, base central de los talibanes y excluidos del poder en Afganistán. El presidente Hamid Karzai de origen pushtun reserva su lealtad a la CIA antes que a su grupo étnico. Desde 2009 Estados Unidos ha extendido a la parte paquistaní del territorio pushtun las operaciones que incluyen el asesinato masivo desde aviones no tripulados, el homicidio por encargo de la CIA y según reportes, el uso de francotiradores mercenarios privados contra aldeas pacíficas y fiestas de boda, entre otros objetivos.

El cariz que ha tomado la intervención en Afganistán entonces, busca proveer a Estados Unidos de una plataforma desde donde lanzar una campaña militar desestabilizadora en toda la región, basada en aguijonear las diferencias y disputas étnicas por medio de atentados, bombardeos y matanzas. El otro grupo étnico que la estrategia de Obama busca lanzar a la insurrección y la secesión son los Baluchis de Irán. En el Baluchistán iraní, la CIA financia la organización asesina Jundullah. Las operaciones oscuras de Washington han invadido también Uzbequistán, un país de la era postsoviética de 25 millones de habitantes que tiene fronteras al norte con Afganistán. Comandos mercenarios terroristas ejecutan misiones dentro de Uzbequistán contra el Movimiento Islámico de Uzbequistán, de acuerdo con fuentes de inteligencia estadounidenses.

Pero, además, bajo Obama la invasión militar a Afganistán ni se ha hecho “mas humana”, ni redujo las bajas civiles que siguen denominando con el eufemismo de “daños colaterales”. Por el contrario, durante el 2009, bajo McChrystal, las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN dependían menos de los mortíferos ataques aéreos, que son entre 4 y 10 veces más letales para los civiles afganos que los ataques terrestres. Pero los enfrentamientos terrestres tuvieron como consecuencia el aumento de las bajas de soldados estadounidenses. Entonces en 2010 Obama cambió la táctica y Petraeus se ha desembarazado del “enfoque de contrainsurgencia para ganar los corazones y las mentes”, reemplazándolo con un trío letal de rotunda fuerza asesina: ataques aéreos, bombardeos con aviones no tripulados y asaltos nocturnos de las Fuerzas de Operaciones Especiales /38.

Un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos, requerido por el Congreso, reconoció en noviembre de 2010, que la violencia en Afganistán se encuentra en el nivel más alto desde que se inició la guerra hace nueve años y agrega que el progreso conseguido por las fuerzas encabezadas por la OTAN en ese país, ha sido limitado. En el mismo informe se dice que los incidentes de combate registrados en Afganistán del 1° de abril al 30 de septiembre de 2010 aumentaron un 300 por ciento en comparación con las cifras de 2007. Y que en dicho semestre hubo un 55% más de acciones violentas en comparación con el trimestre anterior.

Que el mayor esfuerzo militar esté establecido en Asia central no significa que hayan desatendido otros continentes. Desde octubre de 2007 funciona el Comando África estadounidense (AFRICOM), primero bajo el ala del Comando Europeo, pero desde 2008 como una entidad independiente. El AFRICOM está dividido en 5 distritos militares (reflejando las cinco comunidades económicas regionales de la Unión Africana), cada uno de ellos con una Fuerza de Reserva Africana multinacional adiestrada y dirigida por fuerzas militares de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea. El AFRICOM planea establecer un cuartel general central en el continente (su actual cuartel general está en Stuttgart, Alemania, aunque Camp Lemonnier de Yibuti con más de 2000 efectivos, funciona como uno de facto en África) con cinco puestos de avanzada satélites regionales en el norte, sur, este, oeste y centro de África. Según Estados Unidos y la Unión Europea, para misiones de “mantenimiento de paz”. El objetivo es facilitar las intervenciones militares imperialistas y no tener fracasos como la invasión de Somalia por Etiopía impuesta por Estados Unidos a fines del 2006, como demostró recientemente un cable de la época, publicado por WikiLeaks.

En Latinoamérica fuimos testigos de la multiplicación de las bases militares con la creación de siete bases militares en territorio colombiano, y la firma de tratados con Panamá para la instalación de 11 bases militares en ese país. Y otras iniciativas por el estilo en Centroamérica. La reactivación de la IV Flota de la marina de guerra de los Estados Unidos, armada con artefactos nucleares. La Invasión militar en nombre de la “ayuda humanitaria” tras el terremoto en Haití y las iniciativas de golpe de Estado, en Honduras (exitoso 2009) y Ecuador (fallido 2010). Y los planes para desestabilizar a países como Paraguay, Bolivia y Venezuela.

El lunes 22 de noviembre de 2010 Evo Morales inauguró la IX Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas en la ciudad de Santa Cruz con la participación de representantes de veintiocho países. Evo le espetó a un Bob Gates hierático que en 2008 el entonces embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Golberg, “organizó” un golpe para acabar con su gobierno así como responsabilizó a Washington de los golpes de estado en Venezuela, Honduras y Ecuador En su alocución aseguró que Estados Unidos alentó y alienta procesos de desestabilización contra gobiernos democráticos y que, su intervencionismo no aporta a la paz en el continente.

Al recibir el Nobel de la Paz Obama hizo una verdadera arenga bélica a favor de la guerra imperialista. Alabó las virtudes de la guerra preventiva y señaló una serie de potenciales objetivos de las agresiones estadounidenses, entre otros, Irán, Sudán, Congo, Zimbabwe, Myanmar, Somalia, Yemen. Todos ellos ya han sido atacados abiertamente o en forma oculta. En el tintero le quedaron decenas de países donde intervienen militarmente en forma encubierta.

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