La mala noticia para los hispanos en Estados Unidos es la entrada en vigor de leyes durísimas en su contra, como la de Alabama, que obliga, entre otras cosas, a los colegios públicos a comprobar si los estudiantes y sus padres son residentes legales.
La buena es que otros estados ven valor en los inmigrantes de origen hispano, como California, cuyo gobernador, Jerry Brown (demócrata), ha ratificado el Dream Act que concede becas públicas a los universitarios indocumentados.
La ley también permite que los estudiantes indocumentados paguen la colegiatura a precio especial, equivalente a la que pagan los californianos, mientras que los estudiantes de fuera del estado deben pagar un precio más alto.
El Partido Republicano rechaza este tipo de leyes, al considerar que son una especie de amnistía. Además, argumentan que ponen al alcance de inmigrantes indocumentados recursos que han sido financiados por los estadunidenses.
Afirman también que el Dream Act es un incentivo para que otros inmigrantes entren en el país ilegalmente.
Sin embargo, dos gobernadores del Partido Republicano han aprobado leyes similares en Nuevo México y Texas, en donde a Perry (Texas) este respaldo a leyes pro migrantes le ha costado mucho en su campaña por la nominación hacia la Presidencia, como lo comentamos en este espacio la semana pasada.
El tema es que para los hispanos, al final del día, no hay muchos a quiénes irle en las elecciones para intentar sacar adelante leyes federales que los favorezcan.
¿Por quién deben o no votar en las elecciones de 2012? Ese es el dilema para un grupo de electores que es descrito por los analistas como fundamental para las próximas votaciones.
Intentar castigar a los republicanos por su falta de apoyo no hace mucho sentido si vemos que a nivel estatal, dos de los tres estados que han apoyado el Dream Act son republicanos, pero, sobre todo, si tomamos en cuenta que, aun cuando Obama apoya esta ley, el pasado mes de diciembre el Congreso Federal la rechazó gracias al voto en contra de cinco demócratas.
Los políticos en EU saben que el próximo Presidente sólo llegará a la Casa Blanca si consigue el 40% del voto hispano.
Fue el caso en 2004 para Bush, quien obtuvo 40% del voto latino. Pero aun así, la comunidad hispana no recibió ninguna gran reforma de su parte que los beneficiara.
También fue el caso de Barack Obama, que en 2008 se ganó el 62%o del voto latino, el porcentaje más alto, salvo el que logró Bill Clinton (72%)… aunque, de nueva cuenta, nada han ganado nuestros connacionales del otro lado de la frontera con su presidencia.
Tal parece que el lobby hispano tiene que concentrarse en esfuerzos estatales y olvidar los nacionales. En California, Brown fue electo gobernador el pasado mes de noviembre de 2010 con un 63% del voto hispano.
El estado cuenta con 14 millones de hispanos, más de un tercio de la población. Y es ahí, junto con Nuevo México y Texas (ambos estados republicanos) en donde la comunidad hispana ha visto algún resultado sobre sus necesidades.
¿Por quién votar a nivel nacional? La respuesta es estatal… cuando menos, eso indican las políticas actuales en EU.
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