Bin Laden: The U.S. Takes Its Toll

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Bin Laden : Estados Unidos pasa la factura

La CIA, por fin, sale airosa. Después de sonados fracasos que la habían desprestigiado entre los políticos de su país, no olió la explosión de la Unión Soviética, no captó la inminencia del 11 de Septiembre, se equivocó en su convencimiento sobre las armas de destrucción masiva en Irak etc…, la Agencia de Información estadounidense se ha apuntado un estupendo tanto con la liquidación de Bin Laden. La ejecución de la operación ha corrido a cargo del avezado comando “Seal Team 6” de la Marina pero la investigación de años, paciente, trabajosa, la localización del edificio donde se encontraba el terrorista, de sus moradores han sido obra de la CIA. Ahora puede sacar pecho. “9 años y 7 meses para buscarlo y 40 minutos para matarlo” como titula un periódico. Seguir a un leal colaborador de Bin Laden durante años, analizar las peculiaridades de la curiosa residencia donde pernoctaban, fortificada, cara, sin teléfono e Internet con habitantes que quemaban la basura en el interior, …han sido las hebras de la madeja que ha desenredado la CIA.

Obama también marca. En momentos en que su porcentaje de aprobación empata con el de desaprobación(46-46) la eliminación de Bin Laden será una inyección fuerte de popularidad a corto plazo. De aquí a las elecciones, con todo, hay un largo trecho(17 meses) y los ciudadanos están y estarán preocupados fundamentalmente con la economía. Obama, sin embargo, recibe hoy plácemes hasta de dirigentes republicanos. Es lógico, é dio la orden si la operación hubiera salido mal sería despellejado.

Estados Unidos, su prestigio y su reputación se ven asimismo reforzados. El coloso demuestra que quien la hace la paga, que quien hostiga o hiere seriamente a Estados Unidos, los talibanes, Sadam Husseim y ahora, tardía pero ineluctablemente, Bin Laden, el autor del atentado de las Torres Gemelas, del de Kenya, el inspirador de Atocha y de Bali, el que había declarado que “matar a los americanos y sus aliados es nuestro deber”…, acaban pagando la factura en sus carnes. El país, aunque la Administración se muestre serena y cauta en público, exulta.

Se plantean ahora ciertos interrogantes, alguno de ellos ominoso. Al Queda está descabezada pero no borrada del mapa. Parece trabajar con células independientes, se ignora cuantas son y si Bin Laden o alguna de ellas poseía o está a punto de conseguir armas químicas o biológicas. No es descartable que en breve haya algunos atentados espectaculares, la organización querrá vengar a su venerado líder y mostrar que puede hacer daño. El golpe, no obstante, es considerable. galvanizará a algunos pero a otros los desanimará.

Al Queda no estaba en su mejor momento. Su popularidad había decaído en sectores del mundo islámico y resulta curioso comprobar que las revoluciones del norte de África han brotado y discurrido al margen del grupo terrorista y, por el momento, de forma no deseada. Una apertura política o social de las sociedades árabes, si no se tuerce y cae en el extremismo, va en contra de las apetencias de Al Queda. Está por ver donde desembocan

Es paradójico concluir que Bin Laden ha caído a manos de quien hace unas tres décadas eran sus aliados tácitos. El joven saudita, lleno de fervor religioso, había acudido a Afganistán a combatir el comunismo que querían implantar las invasoras tropas soviéticas. Los patriotas afganos luchaban contra los rusos con el dinero de Arabia saudita y las armas de Estados Unidos. Contra los dos se volvería ferozmente más tarde Bin Laden. Ver que los monarcas sauditas recorrían a Estados Unidos, !infieles cerca de las ciudades sagradas!, para proteger a su reino en los momentos en que Husseim invadía Kuwait y rehusaban el ofrecimiento de Bin Laden de reclutar milicianos en el mundo árabe con ese propósito era algo que su fanatismo puritano y su orgullo no podían digerir.

Hay quien sostiene, desde el fundamentalismo o la ingenuidad, que Estados Unidos debería haber capturado vivo al terrorista y juzgarlo. ¿Dónde y cómo podía Estados Unidos hacerlo? El proceso habría removido durante mucho tiempo las aguas peligrosas de los extremistas, creado enormes complicaciones de todo tipo y costado centenares, sino miles, de millones. Que se añadirían al billón largo, sí he dicho billón, de dólares que ha significado el atentado de las Torres Gemelas y sus consecuencias. Lo de someterlo a juicio no era en absoluto realista.

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