Pulling the United States by Its Ears

<--

Las vacaciones de semana santa, los nuevos desastres del invierno y nuestro secular desinterés por lo que ocurre internacionalmente explican la poca atención que los medios en Colombia han prestado a la noticia económica mundial de estos días: el cambio en la perspectiva, de ‘estable’ a ‘negativa’ -no en la calificación, que sigue siendo AAA-, de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, por parte de la firma Standard & Poor’s.

Es la primera vez desde hace 70 años, cuando Standard & Poor’s empezó a calificar la deuda del Tesoro de Estados Unidos, que hay una movida de este tipo. No ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial o la de Vietnam, en circunstancias en que ese país tuvo que hacer enormes esfuerzos fiscales para financiar su gasto militar. En concreto, implica que existe una probabilidad de 33 por ciento de que la calificación de riesgo se rebaje en los próximos dos años. Es una señal a los inversionistas en bonos del Tesoro americano -regados por el planeta y que incluyen a todos los bancos centrales del mundo- para que duden de la salud futura de la economía de EE. UU.

La cosa no es para menos. Se calcula que el déficit fiscal estadounidense alcanzará el 10,8 por ciento del PIB en este año y que la deuda externa bruta del país se acercará al 100 por ciento del PIB. ¿Cómo ha financiado Estados Unidos semejante hueco fiscal? Pues con su Tesorería, colocando bonos en el mercado, y una política monetaria extremadamente laxa, que tiene las tasas de interés en cero y ha llevado a la compra de bonos del Tesoro por el Banco de la Reserva Federal. Es decir, con emisión monetaria pura y simple.

Los inversionistas tendrán que ser un poco más cautelosos a la hora de comprar bonos de Estados Unidos. Las tasas de interés de estos papeles se elevarán y al país le saldrá más caro financiar el déficit. Lo mejor que pueden hacer los estadounidenses, entonces, es reducir el desequilibrio a corto plazo y corregirlo a largo plazo. Tienen, quiéranlo o no, que adoptar unas reformas de fondo. La perspectiva futura no será fácil para la economía mundial.

Los medios especializados y los comentaristas internacionales consideran que la acción de esta agencia calificadora de riesgo tiene un alto contenido político y simbólico. Las cifras del desajuste del gobierno de EE. UU. eran bien conocidas por los agentes económicos. Los inversionistas en bonos del Tesoro sabían del riesgo que corrían hacia el futuro si no se ponía una talanquera al déficit, y estaban a la espera de que ello sucediera. Pero el gobierno gringo se dio el lujo de perder tiempo en confrontaciones inútiles, sin llegar a acuerdos con los republicanos sobre la manera de enfrentar el problema y enrumbar las finanzas públicas del país. Es hora, entonces, de que vuelvan a primar el sentido común y el consenso en la política.

Las consecuencias del jalón de orejas de Standard & Poor’s a Estados Unidos son difíciles de predecir. En lo que nos toca en Colombia, un efecto puede ser el mayor flujo de capital hacia el país (ahora que la misma agencia nos mejoró la calificación como receptores de inversión), lo que contribuiría a fortalecer más la moneda. Eso hace el paso de las reformas por el Congreso -la de regalías y la ‘regla’ fiscal- aún más apremiante, para ahorrar los excedentes de la bonanza externa y evitar el recalentamiento de la economía.

Pero, sobre todo, hay una lección para los gobernantes y los políticos de países como Colombia. Que a los problemas económicos hay que hacerles frente oportunamente. Que no hay que esperar a que las crisis y las señales del mercado impongan las soluciones de emergencia y sea necesario actuar a las carreras.

About this publication