The Stupidity of Another Pious Governor

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El señor de la foto es el gobernador de Texas, el republicano Rick Perry, y cree que juntando su cargo político y su afición a rezar va a impedir la segunda recesión en la que parece que cae sin remedio Estados Unidos.

No hay intención de insultar, aunque sí de llamar a las cosas por su nombre, y lo que el gobernador texano convocó el sábado en Houston es una estupidez (según el diccionario: dificultad y gran lentitud para comprender las cosas).

Perry es estúpido porque no comprende aún que la decisión de S&P de eliminar a EU la triple A, por primera vez en la historia, ha sido por el bochornoso espectáculo que han dado los políticos en el manejo de la crisis y la negociación de la deuda. No comprende, por ejemplo, que la negativa de su partido a aumentar impuestos a los más ricos (que, de todos modos son tan ricos que ni se enteran) significa castigar aún más a las clases medias y bajas, mediante nuevos recortes sociales. No comprende, como dijo una muy enojada China este mismo fin de semana, que los estadunidenses son “adictos” a la deuda y que derrochan miles de millones de dólares en estupideces, como mantener un presupuesto de Defensa intolerablemente alto, un gasto tan estúpido que no sirve ni para ganar la guerra a los talibanes.

No dudo del éxito de la convocatoria de Perry. Me imagino a miles de personas cayendo en la estupidez de rezar por la salvación de Estados Unidos, como si Dios no tuviera otras cosas en las que pensar. ¿Por qué no rezaron para que se acabe la hambruna en el Cuerno de África? ¿Por qué no rezaron para que los especuladores de la Bolsa de Chicago dejen de inflar los precios de los alimentos básicos? ¿Habrán rezado estos texanos alguna vez por los reos mandados a ejecutar por el gobernador Perry, el más aficionado de todos a la pena de muerte? ¿Rezará el gobernador Perry al mismo Dios que ordena “No matarás”?

Nunca sabremos la respuesta a estas preguntas. A lo más que podemos aspirar es a estar atentos al arranque de Wall Street esta semana y ver si se desploma o no. Esperemos que no lo haga, por el bien de la economía mundial, aunque tengamos que soportar la imagen del gobernador Perry y sus seguidores cayendo de rodillas y agradeciendo al Cielo la intervención divina.

Si llegamos al extremo de tener que ver nuevas fotos del “gober” texano piadoso, reconvertido en predicador, espero que al menos se vea a algún compatriota ponerse frente a él y que le grite: ¡No es la religión, estúpido, es la economía!

fran@cronica.com.mx

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