The United States As a Nation

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Hoy día, los Estados Unidos de América celebran orgullosamente el 235 aniversario de su independencia. De acuerdo con Tocqueville en su clásica obra Democracia en América, “el desarrollo de los Estados Unidos ofrece la única oportunidad de ver, a la luz de la historia, el nacimiento y desarrollo de una sociedad nacional”.

De los tres fundamentos sobre los cuales descansa la nacionalidad estadounidense, la raíz histórica en la tradición inglesa de libertad que los colonizadores trajeron desde el otro lado del Atlántico, representa el primero en importancia y en secuencia; segundo, indispensable para la formación de una nación americana separada, fue el inmenso y poco populoso continente que invitaba a los angloamericanos a buscar la independencia y la expansión territorial, al tiempo que proveía la oportunidad para la innovación pionera, la solución federal para una república de muchas repúblicas; finalmente, raíces históricas y oportunidades especiales combinada en la idea de libertad universal con el poder de América, para asimilar los millones de inmigrantes que llegaron al país a llenar espacios abiertos, y a realizar las aparentemente limitadas potencialidades de la tierra de América y de su técnica inventiva.

El carácter de los Estados Unidos como tierra con entradas abiertas (“una nación de muchas naciones”), se hizo tan importante para el nacionalismo americano como su identificación con la idea de libertad individual y su carácter federal. Thomas Jefferson, que en su juventud se había opuesto a la inmigración, deseó en 1817 mantener abiertas las puertas de América, “para levantar un santuario para aquéllos a quienes las injusticias de Europa hayan compelido a buscar la felicidad en otros climas. Este refugio, una vez conocido, producirá reacciones en aquéllos que quedan atrás, al advertir a sus amos que, cuando los males de la opresión egipcia son mayores que los del abandono del país, otro Canaán está abierto y allí sus súbditos serán recibidos como hermanos y protegidos contra la opresión al poder gozar del derecho de autogobernarse”.

Décadas más tarde, cuando la inmigración comenzó a aumentar, Ralph Waldo Emerson fue más allá que Jefferson: creía que “la ventaja capital de nuestra República residía en que, mediante la hospitalidad orgánica de sus instituciones, atraía a su territorio la salud y las fuerzas de todas las naciones y prometía, por una alianza perpetua reeditar las más vigorosas cualidades y realizaciones”. Para Emerson, América era sinónimo de oportunidad. Concepto compartido por muchos inmigrantes.

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