Narc Knocks at the U.S. Door

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Editorial EL UNIVERSAL

Narco llama a la puerta de EU

10 de marzo de 2011

Estados Unidos respalda a México en su lucha contra el crimen organizado y en fechas recientes ha reconocido la responsabilidad que le corresponde en materia de tráfico de armas y altos niveles de consumo de drogas. Pese a ello, la cooperación estadounidense sigue siendo, en esencia, discursiva. Las consecuencias están a la vista: sheriffs y agentes fronterizos sufren ya las mismas amenazas que sus colegas mexicanos.

En una investigación publicada hoy por este diario se revela que los cárteles del narcotráfico mexicanos comienzan a realizar en suelo estadounidense prácticas violentas e intimidatorias hasta hace poco conocidas sólo al sur de la frontera.

Algunos ven la dimensión del riesgo. El director de Inteligencia, James Clapper, aseguró hace un mes ante el Congreso de su país que la amenaza de los cárteles era tal que la administración Obama había decidido elevar a categoría de máxima prioridad el asunto. Las acciones no han correspondido con la preocupación.

Son mínimos los decomisos y los arrestos al norte del río Bravo en comparación con los resultados en México. Quizá porque el plan es centrarse en el consumo, como declaró en 2010 el zar antidrogas de esa nación, Gil Kerlikowske, al prever que para los próximos cinco años se reducirá en 15% la tasa de uso de drogas entre los jóvenes y el número de adictos. Pero si tal es el enfoque, tampoco basta. De la misma forma como se ha criticado al gobierno mexicano por priorizar la labor policiaca frente a la de salud en materia de drogas, así también resulta insuficiente sentarse a esperar que en las próximas décadas Estados Unidos logre reducir a sus adictos.

Existen indicios de que ni siquiera hay una idea clara entre el conjunto del gobierno estadounidense sobre qué debe hacerse. Prueba es la declaración de ayer de la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, en el sentido de que no sabía del operativo “Rápido y furioso” consistente en dejar pasar armas a México para después rastrearlas. Si la funcionaria dice la verdad, se confirma la descoordinación entre agencias estadounidenses de la cual hablaba el presidente Calderón hace unos días, cuando fue entrevistado por este diario.

“Debemos y lo haremos, erradicar esa escoria que le quitó la vida (a Jaime Zapata)”, dijo el secretario de Justicia Eric Holder en el funeral de su agente caído. Son sólo palabras. La realidad es que Estados Unidos carece de la coordinación y la voluntad para frenar el tráfico de armas, la distribución de droga y el consumo entre sus ciudadanos.

Asesinaron a uno de sus elementos, otros más están amenazados. Ojalá Estados Unidos no requiera de otra tragedia para tomarse en serio este problema.

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