The Report on the American Decline That Obama Stressed

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Que la política hace a extraños compañeros de cama es algo bien conocido. En este caso, la pareja son Robert Kagan y Barack Obama. Kagan es uno de los más influyentes intelectuales del conservadurismo americano, y no sólo porque como están demostrando las primarias, la sofisticación intelectual no se haya convertido en la especialidad de los republicanos. Los textos de Kagan tienen un impacto profundo y duradero sobre la manera que los estadounidenses tienen de ver el mundo: en Poder y Debilidad (2002) acuñó una de las afirmaciones que le hizo famoso: “los europeos son de Venus ( la diosa del amor), los americanos son de Marte (el dios de la guerra)”. Y en “El retorno de la historia y el fin de los sueños” desafió la conceptualización del orden posterior a la guerra fría como un orden en el que (fin de la historia, Fukuyama dixit) la democracia liberal y la economía de mercado habrían triunfado irreversiblemente.

Kagan nos ofrece ahora un texto interesantísimo, “Contra el mito del declive americano” preludio de un nuevo libro, “El Mundo que América hizo”. En su artículo, Kagan desmonta punto por punto la tesis del declive americano. “¿Declive?”, se pregunta Kagan. “¿Comparado con cuándo?” y, sobre todo, “¿comparado con quién?”.

Muy eficazmente, Kagan nos lleva de la mano por el supuesto mundo en el que EEUU era hegemónico, para mostrarnos como un mito el hecho de que Washington alguna vez pudo hacer lo que quiso: desde el Sputnik hasta la guerra de Corea, pasando por la crisis de los misiles cubanos y Vietnam, EEUU sufrió y mucho, nos dice Kagan, para imponer su voluntad.

Según Kagan, la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor es falaz. Lo mismo puede decirse del auge de China. Claro que China está en auge, dice Kagan, pero una cosa es crecer económicamente y otra convertirse en una superpotencia. China no lo es, nos recuerda Kagan, tampoco quiere serlo, insiste, e incluso en el caso de que quisiera serlo, tendría que hacer frente a extraordinarias dificultades (una no menor la de que uniría a todos sus vecinos contra sí). El declive no es una realidad, es una opción, concluye Kagan. Si creemos en el declive, acabaremos viéndolo venir.

Dicen los analistas que Obama se devoró el ensayo, que lo subrayó profusamente y que lo comentó punto por punto por sus asesores. Incluso lo citó en su discurso sobre el estado de la Unión del 24 de enero cuando afirmó “cualquiera que diga que American está en declive o que nuestra influencia está en retroceso, no sabe de lo que está hablando”.

Nada que objetar, claro está, si no fuera porque Kagan está asesorando a Romney en materia de política exterior, algo muy visible en el hecho de que el Libro Blanco de la campaña de Romney haga suyas las tesis de Kagan (seguramente incluso estén redactadas por él) hasta el punto de que Romney acuse a Obama de “pensar que América está en declive”.

Una de dos, o el texto de Kagan es magnífico y ha convencido al Presidente y al principal candidato a Presidente (el sueño de cualquier analista), o es lo suficientemente superfluo para convencer a dos personas que necesitan de antemano convencerse de la misma cosa. Lo dejo a su elección.

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