Palestine's UNESCO Membership and Its Consequences

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Por una muy amplia mayoría, 107 países a favor, 14 en contra y 52 abstenciones, Palestina ha entrado a formar parte de la Unesco, la rama de la Onu con sede en Paris encargada de promover la cultura y la educación. Preocupada con la preservación del patrimonio de la humanidad, la Unesco se concentra últimamente en dos objetivos, la promoción de África y la igualdad de género.

La admisión de Palestina ha sido acogida con alborozo en el Tercer Mundo y con consternación en Estados Unidos (Washington, Italia y Alemania… votaron en contra). Los estadounidenses parecen ver dos elementos negativos, el primero es que frena el proceso de paz por el previsible endurecimiento israelí, el segundo es que será un nuevo golpe a la ya alicortada imagen de Estados Unidos en el mundo árabe.

En efecto, la política de Obama de alentar las revoluciones árabes huyendo de cualquier protagonismo parecía haber arrojado algunos dividendos. La reacción americana ante el movimiento de la Unesco los va a despilfarrar, no ya por resultar obvio que Washington estaba detrás de la ofensiva para parar a Palestina sino porque debido a dos leyes de 1990 y 1994 Estados Unidos retirará su aportación económica al Organismo. Las leyes dicen taxativamente que la Administración estadounidense no puede satisfacer cuotas a organismos que admitan a Palestina si el proceso de paz no ha avanzado satisfactoriamente. La dentellada económica al presupuesto de la Unesco es considerable porque la contribución estadounidense asciende aproximadamente del 22%. (Estados Unidos ya había desertado de la Onu hace años y regresaría en 2003 curiosamente de la mano de Bush)

Que los miembros de la Unesco voten así conociendo las presiones y el previsible corte de la ayuda yanquis pone de manifiesto el retroceso estadounidense de los últimos años. Puede concluirse que, a pesar de las esperanzas despertadas por Obama, Estados Unidos es menos admirado ahora, menos respetado y menos temido. La prensa de aquel país, sin tratar excesivamente del tema enredada estos días en la cuestión del acoso sexual del sorprendente candidato republicano Cain, muestra su disconformidad con la decisión de la Unesco. Deduce que es un error aunque no faltan voces, por ejemplo, Richard Haass, director del Council of Foreign Relations, que comprenden que los palestinos solicitaron entrar en el organismo, como hicieron en la Onu, por pura frustración y desesperación de cómo se les trata.

Israel no ha tardado en reaccionar y con artillería pesada. Parece que congelará la entrega de las cantidades que recauda en nombre de los palestinos, lo que será una asfixia económica, y anuncia la construcción de otras dos mil viviendas en los asentamientos, es decir en zonas que en las que la edificación de viviendas judías es considerada ilegal por la comunidad internacional. Es un mazazo al proceso de paz y a los planes de Obama que en período electoral ni encuentra el tiempo ni puede enemistarse con el voto judío. Si gana la reelección y, entonces, hinca el diente al asunto tendrá un nuevo escollo. El primer ministro israelí Netanyahu lo justifica diciendo que con lo de la Unesco los palestinos no parecen tener interés en el proceso de paz. Su justificación tendrá nula receptividad en la comunidad internacional que deducirá, por el contrario, que el gobierno israelí ha encontrado otra coartada para crear hechos consumados que dificultan el nacimiento de una Palestina viable.

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