Liberalism, from Front to Back

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No hay nada peor para el sector privado que una política liberal mal hecha. El último ejemplo lo tenemos ahora. La obsesión del Tea Party por limitar el gasto público de EEUU, uno de los pocos países occidentales que pueden seguir endeudándose (Dios le da pan al que no tiene dientes…) ha llevado la deuda pública estadounidense a mínimos históricos. Los bonos del Tesoro de ese país están con la menor rentabilidad desde por lo menos 1941, justo el año en el que Standard and Poor’s empezó a calificar deuda pública.

Los bonos del Tesoro estadounidense son ahora el equivalente del oro, porque ese país es demasiado grande para caer. Pero la paradoja es que, con su fundamentalismo fiscal, el Tea Party ha logrado que endeudarse nunca fuera tan barato para Washington, porque ha agravado las dudas sobre el sector privado y, en esa situación, todos compran bonos del Tesoro.

Es el último ejemplo. Bueno, no. Hay otros más cercanos. La política alemana frente a la crisis (Sarkozy poco puede hacer frente a Merkel, aparte de decir ‘sí’) se resume en una palabra: No. No a eurobonos. No a rescate de países. No a un aumento del gasto público en países como Alemania, que tienen más margen para ello (de nuevo: Dios le da pan al que no tiene dientes…). No a más liquidez por parte del BCE. No, no y no. El resultado es que unos meses más tarde Alemania tiene que decir sí, sí y sí. Berlín tiene que acabar poniendo dinero—o garantías, o ambos—para rescatar a los países en crisis. Y el BCE tiene que acabar creando nuevas facilidades de crédito. En otras palabras: la inacción por parte de los Gobiernos y los reguladores hoy es más acción por parte de los Gobiernos y reguladores mañana.

Hay multitud de ejemplos en este sentido. La liberalización financiera de Clinton y Bush hagenerado gran parte de la crisis actual en EEUU. No es algo nuevo. La liberalización de las ‘savings and loans’ (mal llamadas ‘cajas de ahorros’) de EEUU por Reagan provocó una pavorosa crisis bancaria con Bush ‘padre’ que tuvo que ser sufragada por el contribuyente estadounidense. Al final, lo que acabó creando fue una estricta regulación de los créditos hipotecarios en los Estados que más sufrieron esa crisis, como Texas. Si el candidato republicano Rick Perry presume de que su Estado no ha tenido una crisis tan mala como otros, es en buena medida (¡sorpresa, sorpresa!) por la regulación de su mercado inmobiliario.

La liberalización del suelo en España en 1998, sumada a la nula reacción cuando esta crisis estalló en 1998, es una de las causas de esta crisis. El Plan de los 500 días de Yavlinski para reconvertir una economía planificada en otra de libre mercado en Rusia acabó arrojando a ese país en manos de una oligarquía conectada con el Estado. El ‘consenso de Washington’ para América Latina acabó dando más poder al Fondo Monetario Internacional—una institución formada por Gobiernos—en esa región.

No se trata de liberalizar, sino de liberalizar bien. Lo contrario es crear problemas y/o chapuzas.

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