Mexico-U.S.: The New Limits

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Más allá de los protocolos y discursos de rigor, la reunión que sostuvieron los presidentes Felipe Calderón y Barack Obama puso en la mesa un tema largamente pospuesto, que es el replanteamiento de los límites de la cooperación binacional, a la luz de los alcances que ha adquirido la lucha contra el crimen organizado en México.

De nuestro lado es creciente la urgencia para que Estados Unidos asuma su responsabilidad en el consumo de enervantes, en el control de tráfico de armas y en la detección del lavado de dinero, para diversificar la lucha contra los cárteles, que no puede ser reducida al descabezamiento de esas organizaciones, como con simpleza se suele aconsejar desde EU.

Tampoco quedó fuera de la agenda el tema de la representación diplomática estadounidense en México, que ha de ser revisado en función de la utilidad real que tenga para que la cooperación binacional fluya de manera expedita.

De parte de EU también hubo peticiones extraordinarias, como la solicitud para que se analice la conveniencia de que los agentes de ese país desplegados en México puedan portar armas, tras el asesinato de Jaime Zapata. El presidente Calderón dijo que platicará del caso con el Senado de la República para incrementar la seguridad del cuerpo diplomático asignado a nuestro país, pero dentro de la ley.

Las tensiones y distensiones son normales en diplomacia, mucho más en una relación tan compleja. Lo que parece ser un hecho es que ha llegado el momento de explorar nuevas definiciones en la forma en que ambas naciones abordan un problema común, que en lugar de resolverse se acendra. Cómo avanzar en soluciones innovadoras, sin comprometer la soberanía de ninguno de los dos países.

Acaso un buen ejemplo de buena voluntad y capacidad negociadora es el avance en materia de transporte transfronterizo anunciado ayer, en el que, se dijo, existe ya un “camino claro” para resolver la disputa binacional que data desde 1995. Durante años el problema se mantuvo inamovible. Ninguna de las partes se atrevió a dar un paso que ayudara a los acuerdos, los que finalmente ya se han dado.

Corresponsabilidad efectiva —no sólo declarativa— y nuevos límites de la cooperación serán los ejes de esta etapa, en una lucha que México no puede emprender solo, en tanto que es un problema multinacional con variables ajenas al control exclusivo de los mexicanos.

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