Lessons the U.S. Can Learn from China

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El día después del anuncio por parte de Standard and Poor’s de la histórica baja de calificación, la agencia oficial de noticias Xinhua indicó “EE.UU. debe ocuparse de sus problemas de deuda crónicos” y agregó que “parecen estar contados los días en que el Tío Sam, agobiado por las deudas, podía despilfarrar tranquilamente sin límites el pedido de préstamos en el extranjero”. Y se agregaba con dureza: “China, el mayor acreedor de la única superpotencia del mundo, tiene hoy todo el derecho a pedir a Estados Unidos que aborde sus problemas de deuda estructurales y garantice la seguridad de los activos chinos en dólares”.

De hecho, los chinos llegaron a pedir que la impresión de dólares estadounidenses sea supervisada a nivel internacional. Los sentimientos chinos son comprensibles. Estados Unidos evitó la quiebra por un pelo, pero la amenaza de insolvencia se mantiene real.

Y los políticos norteamericanos, con sus peleas, desacreditan a la democracia. Los políticos, en lugar de trabajar juntos para librar al país de sus graves problemas, están centrados en sus propias ganancias de corto plazo. Dijo el China Daily : “la crisis de la deuda puso al descubierto los defectos antes que las ventajas del sistema democrático de EE.UU.”.

“Un sistema político de este tipo” agregaba “fue visto por algunos como la forma de gobierno más avanzada de la historia mundial, pero resultó ineficiente e impotente a la luz de los problemas que enfrenta hoy”.

Los chinos pidieron medidas de sentido común, como importantes recortes “al gigantesco gasto militar de EE.UU. y a los abultados costos del bienestar social”, con la advertencia de que, de otro modo, habrá mayores bajas a la calificación crediticia que enturbiarían aún más los mercados financieros globales.

Con suerte, los políticos norteamericanos arribarán a idéntica conclusión . Es simplemente irracional que EE.UU. haya lanzado guerras en Afganistán e Irak y reducido al mismo tiempo los ingresos del gobierno al recortar los impuestos, en lugar de aumentarlos. Hoy, después de miles de muertos en la guerra y el gasto de cientos de miles de millones de dólares, EE.UU. debe librarse del agujero en el que se metió . Los recortes drásticos, al presupuesto militar en especial, son inevitables y pueden hacerse con pocos o ningún efecto sobre la seguridad nacional. Los chinos se levantaron con tanta velocidad en las últimas tres décadas porque como pueblo estaban imbuidos de una sensación de revival nacional luego de un eclipse de un siglo y medio. Es hora de que los norteamericanos también reanimen su país y ubiquen a la revitalización económica por encima de las disputas políticas.

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