The Blows of Syria, Libya and Obama

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Mientras las falsedades siguen pululando sobre la guerra de Libia, la familia del dictador Guedaffi parece dividida. Uno de los hijos llama a la resistencia , dice que va a reconquistar Trípoli y que cuenta con 20,000 hombres bien pertrechados. Los acontecimientos parecen quitarle la razón. La esposa y tres hijos de Guedaffi han buscado refugio en Argelia, la hija del líder ha dado a luz en la frontera al parecer sin asistencia médica y otro de los hijos afirma estar dispuesto a negociar con los rebeldes. Señales ambas de que el fin del estrafalario sátrapa está cerca. El otrora todopoderoso, el que proclamaba histriónicamente que Libia era la “única democracia del mundo”, es ahora acusado de violación por varias escoltas de su guardia personal que habían sido reclutadas por la fuerza. Los tribunales libios, que no lo entregarán al Tribunal Penal Internacional, no serán muy clementes si es capturado.

En la esfera internacional, los acontecimientos de Libia ponen en evidencia a Siria y son un jugoso tanto para Sarkozy y otro menor para Obama. El dictador sirio Assad pierde terreno a pesar de su implacable represión que debe haber causado 2,200 muertos. Agotó la paciencia occidental, irrita ahora a Turquía y hasta Irán, que lo necesita para armar a Hizbollah en el Líbano y a Hamas en Palestina, comienza a distanciarse. El líder supremo iraní, que tiene el tupé de llamar “régimen despótico y tiránico” al de Estados Unidos y que advierte que el triunfo de las revoluciones del norte de África puede hacer el juego al enemigo sionista, ya pide a Assad que oiga las peticiones de su pueblo. Los ayatollahs, que dieron pucherazo en las últimas elecciones, deben temer que el contagio revolucionario de la primavera árabe tenga efectos en las que están anunciadas para 2013.

En Francia, Sarkozy, en momentos delicados por las acusaciones sobre la financiación de su campaña, obtiene réditos con la operación libia. La conferencia que inaugura hoy sobre el país africano refuerza su protagonismo. El nuevo equipo libio le está muy reconocido. A la conferencia acuden China y Rusia que aún no han reconocido a la oposición a Guedaffi a pesar de que ésta ya controla la capital(sesenta y un países lo ha hecho). Las lentitud y reticencias de Rusia, con un Mevdeved distante y paternalista con los rebeldes, empiezan a ser excesivas y puede que los nuevos dirigentes libios le pasen factura en cuanto se asienten.

La postura de Obama sale reivindicada. El Presidente ha sido criticado por la oposición republicana por su enfoque del tema libio. McCain pedía que Estados Unidos enviara tropas sobre el terreno para derrocar pronto a Guedaffi. Otros muchos encontraban insultante que Estados Unidos cediera el protagonismo, lo nunca visto, a Francia y Gran Bretaña. El Presidente, sin embargo, razonó que una visibilidad excesiva de Washington tendría un impacto negativo en la opinión pública árabe y en la mundial. Por otra parte, involucrado en dos guerras, Afganistán e Irak, que él no había comenzado, encontraba poco atractivo meterse a fondo en una tercera. La actitud de Obama de “liderar desde la retaguardia”,- sin el apoyo de Estados Unidos la Otan no habría podido echar a Guedaffi-, ha resultado la adecuada.

Estados Unidos, a pesar de que sus misiles y aviones sin piloto hayan resultado decisivos, sólo ha gastado unos 1.300 millones en la contienda. Un poco más de lo que le cuesta Afganistán en una semana.

La cuestión libia con todo, no es tema de excesivo relieve ya en Estados Unidos por lo que Obama no podrá explotarla políticamente de cara a su reelección. El país, después del costoso paso del huracán Irene volverá al tema que decidirá las elecciones: la economía y el paro.

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