The Hoover Dam andVenezuela’s Electricity Crisis

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En la frontera entre los estados de Nevada y Arizona, se encuentra la represa Hoover Dam. El proyecto fue concebido poco antes de la gran depresión, y a pesar de ésta, los trabajos para construirla se iniciaron en 1931, y concluyeron en 1936.

Tómese nota de eso, en sólo 5 años. Cuenta con un total de 17 generadores, que producen un máximo de 2.074 MW. Técnicamente es definida como una presa de hormigón de arco-gravedad.

Para embalsar las aguas represadas se creó el llamado lago Mead, con una superficie de 639 Km2. Ha servido desde entonces para administrar las aguas del río Colorado, mediante acuerdos logrados con los estados de California, Arizona, Nevada, New México, Utah y Wyoming.

Varios de estos estados comparten superficies desérticas. Hoover Dam se encuentra a 50 Km. de Las Vegas, y desde su inauguración hasta hoy no ha dejado de producir electricidad, de prestar un servicio eficiente, y de representar un atractivo turístico que le garantiza buenos ingresos por ese concepto.

En la actualidad forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos, y está considerada un magnífico exponente de la arquitectura Art Decó.

Usted la puede recorrer en su totalidad, y verificar su eficiencia operativa, la limpieza, el orden y en general la belleza que premia el talento, la disciplina y la conciencia ciudadana.

En nuestro país, en cambio, en pleno siglo XXI, nos ofrecen barcazas. Después de 12 años de asombrosa ineficacia y corrupción, las grandes respuestas del régimen al desmadre eléctrico creado por ellos son: responsabilizar a los ciudadanos y penalizarlos con multas que su normal cinismo llama “contribuciones” si no reducen el consumo; exigir a los empresarios la misma cosa, e incitarlos a comprar plantas, esperando que caiga del cielo la logística que les garantice el suministro del combustible necesario para su operatividad, de manera confiable y oportuna.

Y por último un espectáculo que los venezolanos no podemos dejar de asociar al atraso, a pueblos miserables abandonados a la ira de Dios, a bongos remontando el Arauca, barcazas eléctricas.

Unos lanchones modernos (comprados por cierto a los Estados Unidos según informo Alí Rodriguez) que atracan en algunos puertos y prestan algo así como respiración boca a boca a unas plantas seguramente obsoletas gracias a la revolución, para de allí, con la inmensa dosis de azar que supone cualquier cosa de este régimen, hacer llegar la luz a través de sistemas de transmisión seguramente también obsoletos. Un fenómeno que habrá de ser tan impactante como la llegada del hielo a Macondo.

Y esto ocurre en un país que cuenta, entre otras, con la represa del Guri, una central hidroeléctrica, con una capacidad instalada de 10.000 MW, lo que la hace la tercera más grande del mundo, después de la de Itaipu en Brasil, y la de las Tres Gargantas en China. En el solo embalse de Guri caben 7 lagos Mead.

Pero Guri cayó en manos de la “revolución”, y no hay duda, estas grandes obras de ingeniería pueden soportar terremotos, y otras amenazas naturales, pero son víctimas fáciles de gobiernos ineptos, corruptos e irresponsables.

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