Plan Backfired

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Posted on January 6, 2012.

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Miércoles 28 de diciembre de 2011

El tiro por la culata

06:23 pm

Por: Sergio

Obama se fortalece políticamente con el estrepitoso fracaso de una burda maniobra política del liderazgo republicano y el “Tea Party” en la Cámara Baja. Enfrentado a una nueva provocación de la extrema derecha republicana en la Cámara de Representantes, este fin de año el presidente Barack Obama obtuvo una victoria que aunque provisional, es importante estratégicamente. Así lo vio Mitch McConnell, el líder del Partido Republicano en el Senado, Karl Rove, de la cúpula del establecimiento político del partido, la archiconservadora página editorial del Wall Street Journal y distinguidos académicos de Think Tanks no menos conservadores, como Norman Ornstein del American Enterprise Institute.

El tema de la controversia en esta ocasión fue el rechazo inicial en la Cámara de Representantes a aprobar una extensión de dos meses de los recortes fiscales de las nóminas para 160 millones de trabajadores, un proyecto de ley que ya había sido aprobado en el Senado con el voto de los republicanos en el Senado.

Contra toda lógica, el experimentado líder de la Cámara de Representantes, John Boehner, no pudo controlar a un puñado de políticos novatos del Tea Party y le lanzó un reto al Presidente pensando, equivocadamente, que con la bravata le acorralaba. Calculando mal su fuerza el liderazgo republicano en la Cámara Baja conminó al Presidente a ordenarle al Senado regresar de sus vacaciones de Navidad para renegociar los plazos del proyecto de ley ya aprobado.

Inteligentemente, Obama aprovechó la oportunidad que le ofrecían y utilizando una estrategia diferente a la que empleó durante el debate para fijarle un techo a la deuda pública, esta vez el Presidente se abstuvo de participar en las negociaciones del Congreso y salió de la Casa Blanca para hacerle notar a la gente común y corriente la terquedad de un Congreso que se opone a cualquier compromiso y a explicarle cuáles serían las consecuencias que la maniobra de los republicanos tendría en los bolsillos de los contribuyentes.

La rebelión duró poco. Los rebeldes se rindieron a la primera escaramuza y Obama ganó el pulso. Antes de salir de vacaciones el Presidente firmó la ley en cuestión mientras Boehner admitía que lo hecho “no fue, quizá, la maniobra política más inteligente posible”. La victoria de Obama, por otro lado, fue un triunfo político importante aunque provisional.

A su regreso a Washington y antes de que se cumpla el plazo de dos meses, el Congreso tiene que ponerse a trabajar en una nueva ley que reduzca el déficit presupuestal mediante una combinación de aumento a los impuestos y recortes al gasto. Mientras tanto, la popularidad de Obama ha tenido un repunte según reporta la encuesta del Washington Post y las seis encuestas que registra Real Clear Politics, que muestran un índice de aprobación del 49%.

La gran pregunta, sin embargo, es si a Obama le basta con este tipo de triunfos limitados y esporádicos para convencer a los votantes de que el país empieza a recuperar el rumbo perdido.

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