Confesó el autor de una de las mentiras claves para desencadenar la guerra contra Irak en 2003. Rafid Ahmed Alwan al-Janabi fue el informante iraquí, conocido por el apodo de “Curveball”, que inventó las historias sobre Armas de Destrucción Masiva (ADM) de Saddam Hussein.
Ocho años después de la conflagración ha reconocido que tanto las fábricas secretas como los camiones cargados con armas biológicas y químicas eran meras invenciones suyas. ¿Por qué propaló semejante mentiras? En una entrevista concedida al periódico británico The Guardian respondió: “Ellas me dieron la posibilidad de urdir algo que permitiera botar al régimen. Mis hijos y yo estamos orgullosos de ello y estamos orgullosos de que somos una de las causas que dieron a Irak un margen de democracia”.
Janabi un ingeniero químico abandonó Irak en 1995 y en Alemania entró en contacto, en 2002, con el BND, el servicio de inteligencia germano. A los agentes con los cuales trataba contó sus fantasías. Según él llegó a un acuerdo que sus declaraciones no serían transmitidas a terceros países.
El BND, en todo caso, no vaciló en compartir la información con la CIA. Para el gobierno de George W. Bush, que ya se preparaba para atacar Irak, los datos aportados por Janabi le venían como anillo al dedo. Era la justificación perfecta, de cara a la opinión pública, para invadir la nación árabe.
Desde hace mucho que ya se sabe que Irak nunca dispuso de las mentadas armas de destrucción masiva. Ello fue establecido de manera oficial en Estados Unidos a través de una comisión investigadora en 2005. Lo que se desconocía es hasta qué punto el BND cooperó en la farsa.
Según la versión de Janabi se comunicó con su contacto el BND y le reprochó haber roto el acuerdo de no divulgar su información. La protesta le valió ser confinado por tres meses. El tiempo que transcurrió hasta la invasión de Irak.
En rigor las tres razones esgrimidas para atacar Bagdad carecían de toda base. No había armas de destrucción masiva, Irak no estaba en el proceso de adquirir uranio y tampoco tenía vinculaciones con Al Qaeda.
En Estados Unidos los defensores del régimen de Bush alegan que fueron engañados o intoxicados, como dicen en la jerga de inteligencia, por Curveball alias Janabi. Ahora es claro que Washington vio lo que quería ver.
Es la segunda vez que Estados Unidos entra en una guerra de grandes proporciones por un motivo que a la postre resulta inexistente. El conflicto anterior fue el de Vietnam. Allí se esgrimió el supuesto ataque contra un par de destructores norteamericanos por parte de torpederas norvietnamitas como la excusa para iniciar los bombardeos a Vietnam del Norte. Con el tiempo se estableció que el llamado “Incidente del Golfo de Tonkín”, que precipitó la guerra, en realidad nunca tuvo lugar.
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