Lecciones del 11-S visto desde Bruselas
Hace 10 años, la intolerancia y la intransigencia de un puñado de fanáticos conectados en varios lugares del mundo echaron un pulso a
Estados Unidos y con el a todas las sociedades democráticas.
El mundo ha cambiado, pero no como habrían deseado los terroristas que perpetraron los ataques a Nueva York y Washington. Al contrario, ya
en la segunda década de este siglo, las sociedades están cada vez más deseosas de la libertad que los terroristas y fanáticos desprecian;
incluso esos deseos han llegado este año a muchos países árabes que carecían de derechos y libertades básicas.
Entre otras, el 11-S nos deja como lección la importancia de la cooperación transatlántica entre Europa y Estados Unidos. En los años
posteriores a los ataques ambas partes hemos colaborado para combatir juntos y a todos los niveles (judicial, militar, político) esa lacra que
puede tocar cualquier país como hemos comprobado también en Madrid y Londres.
El resultado de esa cooperación ha sido positivo y hoy el mundo es más seguro. Nuestra gran victoria es que esto se ha conseguido sin
renunciar a los valores genuinos que inspiran sociedades como la europea y la estadounidense, es decir, la democracia, la libertad, el respeto a
los derechos humanos, la solidaridad… Como dijo Benazir Bhutto, que también sufrió el terrorismo, “la democracia es la mejor venganza”.
Sin embargo, sigue quedando trabajo por hacer para conseguir que el 11-S nunca se repita. Por ejemplo, Europa y Estados Unidos deben
apoyar a los pueblos árabes que están luchando por su libertad e intentando avanzar en un verdadero proceso de democratización que redunde
en oportunidades y beneficios para ellos, evitando que fundamentalistas disfrazados de demócratas redimidos los lleven a un nuevo
sometimiento.
Además, esa cooperación transatlántica que ha sido clave en la última década para combatir la amenaza terrorista con todos los medios que
ofrece el Estado de derecho debe reforzarse y actualizarse porque la amenaza persiste, pese a los avances conseguidos.
Los líderes del PPE siempre se han distinguido por un compromiso firme en la lucha antiterrorista -tanto dentro como fuera de la UE-, y estoy
seguro de que continuarán trabajando en la misma línea para hacer un mundo más seguro para todos.
Hoy, por supuesto, mi recuerdo y solidaridad está con las familias de las víctimas del 11-S y con todo el pueblo estadounidense, que dio de
nuevo un ejemplo al mundo de cómo salir de la peor de las situaciones con dignidad y sin renunciar a su propia esencia.
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