The U.S.: A Country Rich in Poor People

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Son ya casi dos meses de que los llamados “indignados” se encuentran acampados en Nueva York, Washington, Los Ángeles, Boston, Chicago y muchas otras ciudades, para protestar por la desigualdad económica y social de este país. Lo malo es que la mayoría de sus coinciudadanos simplemente no comparte la opinión de que aquí hay pobres y ricos.

Así lo reveló una encuesta realizada por el diario The Washington Post y el Centro Pew para el Pueblo y la Prensa donde se puede ver que 52 por ciento de los entrevistados considera que es equivocado pensar que Estados Unidos es un país con desigualdad o dividido entre los que tienen y los que no.

Esto en gran contraste con los manifestantes que se llaman a sí mismos “el 99 por ciento” y quienes se lanzaron a las calles indefinidamente sin demandas claras ni líderes, para protestar por el uno por ciento restante que, ellos dicen, son los banqueros, empresarios y políticos corruptos cuya riqueza se ha duplicado en los últimos años.

El movimiento ha recibido apoyo de renombrados expertos como los premios Nobel de Economía Paul Krugman y Joseph Stiglitz, y en un principio contó con la simpatía y admiración de muchos, concientes de que el ingreso de los millonarios es actualmente el más alto desde 1929, cuando la Gran Depresión.

De ahí la sorpresa de que sólo un 45 por ciento de la población crea que hay desigualdad. Cifras oficiales y reportes sobre otras naciones no dejan duda de que aquí la brecha entre los que tienen y los que no crece por día.

Éste, al que constantemente nos referimos como “el país más rico del mundo” en el esquema internacional, está muy abajo, casi al final de la lista, en cuanto a distribución de riqueza e ingresos. De hecho se encuentra junto a Argentina, Irán y Madagascar y muy lejos de naciones como Alemania o Canadá, según el indicador económico Gini, llamado así por el apellido del economista italiano que lo creó.

De acuerdo con cifras del censo dadas a conocer esta semana, existen en Estados Unidos 49 millones de pobres, casi 3 millones más de los que se había dicho apenas en septiembre. Es decir, 16 por ciento de la población es pobre, observándose esa pobreza sobre todo entre los asiáticos y los hispanos. Estos últimos por primera vez rebasan a los negros por 28.2 por ciento y 25.4 por ciento, respectivamente, debido a que grupos inmigrantes participan mucho menos en programas sociales, educativos y de subsidios de viviendas.

Estas nuevas cifras son las más altas que se han registrado desde que se empezó a tener estadísticas de pobreza hace 50 años y en ellas se puede apreciar también una notable disminución de la clase media y que son los ancianos y aquellos en la tercera edad los más afectados. Se estima que una de cada seis personas mayores de 65 años son pobres a causa principalmente de los gastos médicos que enfrentan ante la ausencia de medicina social.

Desde luego hay organizaciones que argumentan que los pobres en Estados Unidos viven hoy día mucho mejor que los más ricos de hace un siglo, y que la típica familia pobre de este país tiene al menos un auto y hogar con mucho más espacio que la familia promedio europea y que cuentan con refrigerador, lavadora, secadora, televisión y horno eléctrico y microondas.

Según la Heritage Foundation, un organismo conservador con base en Washington, los pobres en este país tienen dificultades financieras, pero a diferencia de como lo provueven algunos activistas, no les falta comida, sino dinero para pagar la televisión por cable, el aire acondicionado y otras comodidades derivadas de un alto nivel de vida.

Sin embargo, según el censo, el número de los más pobres entre los pobres también ha aumentado a un nivel récord de 20.5 millones de estadunidenses. Es decir, una en cada 15 personas, equivalente al 6.7 por ciento de la población, la más alta cifra de los últimos 35 años, es excesivamente pobre. Irónicamente los datos indican que éstos se han incrementado, sobre todo en esta resplandeciente capital.

Entendiéndose que los más pobres entre los pobres son aquellos que tienen ingresos de 5 mil 500 dólares al año o familias de cuatro que viven con 11 mil dólares anuales, mientras hay abogados y doctores que cobran hasta mil dólares la hora.

Los “indignados” están acabando con la paciencia de las autoridades y del público que les pide demandas concretas. El invierno tampoco está a su favor, pero con cifras así seguramente no les faltarán adeptos.

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