El anunciado alejamiento de su cargo del jefe de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado Arturo Valenzuela en los próximos meses será una excelente oportunidad para que Estados Unidos re-examine sus políticas hacia América latina, y revitalice sus lazos con la región.
El momento para hacer cambios no podría ser mejor: El sucesor de Valenzuela deberá dedicarse ya mismo a planear la VI Cumbre de las Américas que se realizará en Colombia en abril de 2012, en la que el presidente Barack Obama se reunirá con la mayoría de los líderes de la región. Asimismo, en los próximos meses Obama tendrá que empezar a bosquejar su plataforma de política exterior para la campaña electoral de 2012.
Si bien Obama es bastante popular en casi todos los países latinoamericanos, Estados Unidos está perdiendo terreno allí, tanto en el ámbito económico como en el político. Las cifras hablan por si solas. La participación de EEUU en las importaciones totales de América latina ha caído del 55% al 32% en la última década, según la Cepal, Mientras China gana cada vez más cuota de mercado, dice el estudio. También las inversiones estadounidenses en Latinoamérica cayeron del 25% al 17% en los últimos cinco años. Y en el ámbito diplomático, la OEA y otras instituciones hemisféricas con presencia de EEUU enfrentan una creciente competencia institucional que excluye a EEUU, como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). No seria justo culpar a Obama por estos retrocesos. Obama heredó la peor recesión estadounidense desde la década de 1930, y ha estado apagando incendios políticos en Irak, Afganistán, Libia y Africa del Norte.
Cuando entrevisté a Obama en marzo, tras su viaje a Brasil, Chile y El Salvador, lo noté mucho más interesado en los temas latinoamericanos. No obstante, todavía no ha producido ningún plan para mejorar las relaciones con Latinoamérica. “Existe la percepción de que falta una visión estratégica de EEUU”, dice la Cepal. “La Alianza para el Progreso”, la “Iniciativa para las Américas” y el Área de Libre Comercio fueron iniciativas ambiciosas de cooperación regional. Hoy no existe nada equivalente.
Mi opinión: Si Estados Unidos quiere dejar de perder terreno en la región, debería pensar en grande. Debería hacer lo mismo que hacen las empresas cuando pierden cuota de mercado: presentan nuevos productos. Por ejemplo, Washington podría aumentar su cooperación en áreas donde todavía tiene un liderazgo mundial, como en la investigación científica y tecnológica, y en la labor académica de sus universidades. Actualmente, sólo el 3% de todas las inversiones mundiales en investigación y desarrollo se producen en Latinoamérica. Y no hay ninguna universidad latinoamericana entre las mejores 100 universidades del mundo, según tres rankings globales, todos encabezados por universidades estadounidenses.
¿Por qué no ampliar el plan de Obama de aumentar a 100.000 el número de estudiantes estadounidenses que vayan a universidades latinoamericanas, y viceversa, para fines de esta década? ¿Por qué no dar incentivos económicos a las multinacionales de EEUU para que establezcan centros de investigación y desarrollo en Latinoamérica?
El cambio de guardia en la jefatura de asuntos latinoamericanos de la Casa Blanca podría ser la mejor oportunidad de Obama para iniciar su campana política de 2012 con un plan cooperación de gran alcance con América latina. Ojalá no la deje pasar.
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