When Will China Catch Up with the United States?

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Todos sabemos que China viene creciendo a un ritmo acelerado desde años atrás, a una velocidad que ningún país ha podido igualar ni tampoco seguir de cerca. En la última década ha tenido un crecimiento promedio de 10,5% del PBI y los pronósticos señalan que para la presente su crecimiento estará alrededor del 7,75%, mientras que para EE.UU. consideran que esta década su economía crecerá solamente a un promedio de 2,5%.

Sin embargo, la economía estadounidense sigue representando una cuarta parte del PBI mundial, mientras que la de China con todos sus logros no llega ni a la mitad de su competidora.

La revista inglesa “The Economist” informa que China exporta un 30% más que EE.UU. y logra un 40% más en inversión de capital fijo. China es ya el primer país manufacturero del mundo, donde se compran más carros nuevos al año, así como el lugar que mayores patentes registró a favor de sus residentes el 2011.

Es evidente que China, con más de 1.300 millones de habitantes, es el país con mayor velocidad de crecimiento del mundo y, gracias a ello, la economía mundial mantiene sus esperanzas de recuperación en medio de una crisis que golpea severamente a Europa en su conjunto, con repercusiones impredecibles.

Nuestro ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, ha llegado a decir que todos los peruanos deberíamos “prenderle una velita” a China para que su economía mantenga el ritmo de importaciones y así no perjudicar nuestras exportaciones.

Si bien los pronósticos de los especialistas sobre las economías del Perú, Colombia y Chile son auspiciosos para esta década, ello indudablemente dependerá del comportamiento de otras economías en este mundo globalizado. Quizá no se ha valorado suficientemente el significado del resurgimiento asiático que se viene produciendo de manera general en las últimas décadas. Recordemos cómo se transformaron los denominados tigres asiáticos (Corea del Sur, Singapur, Malasia, etc.) en los últimos cincuenta años, tanto que lograron superar la condición de subdesarrollados y pasaron a la de desarrollados.

Mientras el lejano oriente sigue progresando vertiginosamente, la situación es distinta en el cercano y mediano oriente, en que las guerras, conflictos bélicos y desórdenes internos han detenido su crecimiento económico.

Por eso, esta es una buena oportunidad para que los países más modernos de América Latina se concentren en su desarrollo, piensen en las oportunidades que tienen por delante y no las desperdicien, como ha ocurrido otras veces.

A pesar de que los principales analistas y publicaciones serias señalan que la economía de China sobrepasará a la de EE.UU. antes de finalizar esta década; de ocurrir ello, el PBI per cápita de los estadounidenses será cuatro veces mayor, por cuanto su población total solamente llega a los 300 millones de habitantes.

Aunque los gastos de defensa chinos siguen aumentando, todavía son cinco veces menores a los de EE.UU. Los cálculos actuales señalan que no será sino hasta mediados de la próxima década que los gastos en defensa sean similares para ambos países. Lo cierto es que China es un país en ascenso y EE.UU. uno estancado, sin síntomas de recuperación, en el campo económico.

Si mantiene la tendencia, antes de terminar esta década, la economía China sobrepasará a la estadounidense y lo propio ocurrirá unos años después con el poderío militar, lo que convertirá al país asiático en la futura potencia hegemónica, desplazando a EE.UU.

No se debe despreciar, empero, la capacidad de reacción del país del norte, que demostró ser decisiva en las dos conflagraciones mundiales del siglo pasado.

Desafortunadamente, China no muestra ningún avance político en el campo democrático.

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