Un viejo “enemigo” de Rick Santorum ha “poseído” la campaña de las primarias republicanas: el Diablo.
Desde que comenzó la campaña por la candidatura que enfrentará en noviembre al demócrata Barack Obama, Santorum nunca ha ocultado su fervor católico, al contrario, ha hecho gala de su versión más intolerante, pero sí omitió su obsesión por el diablo, consciente de que, si ya se ha ganado las simpatías de los estadunidenses que votan con la Biblia en la mano, no puede permitirse el lujo de presentarse ante el electorado moderado y ante los independientes como un fanático atemorizado con la presencia del maligno.
Y, sin embargo, es justo lo que ha pasado. Una mano negra (¿quizá el propio Satanás?) ha querido que resucite en las redes sociales el discurso que dio en 2008 el senador católico, de origen italiano, ante estudiantes de la Universidad Ave María. Esto es un extracto de lo que dijo; no tiene desperdicio:
“El diablo ataca a Estados Unidos porque es el único país bueno, decente, poderoso e influyente que queda en la tierra. Si tú fueras Satán ¿a quién atacarías ahora? No hay nadie más a quién perseguir que a Estados Unidos y esto ha sido así los últimos 200 años”.
“Hasta en la NBA”. En su visión apocalíptica, Santorum explicó que “en los primeros tiempos Satán no tuvo mucho éxito, porque nuestras bases eran fuertes; pero, poco a poco, el ácido y poderoso paso del tiempo corrompe hasta las bases más sólidas. Y Satán ha logrado atacar a nuestras grandes instituciones, utilizando los vicios del orgullo, la vanidad y la sensualidad para destruir nuestras raíces”.
“La corrupción ha penetrado en la cultura, las costumbres y la decencia, y está por todos lados —dijo—, en un concierto de rock, en una película, en la NBA…”.
“Ayatolá Santorum”. Las burlas y críticas en las redes sociales no se han hecho esperar y muchas coinciden en esa “deriva iraní” del precandidato republicano, al que muchos llaman ya “El ayatolá Santorum”, por su empeño en “contaminar” toda su campaña con la religión, incluso con ataques al presidente Obama, al que considera “poco religioso” o un “ateo”, un insulto para la mayoría de los estadunidenses.
El precandidato republicano corre peligro de ser acusado por parecer más un clérigo fundamentalista que un político capaz de sacar al país de la crisis, si no corrige rápidamente su obsesión por mezclar lo religioso con lo terrenal. Por eso, trató hace dos días en un mitin en Arizona —que celebra primarias el martes— de esquivar el tema admitiendo que sí, que cree “en el Bien y en el Mal”, pero quitando importancia al señalar que el suyo fue “un discurso viejo ante un grupo religioso” y que no es “relevante” para la campaña.
Los electores, sin embargo, sí ven el asunto relevante y la prueba está en que mientras Santorum gana con estas declaraciones más adeptos entre los votantes republicanos, según las últimas encuestas, que advierten, por otro lado, que con este tipo de discurso, Obama ganaría al republicano por goleada.
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