EE. UU.: tres puntos ciegos
Por: MOISÉS NAÍM | 8:04 p.m. | 04 de Junio del 2011
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Compartir 1No es que estos sean desconocidos, pero su discusión suele ser transitoria.
Todos tenemos temas sobre los cuales preferimos no hablar. Porque nos avergüenzan, porque son dolorosos o son problemas para los que no vemos solución. Los países también sufren de esto. No es que estos problemas sean desconocidos o que no aparezcan en los debates nacionales. Aparecen, pero su discusión suele ser superficial, transitoria y sin mayores consecuencias prácticas. Son puntos ciegos: problemas cuya importancia es tan obvia como poco lo que se hace para enfrentarlos.
A pesar de su vibrante democracia y su vigorosa protección de la libertad de expresión, la conversación nacional en Estados Unidos también tiene muchos e importantes puntos ciegos. Hay tres dignos de destacar:
El fraudulento gasto militar. EE. UU. es el país con el mayor gasto militar. Gasta el 43% del total mundial y más que el conjunto de los 10 países que le siguen en cuanto a gasto militar. El Pentágono consume cerca de un tercio del presupuesto nacional norteamericano y en los últimos 10 años el gasto militar ha venido aumentando al 9% cada año. En Washington comenzó un reciente debate sobre la necesidad de reducir el gasto militar. Pero los montos máximos de los que se habla son mínimos. Y de lo que se habla poco -y este es un importante punto ciego- es del enorme desperdicio que hay en el gasto militar. Algunas estimaciones lo colocan en un 30% del total. O más. La realidad es que no se sabe: “Los estados financieros del Departamento de Defensa son inauditables”, concluyó la Oficina de Contabilidad del Gobierno hace poco. Esto significa que EE. UU. gasta cada año casi un billón de dólares sin saber cómo. Y, según los auditores, “la falta de controles hace difícil detectar los fraudes, desperdicios y abusos”. Esto no forma parte de la conversación nacional.
El debilitante gigantismo de Wall Street. Conozco una recién graduada universitaria que fue contratada por un banco en Wall Street. Su sueldo anual es de 80 mil dólares. Otro joven, recién graduado de ingeniero, fue contratado por una empresa manufacturera estadounidense por 40 mil al año. Sé que no hay entre ellos mayores diferencias en talento, motivación o preparación académica. Pero la banquera gana el doble. El sector financiero se lo puede permitir: en los últimos diez años captó el 41% de todas las ganancias del sector privado estadounidense. Según Simon Johnson, un economista del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), seis conglomerados financieros controlan activos equivalentes al 60% del Producto Nacional Bruto de EE. UU. A mediados de los 90, esta proporción era el 20% del PNB. Robert Creamer ha calculado que en el 2007 los 50 más importantes gestores de Wall Street ganaron 588 millones de dólares cada uno. El sector financiero ha alcanzado un peso económico y una influencia política enorme. Capta capital, talento y decisiones políticas favorables como quizás ningún otro sector. Este es otro tema que se discute de manera superficial y poco útil. Reinan el inocuo populismo de los políticos y la astuta manipulación de la conversación por parte de quienes no quieren que haya muchos cambios.
La sorpresa hispana. Acaban de salir algunos resultados del más reciente censo poblacional de EE. UU. Los hispanos, que eran 22 millones en 1990, son ahora 52 millones. En 2016 llegarán a 60 millones, el 18% del total de la población de EE. UU. Los anglos han pasado de ser casi el 70% de los estadounidenses en el 2000 a ser el 63%. El poder adquisitivo de la población hispana aumenta aceleradamente y los hispanos residentes en EE. UU. constituyen hoy la clase media de más rápido crecimiento en el mundo. Son muchos y cada vez son más. Pero aún no se sabe bien qué hacer con esta realidad. El aumento del peso económico y político de los hispanos en EE. UU. cambiará al país. Es otro tema mal discutido que deparará muchas sorpresas.
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