De nada sirvieron las protestas y llamadas de atención de China para que Barack Obama no recibiera al Dalai Lama. El presidente de Estados Unidos hizo oídos sordos a Pekín y, aunque en un encuentro de bajo perfil, se reunió durante media hora en la Casa Blanca con el exiliado líder espiritual del Tíbet.
El Congreso norteamericano -que recibió al líder el 7 de julio- había criticado el hecho de que el presidente todavía no se hubiera visto con el monje tibetano, que ha permanecido 11 días en Washington, donde además de celebrar su 76º cumpleaños, ha asistido a una serie de ritos y conferencias.
“Este encuentro muestra el fuerte apoyo del presidente para proteger los derechos humanos de los tibetanos”, indicó la Casa Blanca.
La reacción de China no se hizo esperar y Pekín ha cursado una protesta formal en la que reclama a Washington “honrar el compromiso que reconoce Tíbet como parte de China”.
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