The United States Faces the Future of Outer Space

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EEUU frente al futuro espacial

Con el fin de los transbordadores la NASA carece de naves apropiadas para enviar astronautas y cargas.

Con el aterrizaje del Atlantis, el jueves último, Estados Unidos cerró un ciclo en la evolución de los viajes espaciales tripulados y sin un nuevo vehículo que suplante a la exitosa serie de los transbordadores que sirvieron de nexo entre la Tierra y el espacio durante tres décadas.

La crisis económica llegó a la NASA, que entrará en una etapa pasiva con un gran impacto social en La Florida. En el Centro Espacial Kennedy y otras dependencias que desarrollan tecnologías de avanzada se perderán más de 7.000 puestos de trabajo muy calificado. Además, resentirá los ingresos turísticos por la atracción que generaba este centro de lanzamiento con centenares de miles de visitantes anuales.

La austera continuidad espacial estadounidense tiene otras metas, como el proyecto Constellation, anunciado por el presidente Barack Obama, y destinado a poner nuevamente astronautas en la Luna y la construcción de una cápsula y un cohete que lleve astronautas a un asteroide y finalmente a Marte. Claro que estos planes no tienen iniciación inmediata y si la Agencia espacial los pudiera poner en marcha ahora, ocuparía a 8.500 personas, contra las 17.000 que dieron vida al centro espacial durante la era de los transbordadores. Lo cierto es que la NASA se quedó sin naves para tareas específicas y depende ahora de Rusia para dotar de suministros y relevos a la Estación Espacial Internacional.

En esta coyuntura también entra la política. Moscú, buscará recuperar la hegemonía espacial perdida en manos norteamericanas, tras el colapso soviético, cubriendo ahora el vacío dejado por los “shuttle” con las legendarias naves Soyuz que, aunque vetustas, son confiables al haberles reemplazado la electrónica analógica por digital. Pero la Soyuz es totalmente incompatible con las naves norteamericanas dadas de baja: la ruta sólo lleva tres astronautas mientras los transbordadores podían llevar hasta siete tripulantes y hasta 30 toneladas de carga.

Si bien Rusia asegura no estar atrasada en tecnología espacial, es evidente que sus presupuestos sólo alcanzan para actualizar el equipamiento existente, porque tampoco ha vuelto a sorprender con nuevos artefactos destinados a la conquista del espacio. Queda, para bien del progreso de la humanidad, la buena complementación que tienen las naciones avanzadas en esta materia para lograr objetivos comunes.

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