La DEA y el (encubierto) “lavado” de dinero, Por: Enriqueta Cabrera
Escrito por Enriqueta Cabrera Domingo, 11 de Diciembre de 2011 03:13
Después de la fallida operación Rápido y Furioso, que dejó pasar miles de armas a México destinadas al narco, la DEA —con el aval del
Departamento de Justicia de Estados Unidos— emprendió otra operación de alto riesgo con agentes encubiertos para lavar dinero de las
ganancias de los cárteles de la droga en México, trasladarlo a Estados Unidos y depositar los fondos en bancos estadounidenses donde hay
cuentas del narco para posteriormente enviar recursos a empresas y proveedores de los narcotraficantes. De la operación de lavado de dinero
de los cárteles del narco nos enteramos a través de un reportaje amplio y documentado de Ginger Thompson publicado el domingo pasado por
el New York Times.
También de ello se enteraron los congresistas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que añadirán una nueva investigación a la
que ya realizan desde hace meses sobre el operativo Rápido y Furioso del que nada sabía el gobierno de México, que no hizo más que emitir
una débil protesta y permitió seguir operando en nuestro país, como si nada hubiera pasado, a la Agencia ATF, responsable del mismo. La
diferencia con el lavado de dinero de la DEA es que el gobierno de México sí estuvo enterado, según información del New York Times y que
nadie acá ha desmentido. ¿Y si falla también esa operación, o si ya falló?
Se trata de otra acción encubierta de alto riesgo e inadmisible pero que ha tenido lugar en los últimos años. Nadie sabe ahora cuánto dinero se
ha lavado ni cuáles han sido los resultados del operativo, si finalmente ha tenido “éxito” o si bien ha servido a los cárteles a los que pretende
infiltrar y combatir. Claro, no se puede ni siquiera imaginar que el operativo esté perdido en la corrupción, porque en el caso de los agentes
contratados por la DEA ¡eso nunca ocurre!
¿Alguien en México tiene toda la información de esos operativos y sabe a cuánto ascienden los montos lavados, o qué ha sido de ellos, o qué
información han arrojado, o cuántos narcotraficantes de alto nivel han sido detenidos, o cuáles bancos participan y por qué tienen ahí abiertas
cuentas los narcos, o qué bancos se prestan al juego de mentiras o forman parte de realidades? Sería hora ya de que el Senado de México
abriera su propia investigación no sólo sobre los dos operativos escandalosos, sino sobre la forma en que operan las agencias de Estados
Unidos en nuestro territorio. ¿O habría que esperar el próximo artículo del New York Times?
Una cuestión que llama la atención en la información de Ginger Thompson es que este tipo de acciones encubiertas fueron prohibidas en
México desde 1998 (durante el gobierno de Ernesto Zedillo) tras un operativo transfronterizo a cargo de agentes de aduanas. Operaciones
similares se reanudaron en años recientes. En México ni nos enteramos, ya no digamos el ciudadano común o el analista, ni siquiera el
Senado. El párrafo siguiente del artículo no tiene desperdicio y hace sonar todas las alarmas:
“Pero eso cambió en años recientes, después de que el presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra los cárteles de la droga del país y
enlistó a Estados Unidos para que jugara el rol dirigente (leading role) para combatirlos debido a las preocupaciones de que sus fuerzas de
seguridad tenían poca experiencia y largas historias de corrupción…” La guerra que libra México para detener el ingreso de droga a Estados
Unidos, ¿es dirigida por ellos? ¿Nosotros nada más ponemos el territorio y los más de 40 mil muertos? ¿Es en realidad una guerra que no es
nuestra?
Las operaciones encubiertas de lavado de dinero son supervisadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, ¡vaya, eso nos
tranquiliza! Pero, ¿no son supervisadas por el gobierno de México?
Surgen muchas dudas, por ejemplo, ¿a cuánto ascienden los montos de ganancia de los narco lavados en bancos de Estados Unidos? En el
artículo no se dan cifras exactas, “son muchos”. Pero sí hay algunas pistas, por ejemplo, se afirma que si alguien dijo a los encubiertos que
llevaría 250 mil dólares y llega con un millón, de todas maneras el cargamento pasa y posteriormente es trasladado en aviones del gobierno de
Estados Unidos para ser depositados allá. También se afirma que el Departamento de Justicia debe autorizar el lavado de montos mayores a
10 millones de dólares en una sola operación. Los agentes de la DEA que pasan como lavadores de dinero de cárteles de la droga también
colectan envíos en Estados Unidos y los depositan en bancos de ese país. En resumen, se trata de varias operaciones de cientos de miles, de
millones de dólares cada semana. ¿Qué ha sucedido con ese oscuro y turbio operativo?
¿Cómo pasan sacos de dinero en efectivo a cargo de los agentes encubiertos? ¿Cuál es su destino final?
El año pasado la DEA decomisó mil millones de dólares en efectivo y en activos de la droga (en nuestro país), mientras que México decomisó
sólo un estimado de 26 millones en investigaciones de lavado de dinero. Las sumas palidecen si se considera que el dinero de la droga que
fluye entre los dos países asciende a entre 18 mil y 39 mil millones de dólares, según Ginger Thompson.
El operativo de la DEA es para México riesgoso e inaceptable si se consideran por lo menos dos cuestiones: la amplia “experiencia” que tienen
los bancos en EU en el lavado de dinero de la droga que se vende y circula en el mayor mercado de estupefacientes en el mundo; y la
obligación que tendría la Unión Americana de estar haciendo en su propio territorio lo que significaría una colaboración igualitaria, allá no se
combate ni el consumo, ni el tráfico de droga, ni el lavado de dinero, ni el tráfico de armas. México está comprometiendo mucho, su propia
soberanía.
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